De poemas amargos
Publicado en Apr 09, 2010
A Dios miré y dije: Soy la soledad misma. Nada me importa que no sean los placeres prohibidos. Le dije que sacrificaría mi vida, la dejaría hundir en las penas mas profundas. Tu misericordia es hipócrita ante mis ojos. Seré otro cadáver dejando pasar los días, caminando por inercia sin caminos que seguir. Moviendo ligeramente los labios sin palabras que decir. Con un trozo de carbón en las manos, aquel que solía ser mi corazón, escribiendo poemas amargos para un espíritu aun mas amargo. Con los ojos vacíos tan muertos como mis días, tan fríos como mis manos. A Dios miro y digo: Soy la soledad misma. Descalzos y heridos mis pies caí de rodillas ante mis poemas. Sacrifiqué mi vida en vano. Me hundí en profundas amarguras. Y no soltaste mi mano. Fui un cadáver deambulando sin camino Sin labios que mover y mil palabras sin pronunciar. Mi corazón es un mar de profundas cuencas Y yo navego sin compañía dejando que las corrientes me empujen. Corrientes de penas llévenme lejos que las tempestades no tardan en alcanzarme. Y tus entrañas, corazón, me llaman me ofrecen un último trago de penas y la tentación es grande. Y ahora de rodillas te pido Dios que no sueltes esta mano cadavérica porque me tientan esas profundidades y temo dejarme envolver por ellas. Y un poema amargo mas que muere en mis manos.
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Leticia Salazar Alba
Daniel Florentino Lpez
Estilo muy personal
Un abrazo
Daniel
Leandro