La noche me lleva en su arrebatamiento:
No creo en introducciones ni prólogos.
No creo en espera agónicas.
Sólo en los cuerpos de consumada entrega
y el deseo que los puebla a toda hora.
Espero por un talle puritano
o una bandida de gratos ojos pardos.
Para envolverla en mis arreboles
y socavar sus lianas ya humedecidas.