Voy a mi basurero cada quincena
y allí encuentro toda anomalía.
Hay engendros entre las antenas
y detonados cohetes pasionales.
Está la prueba tétrica de la interna
y el pozo donde se ahogó el archiduque.
Hay calaveras en su cabalgadura
y ultrajes que vienen empalados.
Están los seres siniestros del asfalto
y las armas del usurero agreste.
Nunca falta un anillo solitario
ni sociedades de fantasmas impacientes.