Se dirigió donde solían encontrarse, en el sauce llorón, viejo arból complice de encuentros secretos, estaba tan silencioso que ni siquiera escuchaba las suaves melodías del oleaje del lago.
Llegó y acarció su pelo, ella ya había presentido su llegada, gira muy lentamente y lo mira absorta, no había querido mirarlo después del accidente, mejor dicho después de su muerte.
Se quedaron mirando por largo tiempo, entre ellos no hacían falta las palabras, fuerón momentos mágicos, ella hacia un tremendo esfuerzo para no desfallecer..........¿era la despedida?
De pronto escucharón melodías suaves, celestiales y mágicas que los envolvia, sus cuerpos una vez más estuvieron unidos, fue algo más que eso, fue una entrega absoluta, mágica llena de amor, fue una mirada eterna al corazón.
No hubo tiempo de reaccionar, sus manos acariciaron su rostro , su boca se posó en sus labios, sus cuerpos estaban enlazados, quietos, como petrificados, hasta temblorosos de tanta felicidad, el tiempo se paralizaba, el ritmo del corazón comenzó a latir cada vez más fuerte, ella se sentía plena, estaba con el hombre que la había logrado hacer sentir, vibrar con cada una de sus caricias, él sabía exactamente cuales eran sus anhelos más profundos.
Estaba agotada pero feliz sabía que esta no era la despedida, ya no quedaba nada, el tiempo se acortaba, poco faltaba para seguir unidos en ese mundo, que la esperaba, una lagrima cayó sobre sus labios, era de una infinita felicidad, pronto estarían unidos por la eternidad.