Claro que si !, - dijo alguien por ahí, que no reconocí,- Claro que si te conozco!!, si hubo algo entre nosotros, -gritaba aquel loco hombre que venia hacia mi.      Se acercó, me paró en seco y me dijo: -Soy yo, tu viejo amor , me recuerdas?
     Al voltearlo a ver, mi corazón corría, como si quisiera escapar, miré sus ojos, sentí sus manos, me abrazó, pero algo me sucedía.
     Si me dió gusto verlos despues de una década, despues de tanto pensarlo y llorarlo, y ansiando que su amor fuese mío y a la vez no, pude abrazarlo, pero me medí, me medí, porque durante ese tiempo, la vida me estaba volviendo fria, y por más amor que le pedía, mantenía mi alma vacía.
     Claro que al sentir su aliento cerca de mis labios, quize arrancarselos, mi cuerpo temblaba, y por mas que quize disimular, una lágrima me delató y comenze a llorar.
     Sus manos tomaron mi cara, y sucedió lo que tanto anhelaba que llegase a pasar, pasó, besó mis lágrimas, y por fin me besó; y aunque me habia jurado que si lo volvía a ver me iba a resistir, mi corazón saltaba sobrado de emoción, así que cedí.
     El sol terminaba su jornada listo para descansar, y darle paso a la luna, que estaba más brillante que nunca . Y en silencio llegamos a su lugar, los dos sabíamos lo que estaría por pasar, lo que no pasó hace diez años, por su loca y cruel inmadurez que me dolía, por mi ingenuidad, porque no era el tiempo, ni el lugar, porque el compartía su vida, y yo al estar enamorada de el, hacía mucho mal.
     Pero esta vez, el estaba muy diferente, solo, cambiado, coherente, así, que me dejé llevar. El miedo de entregarme al amor fué desapareciendo, y el amor me empezó a cantar, y ver esa mirada que alguna vez se le escapó, esa mirada que sale del alma, vencí el miedo; dí un suspiro; me cubrió con su cuerpo, y como abeja a la flor, se posó dentro de mi, y ese ir  y venir, a veces rápido y algunas lento, hizo que mi vientre gritara, seguía lento el vaiven mientras decía esas palabras entrecortadas de la emoción, que estaba enamorado, y no pudo más, dejó un rocío en mi cuerpo y me besó, esos besos sabían diferentes, eran entregados llenos de pasión, llenos de amor, de ese amor que en aquel entonces yo tanto deseaba que fuese mio, me lo estaba entregando... ahí.
     No supe de mi hasta que el sol salió, y su luz estaba en mi ventana, pero, al abrir los ojos, estaba sola, en mi cama, en mi casa... No, no, no, no puede ser!, parecía tan real, pero fué sólo un sueño; sentí como un balde de agua fria fué arrojado a mi cara gritandome : Cuando lo dejaras de pensar?, de llorar?, no estas cansada ya?
     Mi cabeza me decía que debía salir, que debía conocer, que debía dejarlo ir, de superarlo. Y tras ducharme, me miré al espejo, y aunque alguna vez juré que le daría la espalda al amor, porque ésta algunas veces me la dió, decidí abrir las puertas de mi corazón, y aunque yo sé que no soy una princesa y tampoco encontraré a mi principe, si encontraré a alguien con quien compartir mi vida.
     Salí de la casa y me fuí a caminar, me senté en la banca, y comenzé a dialogar conmigo, y así como no es justo que tenga que esperar, esperaré, llenaré mi vida de más conocimientos y experiencias para compartir, solía pensar que quisiera a alguien que me hiciera feliz, pero hoy, me di cuenta que la felicidad depende solo de mi, que no debo de dejar en las manos de alguien mi vida, ya sea para hacerla prosperar o para tirarla al suelo, pero tampoco depende de mi la felicidad del otro, y tampoco debe de poner su vida en mis manos, ya sea para hacerla prosperar o tirarla al suelo, es cosa de dos.
     No estoy idealizando, pero si sería ideal encontrar a alguien sin tanta carga, alguien que esté lleno de amor que lo quiera compartir, decidí, que ya no seré egoísta.
     Bienvenida al amor!, me gritaré todos los días, amor; te abro mi corazón.
 
Por:
Alicia Genoveva Torres Parra
Fecha:
09/11/2009