Libertad condicionada
Publicado en Mar 22, 2010
De físico armonioso y rostro franco y agradable, lo veo a diario en mis visitas al pueblo.
Saluda con natural simpatía y yo, que soy sensible a lo bello y a lo bueno, no puedo menos, que sonreírle y en tono de broma, aceptar sus encubiertos piropos. Nunca llegaremos a nada. Entre nosotros hay diferencias, entre otras, de edad, insalvables para mi, diga él lo que diga. Estoy acostumbrada a la libertad y a decidir sobre mi vida. Ni en mis peores momentos de debilidad aceptaría compartirla con alguien, además de soportar lo que la relación en pareja conlleva. Sin embargo y a pesar de todo, admito que su presencia y sus palabras despiertan en mi, sensaciones adormecidas, no muertas y son un bálsamo en los días que prefiero refugiarme en la soledad. Hoy me trajo unos rosales del vivero de su propiedad. No los había encargado ni tenía en mente plantarlos. Con la cantidad de hormigas depredadoras que pululan en el parque, es como incitarlas al vandalismo. Me persuade que están genéticamente tratados con un producto especial que ahuyenta a los insectos dañinos, en especial a las hormigas. No muy convencida, le indico el lugar donde deseo que las coloque. Antes de que pueda arrepentirme, ya cavó los fosos, vino con las herramientas en su camioneta, es decir que el muy ladino, daba por descontada mi aprobación. Se niega a cobrarme, insisto y amenazo con hacerlos sacar y llevarlos de nuevo al vivero si se empecina en su actitud. Estoy enojada, me reprocha por no saber aceptar un regalo de amistad y buena vecindad. -Eso si, un café, me vendría muy bien, - dice y después de acondicionar sus pertrechos, me pide autorización para entrar a la casa y lavarse las manos. Le indico el lugar y salgo a calentar el agua. El aroma del café recién molido, se esparce por los ambientes. Lo sirvo en la terraza que da al río. Lo veo muy de ganador y ya preparo mi jugada para bajarle los humos. - Puedo venir mañana? Me pregunta cuando lo acompaño hasta la puerta. - Por supuesto, le respondo- Tendrás ocasión de conocer a mi pareja que llega, precisamente, esta noche. Saluda con un movimiento de cabeza, sube a la camioneta y arranca con una violenta picada. Lo se, soy cobarde, no quiero, no me atrevo a perder esta libertad que amo más que a cualquier otra cosa en la vida. Me siento de nuevo en la terraza que da al río. El aroma a café, flota casi imperceptible en el atardecer otoñal.
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`rosa camargo
Carol Puletto
haydee
Cuando se recupera la Libertad y se acostumbra a saborearla minuto a minuto, es difícil que alguien, quiera exponerla y como todo tiene su precio, hay que pagarlo para conservarla.
Conforme, acepto las condiciones.
Feliz por tu presencia!
María Ester Rinaldi
Besos y abrazos....
Te quiero mucho....María Ester.
María Ester Rinaldi
Un gran abrazo...
Con mucho cariño....María Ester...
haydee
Alma Andrea
Hermoso atardecer, percibí el ambiente otoñal,
la terraza, el aroma de café... el rosal...
Celebro esa libertad... Saludos Haydeé!
haydee
Qué bolero me dedicas, con qué palabras, me alientas,
si no tuviera consuelo, tendría allí la respuesta
a todas mis grandes dudas, también a mis negras penas
y en el apretado abrazo , ¡mi eterna y dulce condena!
haydee
Sola, cuando decido estar sola, cuando quiero compañía
busco en el mar de sus ojos y encuentro lo que quería.
Alguna vez dime que no te gustó lo que escribí. Aquí, en Textale hay demasiada complacemcia y eso no ayuda a crecer.
GRACIAS POR ESTAR!
haydee
Es cierto, lo que dices sobre el miedo a ser felices, aclaro que lo soy.ó mejor dicho, trato de serlo privilegiando mi libertad, que es el mayor de los bienes.
Me gustó que te gustara.
Gracias por comentar.
Filiberto Oliveros