un amor del pasado
Publicado en May 10, 2009
Amor:
Comienzo ésta carta llamándote así porque con ello sintetizo todo éste sentimiento que colma mi vida, también porque así quiero suplir la imposibilidad de poner en éstas líneas la emoción incomparable del cariño que te entrego en total renunciación a cuanto no seas tú. Porque aunque me atormenten las dudas o me desespere la incertidumbre en la verdad de los que has dicho sentir por mi, aunque me duela tu ausencia, mi amor por ti permanece inmutable e imperecedero. Tengo miedo de tu olvido pero te amo tanto que lo seguiría haciendo aunque si de pronto volviera aquella a quién quisiste durante tanto tiempo y tu corrieras a sus brazos comprendiendo que estabas equivocado al creer que la habías olvidado, así es de extraño éste amor que en vez de apagarse con la pena y el silencio, crece hasta más allá de lo imposible, sin dejar en mi mente nada más que el recuerdo de tus bellos ojos y tus labios suaves y dulces. Me pregunto con asombro si amar así, merece el castigo de sufrir la falta de tu presencia y tener que ahogar las ansias de decirte: te quiero! ¡te quiero!. Pero tengo que tragar éste grito junto con el amargo dolor de mis quejas. Jamás podrás imaginar lo que es vivir pendiente de un gesto o una mirada, tratando de adivinar si existe en ello una luz de amor para con una. Así vivo, sufriendo con tus corteses pero fríos saludos, que estarían adecuados para un extraño pero que hieren a quién te ha entregado su vida. Fuera de todo ésto, que en su mayor parte es creación de mi mente afiebrada por el temor, hay algo que deseo comprendas: yo podría jurar a medio mundo que no he de hablarte jamás pero sin prometértelo a tí, no mi importaría romper mil momentos, si con ello siguiera teniendo la dicha de verte junto a mi. Más cómo esta vez has sido tú quién me ha pedido ayudarte de no vernos, puedes estar seguro que no trataré de hacerlo mientras no tenga derecho a ello, o bien mientras no cuente con tu aprobación. Por éso mi vida cuando me encuentres en la calle no vuelvas a simular no haberme visto porque con ello me has causado una profunda amargura, no temas mirarme porque respetaré fielmente tu deseo de no hacerte quebrantar ésa promesa. Si supiera lo difícil que es alejar de mi pensamiento ése ingrato suceso, comprenderías cuanto terriblemente me heriste con tu desconfianza. Esto influyó tan lamentablemente en mi ánimo que no te escribí antes porque creía que ni siquieras irías al correo a buscar mi carta. Me has de perdonar por el sombrío texto de lo que escribo pero si no te quisiera tanto no sentiría tampoco ésta angustia. Te he repetido muchas veces que tú eres mi última esperanza de feliciadad pero debes saber también que si te pierdo, haz de ser tú quién me infrinjas la más dolorosa herida porque en nadie he puesto más amor y fe que en tí. Sé que eres bueno y apelo por éso a tu conciencia, por última vez antes que sea demasiado tarde para mi: ¿es verdad que me quieres?, sincérate contigo mismo y respóndeme después. Pero ten presente antes de tu decisión que nadie jamás podría amarte con igual e inmensa ternura. Antes de terminar ésta líneas debo agradecerte el consuelo que me brindaste con ésa nota que me hiciste llegar el domingo la que me ha traído un poco de tranquilidad. No me dí cuenta de que disco se trataba espero que me lo digas. Tampoco sé de qué manera me harás llegar tu respuesta porque me contestarás verdad?, lo que deseo es que sea pronto. Esto último te lo suplico humildemente porque contaré los minutos hasta que la reciba. Sobre tus trámites me has dicho que tienes noticias definitivas el 13 de septiembre; ésa es la fecha del comparendo. ¿Cómo puedo hacerte llegar unos libros?. Te ruego nuevamente que me respondas pronto. Te adora Minerva
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