Oigo la acidia de los motores
Publicado en Mar 09, 2010
Oigo la acidia de los motores
mientras tomo mis tabletas sublinguales. El mar ante mí se despeña y las gaviotas traen sus averías. Las cosas se rompen de lo inmóvil y se reescriben y se desbaratan. La vida a mi me corrobora como el dejo inquieto de un vestigio. No hay victoria final tras mis penas y al alumbrarse, tu rostro se enmascara. No eres más que un monumento anémico que no desiste de llevar viejos a la cama. En ti habita la perfidia y tu verdadero nombre es Maligna.
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Richard Albacete
Daniel Florentino Lpez
Adhiero a su cruzada
antimonumentos anémicos
Un abrazo
Daniel