YO NO ME EXPLICO TANTA AMARGURA
Publicado en Mar 27, 2010
Yo no sé porque es tan amargada, si lo tuvo todo. Unas hermanos que siempre la apoyaron. Unos padres generosos que le dieron todo lo que pedía. Viajo por toda Europa. Es una profesional. Yo no se de donde le sale tanta amargura... Cuando Teodolinda se enamoro del moreno del pueblo, todos los hermanos varones salieron en defensa de la pobre muchacha, al pobre Gumersindo le cayeron en cayapa y lo dejaron como una berenjena, además de perder el empleo como el encargado de uno de los abasto del abuelo. Sus hermanas la consolaron durante todo el llanto y el suplicio de la pobre tía Teodolinda al verse separada de su amado. Pero es que era demasiado negro para ti, tu tan linda con tus cabellos de oro, decía una de las hermanas. Tu te mereces lo mejor, espera que Papá traerá este fin de semana a la hacienda a los gringos a comer, los de la Creole, le gritaba la otra hermana entusiasmada por la llegada de los nuevos muchachos. Sin embargo Teodolinda nunca olvido a su Gumersindo, ni a las trinitarias y clavellinas que el regalaba, cuando ella sentada en la ventana esperaba verlo pasar todas las tardes y furtivamente por las fuertes rejas como vigilantes dormidas se daban dulcísimos y apasionados ósculos. "Yo no me explico tanta amargura"
Los abuelos quisieron lo mejor para Teodolinda. Nunca quisieron separarse de ella. Por ser la menor su permanencia tenía que ser para toda la vida. Era la más débil y por eso había que protegerla. Era la más enfermita, nadie se le podía acercar por temor a que la contagiasen. La querían tanto, que nunca se separo de ninguno de ellos. Su deber de padres era jamás dejarla. Además ¿quién cuidaría de ellos cuando estuvieran viejos? Teodolinda. La más querida, la más amada, la consentida. "Yo no me explico tanta amargaura" Con la enfermedad de la tía abuela, la abuela y Teodolinda acompañaron por toda Europa a la tía abuela en busca del médico perfecto, allí visitaron todos los centros hospitalarios afamados de la época, pero nunca pisaron un museo, ni un boulevard, allí aprendió la tía Teodolinda a bordar, a tejer, a coser, todo en compañía de aquella vieja gruñona y solterona. Le leyó todos los clásicos, mientras veía por las ventanales de los sanatorios los bellos paisajes de una Europa dispuesta a ser disfrutada. Hasta que la tía murió en Copenhagen. Teodolinda se regreso con un vasto conocimiento en bellas protagonistas de novelas, en finales románticos, y en modales exclusivamente para tratar enfermeras y médicos extranjeros.Teodolinda con su viaje a Europa, quiso estudiar medicina, pero no la dejaron, no era una carrera para una muchacha como ella. Además irse a vivir a Caracas sola, jamás. El abuelo le pago clases exclusivas de ingles, francés y alemán, un curso de secretariado ejecutivo y apenas aprendió la coloco a trabajar en la Compañía petrolera, gracias a que María Cristina, su hermana mayor, se había casado ya con uno de los ejecutivos de la Creole, además allí estaría vigilada la muchacha. allí Teodolinda desarrollo sus dotes como secretaria trilingüe. También conoció un muchacho, catirito como le gustaba a los abuelos, pero tenía un problema, era luterano y era reacio a convertirse al catolicismo. Los abuelos indignados, le prohibieron a Teodolinda verlo más y en una noche que Teodolinda decidió escapar con su amado protestante, fue agarrada infraganti por dos de sus hermanos y el capataz de la hacienda y se dice que la carrera que pego el gringuito fue tan grande, que más nunca se le vio la cara en la petrolera, el pueblo y menos en la hacienda. "Yo no me explico tanta amargura". Con el fallido escape romántico de Teodolinda, los abuelos decidieron dejarla en casa, trabajo ad honoris en el convento donde alimentaba a los enfermos, abrieron una pequeña escuelita en la hacienda donde enseñaba a leer y a escribir a los hijos de los campesinos, pero estos niños que eran como suyos fueron desapareciendo poco a poco, porque las petroleras se tragaban a la mano de obra campesina. La hacienda fue cediendo a los avances petroleros y poco a poco aquella extensión inmensa de terreno de grandes esperanzas fue decayendo y muriendo con los abuelos. Teodolinda en pie se esforzaba por mantener aquella casona con vida pero también se la comió a ella. Murió el abuelo, Teodolinda quedo sola con la abuela. La hermana mayor emigro para los Estados Unidos y la otra se fue con su esposo para Caracas, donde las grandes petroleras tenían sus sedes. Los hermanos varones hicieron su vida fuera de la hacienda, se fueron con sus mujeres e hijos a otras capitales donde florecía mejores economías y oportunidades. La abuela murió diez años más tarde y Teodolinda se quedo sola con su amargura, con sus años encima, sin marido sin hijos, sin nada, solo los libros que leyó en Europa, con sus fotos de lindos hospitales europeos, con unos hermanos y hermana, sobrinos y hasta sobrinos nietos que ahora le piden que desaloje y venda lo que queda de la Hacienda, pues todos quieren su parte. Y todavía se preguntan: ¿Por qué tanta amargura?
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leticia salazar alba
candido
tismo economicista que rige en realidad todas las parcelas de la vida, tu excelente relato asi lo patentiza.
Saludos.
Alfonso Z P
mujeres de hoy son mas liberales y no se comen esos cuentos. Razón tenía
de estar tan amargada. Muy bueno tu cuento, felicitaciones.
Saludos: Alfonso