La doctrina del terror
 

Las tardes,  las mañanas, el ocaso y el alba, todo parece lo mismo. Con una suave brisa rozando mi cuerpo, que ya no sé a quién pertenece. Porque talvez nunca fue mío, pero lo que sé, es que tampoco es de ellos. Pueden disponer de mi cuerpo para golpearlo, violarlo, ultrajarlo y usarlo para demostrar su supremacía. Aún así, no les corresponde.
Sin embargo, en este hueco, al que me asignaron como “confortable habitación”- como lo llaman los guardias- , ya no se puede distinguir la realidad de lo abstracto. Dentro de mi ser existe solo el miedo, por ello, he aprendido a fusionarme con ese sentimiento, lo cual exacerba la desesperación.
No reconozco el motivo por el cual me trajeron a este infierno, no existen excusas que justifiquen semejante atrocidad. “Proceso de Reorganización Nacional”, es el más burdo remedo de una obra teatral.
 
-         ¿ Y que van a reorganizar?- ehh
-         ¿Acaso alguna vez este país estuvo realmente organizado?
-         Contéstame, milico!!!
 
Esta vez, casi no puedo hablar… por haber gritado desde mi celda me visitó “El mago”, lo llaman así, porque en muy poco tiempo hace  que cualquier persona se retuerza de dolor. La picana que trajo consigo me hizo estremecer el alma y dudar de todo lo que conocí hasta hoy.
Pero acá todos sufren por igual, casi nadie se salva de las torturas diarias. A veces para obtener información sobre alguien, o para ver si descubren algo nuevo. Sin embargo, cuando asesinaron a los hermanos Pivas, fue por placer, los liquidaron porque negaron ser “zurditos”, cuando ellos bien sabían que los Pivas eran Montoneros.
Yo no sé casi nada de los campos de concentración de los Nazis, pero a veces escucho que alguien dice: “Estamos peor que los que estuvieron en Auschwitz”. Quizás, sea más, o menos deplorable las condiciones en que fueron tratados los judíos, en aquel campo de concentración, en relación a los que estamos detenidos en la Esma.
Pero conozco ciertas cosas y sé que todas las injusticias contra la dignidad de las personas, la violación de los derechos humanos, el secuestro, tortura y asesinato deliberado y arbitrario son  crímenes execrables.
Ayer me avisaron, dijeron que hoy me venían a buscar para que dijera lo que ellos quieren escuchar, ¿Que quieren escuchar? No, no lo sé. Nunca lo supe.
Ya les  expliqué, no soy Montonero, ni nada de eso. Hace dos semanas vine a la capital desde Corrientes a buscar trabajo.
- ¿Qué me van a creer estos bestias?
...Se escucha de cerca y se va acercando. Es el sonido que producen las botas militares al caminar sobre el piso de cemento, se oye lento y fuerte.
El tiempo se detiene por unos segundos, ya todo esta dicho para mí. Siento los latidos acelerados de mi corazón tan joven aún, y con tan poco por delante…