EL ORDEN DE DIOS: EL UNO Y DOS (1 Y 2)
Publicado en Feb 16, 2010
EL ORDEN DE DIOS; EL UNO Y DOS (1º Y 2º)
Sabemos por la Palabra de Dios, que el Espíritu de Dios, el Verbo, Cristo, el Hijo de Dios, es quien ha dado a conocer al Padre, porque a Dios como Espíritu que es, nadie le ha visto jamás. En su Palabra es donde podemos llegar a entender y conocer a Dios, como lo dice claramente en Jeremías 9:23-24: Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. Más alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme (uno) y conocerme (dos), que yo soy Jehová, que hago misericordia, justicia y juicio en la tierra, porque estas cosas quiero, dice Jehová. Colosenses 2:2-3 dice: Para que sean consolados sus corazones, unidos en amor, hasta alcanzar todas las riquezas del pleno entendimiento, a fin de conocer el misterio de Dios el Padre y de Cristo (uno y dos); en quien (ese misterio) están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento (uno y dos). En ella encontramos que en: Génesis 1:1: En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Génesis 1:2: Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo; y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Observamos que la Biblia en Génesis el primer relato de la Creación es de manera generalizada; y para ello utiliza dos versículos: el primer versículo dice que Dios (el Padre) o primer Ser que encontramos, creó los cielos y la tierra; y miramos que dice que creó dos cosas: la primera: los cielos; la segunda: la tierra. En el segundo versículo hallamos en quien los creó, pues dice: la tierra estaba desordenada y vacía (uno y dos); y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo; y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Notamos que la tierra tenía dos características: primera: desordenada; segunda: vacía. Encontramos aquí otros dos elementos: primero: las tinieblas; segundo: el abismo; luego encontramos el segundo Ser: el Espíritu de Dios (el Enviado-el Verbo-el Logos-La Palabra-el Mesías-Cristo- el Hijo de Dios, que salió de Dios, y por eso es su Hijo, por salir del Padre: Juan 13:3 y 16:28); dice que ese Espíritu Creador (Salmo: 104:30 y 33:6) se movía ¿Sobre qué? Sobre la faz de las aguas (más adelante en la creación observamos que estas aguas fueron separadas por los cielos en dos aguas: las primeras quedaron debajo de los cielos; las segundas: encima de los cielos (Génesis 1:7 y Salmo 148:4). Notamos que hay dos elementos por decirlo así: primero: faz del abismo; segundo: faz de las aguas. Para proseguir debemos ver Bíblicamente, quién es el Padre o primer Ser, y quién es el Hijo, o segundo Ser. Para empezar recordemos que la Biblia dice que Jehová es uno: Deuteronomio 6:4 Oye, Israel, Jehová nuestro Dios, Jehová uno es (Primer Ser). Este primer Ser o Dios es Espíritu (Juan 4:24); es luz: 1ª de Juan 1:5 y Jesucristo es luz: Juan 8:12);es amor (1ª de Juan 4:16); es fuego consumidor (Hebreos 12:24; Jesús viene en llama de fuego: 1ª a los Tesalonicenses 5:5); es fuente o manantial de aguas vivas (Jeremías 2:13 y Jeremías 17:13); es Padre de los espíritus (Hebreos 12:9 ); es Verbo-Palabra (Juan 1: 1:2). Primer Ser=1 El segundo Ser: salió del Padre de los Espíritus (salí del Padre y voy al Padre), y por salir de él, es Espíritu como él, es el enviado, el Mesías, Cristo (de allí su preexistencia); y al Padre le agradó que en él habitase toda la plenitud de la deidad(Colosenses 1.19 y 2:19), es también: Luz ; es fuente o manantial de aguas vivas; Padre de los espíritus: como Espíritu, Mesías o Cristo (este es el título) creó al ejército de los cielos con el aliento de su boca: Salmo33:6 ; es amor; es Verbo-Palabra (Juan 6:63); Segundo Ser, igual al Padre (Filipenses 2:6 ). El segundo relato es descriptivo o detallado, ya que nos dice como y en que orden fueron hechas las cosas, y comienza en Génesis 1.3 en adelante, allí dice: Y dijo Dios, sea la luz, y fue la luz; de la luz (Dios), salió la luz (Cristo-Hijo de Dios) el uno y dos; en el Salmo 36:9 dice: Porque contigo está el manantial de la vida; en tu luz, veremos la luz; el uno y dos; en Juan 1.4 dice: En él estaba la vida ( en el Verbo), y la vida era la luz de los hombres; Juan 6:63 dice: el Espíritu es el que da vida (igual al Verbo), la carne para nada aprovecha; las palabras que yo he hablado son espíritus y son vida (uno y dos). En Hebreos 1:3 hallamos: el cual siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados, por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas ( el uno y dos); en 2ª los Corintios 4:6 dice: Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz (el uno y dos), es el que resplandece en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de Dios, en la faz de Jesucristo (el uno y dos); porque en Juan 1:18 encontramos: A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo (el Espíritu Santo atributo del que se despojó el Hijo, porque aquí hablaba Jesucristo que estaba presente en la tierra), que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer (el uno y dos). Y prosigue diciendo que separó Dios la luz de las tinieblas (dos elementos: luz y tinieblas); más adelante dice que llamó a la luz, Día, y a las tinieblas, Noche (el uno y dos). Es necesario recordar que Dios es luz, y que Jesucristo dijo en Juan 8:42: Yo soy la luz del mundo; no olvidemos que la luz que salió del Padre es su Santo Espíritu, y que por salir de él, es su Hijo, a quien Dios envía a crear en Espíritu y con el título de Mesías o Cristo. Observemos que Dios opera en Espíritu como es él, como Padre (Dios) y como Hijo (Espíritu Santo-Cristo o Verbo-Palabra), el uno y dos; y que el Hijo opera como Espíritu-Cristo, y en carne como Jesucristo (uno y dos), hasta la resurrección en que es ya espíritu vivificante, o estado actual en que está sentado a la derecha de la gloria del Padre (uno y dos); como Espíritu Santo o igualdad con el Padre, atributo del cual se despojó, engendra a Jesús, y vuelve al Padre; el Espíritu Santo es a quien Dios manda que resucite a Jesucristo, y de nuevo vuelve al Padre, de donde en Pentecostés, Jesucristo lo envía como el Consolador, el Verbo, la Palabra, el Espíritu de Dios, que es quien convence al mundo de pecado, de justicia y de juicio, y como Espíritu de Dios, como la Palabra de Dios, hoy mora en nosotros (dentro de nosotros no hay un ser Hijo de Dios, sino el Verbo, la Palabra, el Espíritu de Dios, y eso es lo que hablamos, y testificamos por donde quiera que vamos). Y prosigue así: y fue la tarde y la mañana un día (el uno dos), de igual forma sucede todos los seis días. Luego dice: Haya expansión en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas; al hacer Dios la expansión, separó las aguas que estaban debajo de la expansión, de las aguas que estaban sobre la expansión; a esta expansión llamó Dios cielos; quedando el cielo arriba donde está su trono, y los cielos que fueron dejados a la Creación, los cuales se contaminaron por el pecado (el uno y dos). Después mandó Dios que se juntasen las aguas que quedaron debajo de la expansión, en un lugar, y descúbrase lo seco; y llamó a lo seco Tierra, y a la reunión de las aguas, Mares (el uno y dos 2ª de Pedro 3:5). Notamos que como salió el Hijo del Padre, de igual forma sale la Tierra de los Mares (el uno y dos); luego mandó que la Tierra produjera hierba verde (sin semilla) , y hierba verde que diera semilla (el uno y dos). Continúa Dios creando en su Hijo, en Cristo, en el Espíritu Santo, el Verbo, la palabra (2º de Pedro 3.5), y crea las dos lumbreras: el sol o lumbrera mayor, para que alumbrase de día, y la luna, lumbrera menor, para alumbrase en la noche (el uno y dos). Después mandó Dios que las aguas produjeran seres vivientes, y aves que volasen sobre la expansión (el uno y dos); al bendecirlos, les dijo: fructificad y multiplicaos (el uno y dos); luego mandó que la tierra produjera seres vivientes, bestias y serpientes (el uno y dos); animales y reptiles (el uno y dos). Luego dijo Dios al Hijo o Espíritu Santo o Cristo: hagamos (tú y yo, el uno y dos) al hombre a nuestra imagen, y conforme a nuestra semejanza (el uno y dos); hizo Dios al hombre: varón y hembra los creó (el uno y dos); los bendijo diciendo: fructificad y multiplicaos (el uno y dos), llenad la tierra y sojuzgarla (el uno y dos); y señoread en los peces del mar, y en las aves de los cielos (el uno y dos); en las bestias de la tierra (animales y reptiles, el uno y dos). Luego dice que reposó Dios el séptimo día, y lo bendijo y lo santificó (el uno y dos). En Génesis 2: 7: Detalla la Biblia como Dios formó al hombre del polvo de la tierra; el hombre formado del polvo, no tenía vida; y fue necesario que el Hijo, el Verbo, el Espíritu Santo, en quien estaba la vida, soplase al hombre aliento de vida, y fue así que el hombre vino a ser alma viviente, demostrando la palabra que el Espíritu es el que da vida, y que la carne para nada aprovecha. Vemos que el alma viviente consta según la Biblia, de dos partes: cuerpo y espíritu (el uno dos). El primer hombre formado del polvo es carnal (Adán, alma viviente); el segundo hombre engendrado por el Espíritu, por la Palabra, que es el Señor (espíritu vivificante), es del cielo, celestial (1ª a los Corintios 15:47; el uno y dos). Dios hizo al hombre del polvo de la tierra, en la tierra; la Biblia afirma que Dios plantó un huerto, y puso al hombre allí (tierra y huero, el uno y dos); ¿Para que lo puso allí? Para que lo labrase y lo guardase (el uno y dos). En medio del huerto plantó Dios al árbol de la vida y el árbol de la ciencia del bien y del mal (el uno y dos); del árbol de la ciencia del bien y el mal (el uno y dos), mandó Dios al hombre que no comiese, porque moriría (el uno y dos). Más adelante dijo Dios no ser bueno que el hombre estuviera solo, y promete hacerle ayuda idónea (el Padre tuvo su ayuda idónea en el Hijo, en quien reposó); hace caer al hombre en un sueño profundo, y de una de sus costillas, le saca a la mujer (el uno y dos);. La Biblia afirma que el Hijo salió del Padre; la tierra del agua, y ahora, de la misma forma, la mujer sale del hombre; el orden de Dios en toda la Creación y todo lo que Dios ha establecido; esta primera Creación fue sujetada a vanidad, por causa del que la sujetó en esperanza (Romanos 8:20; vanidad y esperanza; el uno y dos de Dios). Este orden de Dios, el uno y dos, lo vemos en toda la Biblia; miraremos algunos de ellos. El libre albedrío u oportunidad de elegir que Dios le dio al hombre, contempla dos cosas: el bien y el mal (el uno y dos) La Biblia empieza en Génesis (Bere-sit) el principio, y cierra con Apocalipsis, o fin (el uno y dos). Jesucristo dijo: Yo soy el Alfa y el omega; el principio y fin; el primero y el último (el uno y dos). Orden de llegada: los primeros serán postreros (el uno y dos). Éxodo (estos son los nombres-salida; del Padre salió el Hijo; el uno y dos). Levítico (Y llamó, o primera ley); Deuteronomio (segunda ley o copia de la ley; el uno y dos). Fueron salvados de las aguas: Noé y Moisés (el uno y dos): el juicio del diluvio en agua; el juicio final en fuego (uno y dos); el juicio de Sodoma y Gomorra, Adma y Zeboim fue con fuego y azufre (el uno y dos). Israel fue sacado del pueblo gentil, en la persona de Abraham (dos pueblos; el uno y dos); de Abraham desciende Israel y los Árabes o Ismaelitas (el uno y dos), de Isaac: Esaú y Jacob (el uno y dos); de Jacob, 12 tribus (el 1 y 2); de José: Efraín y Manasés (el uno y dos). Moisés: Libertador de Israel; Jesucristo: Libertador del mundo (el uno y dos). Moisés sube al monte por las primeras tablas de la ley, las cuales rompió; luego sube por las segundas, las cuales permanecen (el uno y dos). Las tablas de la ley eran dos (el uno y dos); encontramos el arca de Noé, y el arca del pacto (el uno y dos); la vara Aarón, y la vara de hierro de Jesucristo (el uno y dos); el sacerdocio Levítico, y el sacerdocio de Jesucristo (el uno y dos); el primer templo, y el segundo templo (el uno y dos); la comida enviada del cielo: maná, y después codornices (el uno y dos). La Biblia se divide en: Antiguo Testamento y Nuevo Testamento (el uno y dos); el período antediluviano se vivió en dos lugares: en el paraíso y fuera de él (el uno y dos). De Abraham hasta Juan el Bautista (el uno y dos), va: la ley y los profetas (el uno y dos); la gracia tiene a: Cristo en la carne y Cristo en el espíritu vivificante (el uno y dos); el gobierno de Israel fue de dos formas: jueces y reyes (el uno y dos). Reyes utilizados para escribir la Palabra de Dios: David (Padre) y Salomón (hijo; el uno y dos). Las salutaciones de las cartas tienen dos promesas: gracia y paz (el uno y dos); la Biblia habla de dos palos: palo de Efraín y palo de Judá (el uno y dos); el templo constaba de dos partes: el lugar santo y el lugar Santísimo (el y dos); Jesucristo fue crucificado en una crus de dos palos (el uno y dos); hay dos resurrecciones: 1ª y 2ª resurrección (el uno y dos); dos Jerusalén: la terrenal y la celestial (el uno y dos); el trono de Dios tiene dos cimientos: justicia y juicio (el uno y dos); la iglesia tiene dos partes: Cristo, la cabeza; los miembros son el cuerpo (el uno y dos); Cristo nos hace reyes y sacerdotes (el uno y dos) Veamos lo que dice la Biblia del Hijo de Dios en el Antiguo Testamento. Al introducir proféticamente al primogénito en la Creación: Deuteronomio 32:43: Alabad, naciones, a su pueblo; porque el vengará la sangre de su siervos; y tomará venganza de sus enemigos. Y hará expiación por la tierra de su pueblo (Hebreos 1:6). Salmo 2:12: Honrad al Hijo, para que no se enoje,, y perezcáis en el camino; pues se inflama de pronto su ira. En el Nuevo Testamento, veamos citas relacionadas al Padre y al Hijo: Mateo 5:17: Y hubo una voz de los cielos que dijo: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia. Mateo 11:25-27: En aquel tiempo respondiendo Jesús, dijo: Te alabo oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños. Sí, Padre, porque así te agradó. Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre, y nadie conoce al Hijo, sino el Padre; ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar (Lucas 10:22). Marcos 3:11 y Lucas 4:41: Y los espíritus inmundos al verle, se postraban delante de él, y daban voces, diciendo: Tú eres el Hijo de Dios. Marcos 5:17 y Lucas 8:28: Y clamando a gran voz, dijo ¿Qué tienes conmigo Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te conjuro por Dios que no me atormentes. Lucas 1:32: Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios, le dará el trono de David su padre. Lucas 22:70: Dijeron todos: ¿Luego, eres tú el Hijo de Dios? Y él les dijo: vosotros decís que lo soy. Juan 1:18: A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer. Juan 1:34: Y yo le vi, y he dado testimonio que este es el Hijo de Dios. Juan 1:49: Respondió Natanael, y le dijo: Rabí, tú eres el Hijo de Dios; tú eres el Rey de Israel. Juan 3:16-17: Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo Unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. Juan 3:35-36: El Padre ama al Hijo, y todas las cosas le ha entregado en su mano; el que cree en el Hijo, tiene la vida; pero el que rehúsa creer en el Hijo, no verá la vida, porque la ira de Dios está sobre él. Juan 5:19-23: Respondió Jesús, y les dijo: De cierto, de cierto os digo: No puede el Hijo hacer nada por si mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente. Porque el Padre ama al Hijo, y le muestra todas las cosas que él hace; y mayores obras que estas le mostrará, de manera que vosotros se maravilléis. Porque como el Padre levanta a los muertos y les da vida, así también el Hijo a los que quiere, da vida. Porque Dios a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo; para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al padre que le envió. Juan 5:25-26: De cierto, de cierto os digo: viene la hora. Y la hora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la oyeren, vivirán. Porque como el Padre tiene vida en si mismo, así también ha dado al Hijo, el tener vida en si mismo. Juan 6:40: Y esta es la voluntad del que me ha enviado: que todo aquel que ve al Hijo y cree en él, tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el día postrero. Juan 6:46: No que alguno haya visto al Padre, sino aquel que vino de Dios; este ha visto al Padre. Juan 6: 69: Y nosotros hemos creído y conocido que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios Viviente. Juan 8:42: Jesús entonces les dijo: Si vuestro Padre fuera Dios, ciertamente me amaríais; porque yo de Dios he salido, y he venido; pues no he venido de mi mismo, sino que él me envió. Juan 9:35-37: Oyó Jesús que le habían expulsado de la sinagoga; y hallándole, le dijo: ¿Crees tú en el Hijo de Dios? Respondió él y dijo: ¿Quién es señor, para que crea en él? Le dijo Jesús: Pues le has visto, el que habla contigo, él es. Juan 10:36: Al que el Padre santificó y envió, vosotros decís: Tú blasfemas, porque dije: Hijo de Dios soy? Juan 11:4: Oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado en ella. Juan 11:27: Le dijo: Sí, señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que ha venido al mundo. Hechos 2:36: Sepa ciertísimamente la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios lo ha hecho señor y Cristo. Hechos 3:26: A vosotros primeramente Dios, habiendo levantado a su Hijo, lo envió para que os bendijera, a fin de que cada uno se convierta de su maldad. Hechos 13:23: De la descendencia de este y conforme a la promesa, Dios levantó a Jesús por Salvador a Israel. Romanos 2:16: En el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio. Romanos 5:1: Justificaos, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro señor Jesucristo. Romanos 5:10: Porque siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios, por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida. Romanos 8:3: Porque lo que era imposible por la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de pecado, y a causa del pecado, condenó el pecado en la carne. 1ª a los Corintios 8:6: Pero para nosotros sin embargo, solo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas, y nosotros somos para él; y un señor Jesucristo, por medio del cual son todas las cosas, y nosotros por medio de él. 2ª a los Corintios 1:3: Bendito sea el Dios y Padre de nuestro señor Jesucristo, Padre de misericordia, y Dios de toda consolación. Gálatas 4:6: Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones al Espíritu de su Hijo, el cual clama ¡Abba, Padre! Gálatas 1:15-16 : Pero cuando agradó a a Dios, que me apartó desde el vientre de mi madre, y me llamó por su gracia, revelar a su Hijo en mí, para que yo le predicase entre los gentiles, no consulté enseguida con carne y sangre. Efesios 1:2: bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo. Efesios 1:16-17: No ceso de dar gracias por vosotros, haciendo memoria de vosotros en mis oraciones, para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os de espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él. Efesios 3:14: Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro señor Jesucristo. Efesios 5:5: Porque sabéis esto, que ningún fornicario, o inmundo, o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Dios y de Cristo. Efesios 5:20: Damos siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro señor Jesucristo. Efesios 6:23: Paz sea a los hermanos, y amor con fe, de Dios Padre, y del señor Jesucristo. Filipenses 1:11: Llenos de frutos de justicia que son por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios. Colosenses 1:3: Siempre orando por vosotros damos gracias al Dios Padre de nuestro señor Jesucristo. Colosenses 3:17: Y rodo lo que hagáis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del señor Jesús, dando gracias a Dios Padre, por medio de él. 1ª a los Tesalonicenses 1:9: Porque ellos mismos cuentan de nosotros la manera en que nos recibisteis, y como os convertíos de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero, y esperar de los cielos a su Hijo, el cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera. 1ª a los Tesalonicenses 3:11: Más el mismo Dios y Padre nuestro, y nuestro señor Jesucristo, dirijan nuestro camino a vosotros. 1ª a los Tesalonicenses 4:8: Así que, el que desecha esto, no desecha a hombre sino a Dios, que también nos dio de su Espíritu Santo. 2ª a los Tesalonicenses 1:12: Para que el nombre de nuestro señor Jesucristo sea glorificado en vosotros, y vosotros en él, por la gracia de nuestro Dios y del señor Jesucristo. 1ª a Timoteo 2:5: Porque hay un solo Dios, un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre. 1ª a Timoteo 6:13: Te mando delante de Dios, que da vida a todo las cosas, y de Jesucristo que dio testimonio de la buena profesión delante de Poncio Pilato. 2ª a Timoteo 4:1: Te encarezco delante de Dios y del señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino. Hebreos 1:2: En estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo. Hebreos 1:5-6: Porque ¿A cuál de los ángeles dijo Dios jamás: Mi Hijo eres tú, yo te engendrado hoy, y otra vez: Yo seré a él Padre, y él me será a mi Hijo. Hebreos 5:5-7: Así tampoco Cristo se glorificó a sí mismo haciéndose sumo sacerdote, sino el que le dijo: tú eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec. Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte; fue oído a causa de su temor reverente. Hebreos 10:12: pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios. Hebreos 10:29: ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto, en la cual fue santificado, é hiciere afrenta al Espíritu de gracia. 1ª de Pedro 1:3: Bendito el Dios y Padre de nuestro señor Jesucristo, que según su grande misericordia, nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos. 1ª de Juan 2:1: Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. 1ª de Juan 4:14-15. Y nosotros hemos visto y testificado que el Padre ha enviado al Hijo, el Salvador del mundo. Todo aquel que confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios. 1ª de Juan 5:5: ¿Quién es el que vence al mundo sino el que cree que Jesucristo es el Hijo de Dios? 1º de Juan 5:10. Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido ( ¿Quién es el Hijo de Dios? Jesucristo!), y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero ( Quién es el verdadero? Juan 17:3 : Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti el único Dios verdadero, y a Jesucristo a quien has enviado); y estamos en el verdadero ( ¿Quién es el verdadero? Dios! ), en su Hijo Jesucristo (Nadie viene al Padre sino por mí; solo en Jesucristo vamos al verdadero, al Padre Dios, y estamos en el Verdadero) . (¿Por qué? ); Este es el verdadero Dios y la vida eterna. 2ª de Juan 9: Cualquiera que se extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, ese si tiene al Padre y al Hijo. Este orden de Dios, lo vemos claramente establecido en las salutaciones de las cartas apostólicas, desde Romanos hasta la Tercera de Juan, y pasando hasta el Apocalipsis. En Romanos 1:7 dice: A todos los que están en Roma, amados de Dios, llamados a ser santos; gracia y paz (uno y dos) a vosotros, de Dios vuestro Padre y del Señor Jesucristo (el uno y dos); igual ocurre en 1ª a los Corintios 1:3; 2ª a los Corintios 1:2; Gálatas 1:3; Efesios 1:2; Filipenses 1:2; Colosenses 1:2; 1º a los Tesalonicenses 1:1; 2ª a los Tesalonicenses 1:2; 1ª a Timoteo 1:2; 2ª a Timoteo 1:2, Tito 1:4; Filemón 1.2; Santiago 1:1; 2ª de Pedro:1:2; 1ª de Juan 1:3; 2ª , y Apocalipsis 1:4-5 que dice: Juan, a las siete iglesias que están en Asia: Gracia y paz (el uno y dos) a vosotros del que es, del que era, y que ha de venir, y de los siete espíritus que están delante de su trono (el Padre), y de Jesucristo (el Hijo) el testigo fiel, el primogénito de los muertos, el soberano de los reyes de la tierra (el uno y dos). Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre. Este orden de Dios lo encontramos en la Biblia claramente estipulado; y ante tantas evidencias del uno y dos de Dios, podemos preguntar: ¿Cómo se puede pensar en la doctrina del Dios trino, o en su defecto, la de Jesús solo Dios? ¿Será esto mera y repetitiva coincidencia? Jesucristo afirmó que el Padre era mayor que él, ya que el Padre no fue introducido en la Creación como lo fue Jesús para poder redimir; si miramos con atención el número 1 y el 2, es fácil darnos cuenta que el 2 semeja a un hombre con la cerviz doblada y también las rodillas, como en acto de adoración al 1, o representación de nuestro Padre Dios. Dios hizo la creación por el hombre, y para el hombre, para que reinase en ella; el primer hombre desechó a Dios queriendo gobernarla con otro logos, otra palabra que no era la de Dios, y cayó; el segundo hombre, Jesucristo, reinará y regirá con vara de hierro las naciones, y será Señor de toda la Creación, reinando con él sus hermanos que guardaron su palabra, que es la palabra del Padre, porque si padecemos juntamente con él, juntamente con él reinaremos. El período de la apostasía está llegando a su fin; según la Biblia lo que viene después es el reinado del anticristo, el dictador mundial, que odiará la obra de Dios y a todos los que la hacen, y es necesario que la iglesia profesante de los últimos tiempos, expulse de su seno la filosofía sutil y mentirosa que sustenta a la apostasía, y la creación misma, que gime esperando la manifestación gloriosa de los hijos de Dios, sea libertada para la eternidad.
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