Poca vida
Publicado en Mar 02, 2010
La noche había llegado a nuestro cielo,
y el sol se escondió asustado, como los dioses lo hicieron hace tiempo, era una noche de frío cortante, la mano del señor que me la dió, llevaba unos guantes negros, la luna miraba entre las nubes, el día en que ella llegó a mi, como un barco a la deriva, que encuentra una isla casual. Y cuando la tenía en las manos, no lo podía creer, y cuando la tenía en las venas, la odié, la amé, pensé y lloré. El sol para mi no volvió a aparecer, y la luna desde lo alto brillaba para mi, parecía advertirme de lo que hacía, pero no hice caso, como siempre miré hacia otro lado. Y cuando la tenía entre las manos, sentí una curiosidad muy grande, y cuando la tenía en las venas, llegué a sentirme inmortal. Pero todo eso se desvaneció, como la brisa matutina del mar, y estube solo al borde de un risco, mirando hacia arriba al caer. Y pensar que soy joven, y pensar que no pensé en pensar ese día, pero las cosas son fáciles cuando uno dice que no, pero cuando decís que si después tenés que salir, las puertas se me cerraron, y había una sola ventana. Y cada vez que pienso en ella, deseo no hacerlo, y cada vez que siento que la amo, comienzo a perder la razón.
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