Aventura municipal (parte 4)
Publicado en Mar 08, 2010
-Así que Isabel está de encargue...-dijo Petrován e hizo un gesto para invitarme a pasar por una puerta, y yo, sorprendido y no sin desconfianza, la atravesé antes de responderle interrogando:
-¿vos cómo lo sabés? Ya en un pasillo, Petrován detuvo su marcha y me agarró de un hombro para frenar la mía. Siempre tuvo la mala costumbre de tocar al interlocutor en demasía. -acá se sabe todo, Inocencio, por eso trabajo acá... o porque yo trabajo acá, se sabe todo; no sé, es un dilema como el del huevo y la gallina, jajaja... pero ¡qué bien, che! Te felicito, vas a ser papá. Vas a ver cómo te cambia la vida... para mal, obviamente; ¿sabés que yo voy por el cuarto?... -¿ya tenés tres hijos? -Si, los tres están con esa yegua de la madre en Rosario, son muy amorosos pero yo así no los quiero, ¡y encima son tan feos!; ah, no sabés la guita que me cuestan esos cretinitos, y todo por culpa de esa jueza de mierda... pero bueno, no importa, esa jueza me las va a pagar, ya tengo todo arreglado... éste que viene, el cuarto va a salir lindo, y se va a llamar Petrován, como el papá, sí, va a ser mi pichón... y la madre, mi bomboncito, se llama Sara, no sabés: ¡un culo, unas tetas! Se la cambié al padre por un tractor Fiat ¿te acordás de esos viejos tractores color naranja que se fabricaban en Córdoba? ¡un tractor justicialista! ¡Jajajaja! Bueno, uno de esos, modelo ´66, ojo que no andaba nada mal ¿eh?, sí, me ofreció una de las cuatro hijas, ¡no sabés lo que están las otras tres! Un primo se quedó con la más barata, la mayor, pagó con un arado y cien litros de herbicida... así que ya sabés: si te cansás de la Isabel... yo a la Sara me la traje directo de la chacra a trabajar conmigo y ahora es mi secretaria, desde hace tres meses, si, si, es calladita y completamente inútil, pero por lo menos no habla ni me rompe las pelotas, ajá, desgraciadamente no la vas a poder conocer porque ahora está de licencia, je, son las ventajas que tengo: escuchá: antes de ayer, el test le dio positivo, ¡y ya la tengo de licencia por embarazo, con goce de sueldo y todo!... pero... pará... Petrován hizo un pensativo rodeo con sus ojos saltones, se detuvo, me detuvo, en tanto nuestros pasos aún resonaban haciendo eco en ese largo, húmedo y tenebroso pasillo pobremente iluminado con unos marchitos tubos fluorescentes. Esnifó largamente de un arturito que extrajo del bolsillo interno del saco. Gritó y, súbitamente, sus mocasines taconearon antes de que Petrován se lanzara a un trote de pernicorto. Mirando el centellear de su incipiente calva en la coronilla, que brilló al pasar por debajo de una pálida luz, pude oírlo decirme: -ya te voy a explicar todo, vos no te apures, amigo... ¡Vamos a la oficina del excelentísimo así te solucionamos ese problemita! Alcancé al abogado cuando éste abrió una nueva puerta, pesada y metálica; nos internamos en la playa de estacionamiento en la que una veintena de flamantes ambulancias envejecían sin poder cumplir con su misión. Apenas hice el mohín indignado con el que abrí la boca, Petrován se adelantó a responder la pregunta que parecía haber leído en mi mente: -ya se, ya se...las donó la Unión Europea, pero el excelentísimo arregló con las clínicas y con el sindicato de taxistas... Así que, ya sabés: en caso de emergencia llamás un taxi, jamás una ambulancia. Nunca va a aparecer.
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gabriel falconi
esas ambulancias que esta al pedo..jjaja
corrupcion total
bravo
inocencio rex
inocencio rex
Roberto Langella de Reyes Pea
Roberto Langella de Reyes Pea