No seamos otros que quieren contristarse
al pie de gigantescas y gloriosas gladiolas.
Mirémonos a los ojos hasta apasionarnos
y sentir que el amor es algo medular.
Sé que el infortunio traspasó nuestros cuerpos
y de otros fuimos inquietante deseo.
Pero el pasado se ha pulverizado
bajo las rocas lívidas que hacen continentes.
Siempre será posible recomenzar de nuevo
y temblar con el temor que hubo al primer beso.
Tendrémos la ventaja de querernos en paz
pues conocemos de sobra el pasar de los fracasos.