El cantor del pueblo
Publicado en Apr 24, 2010
Porque no hay que hacerle asco a la vida, le decía yo los otros días a los muchachos. Carajo: a mí sí que me pateó fuerte. Pero con todo, siempre avanti. Y sí, Pirulo: fijate que si no hubiera sido por la poca suerte que tuve al debutar en el Palermo Palace, ya estaría cantando en la radio.
Allí me llevó el caradura del Nene. Me presentó al palurdo ése que se puso a reír, pero después cuando me escuchó le dijo algo al oído, y a la semana siguiente yo debutaba como El gorila cantor, vestido con una piel de mono. Atorrante el palurdo ése. Estaba en la cosa y sabía como enyenarse de guita. Vos conocés la voz que tengo, Pirulo. Me sale de adentro, como si fuera un rezo: por eso elegí ponerme Carlos Dergal, pero el palurdo quiso un nombre que fuera golpe. -Dejate el Dergal, si querés- me dijo- pero para la promoción yo te pongo El gorila cantor, y me salís con piel de mono. El Nene me convenció, y como él era siempre el encargado de llevarme a todos lados, me empujó al Once a comprar un género marrón para que doña Julia me hiciera la piel de mono. El domingo que vino a buscarme para ensayar, yo hacía rato que me había despertado, y me encontró en la cama cantando Shusheta, tanto como para hacer entrar en calor a la garganta. -Servime una caña, Nene -le dije- y servite otra vos. Me preguntó si tenía miedo. A mí preguntarme si tenía miedo... Después me alcanzó la silla y me sentó. ¿Sabés Pirulo que lo primero en que pensé fue en el traje? Aunque no me gustara salir disfrazado,porque era asqueroso ponerme la piel de mono... ¡necesitaba ver el traje! -Dámelo- le dije. Me acuerdo que el Nene abrió el paquete y allí estaba: marroncito y suave. Un verdadero traje de mono. ¿Sabés que me emocionó y quise probármelo enseguida? El Nene me preguntó si me ayudaba. -No- le dije- yo puedo solo. Porque a veces también me sale el orgullo delante del Nene. Y arrimó la silla al espejo para que me viera; y la puta, Pirulo, ¡tan mal no me quedaba! Pero había algo que no pegaba: Carlos Dergal no podía salir vestido con una piel de mono, ¡ni soñando! "Claro", me dijo el palurdo después. "Eso lo sabe cualquiera, pibe. Tu futuro está en promocionarte como El gorila cantor." Pero yo no soy sietemesino; yo soy normal, hermano. Sólo que me faltan las manos y nací con las piernas cortas, pero no soy sietemesino, por eso las cosas me tenían que ir bien, ¿me entendés? Cuando debuté estaba más contento que un novio. El locutor gritaba: -Y ahora con todos ustedes... ¡El gorila cantorrr! ¡El gorila cantorrr...! Y ahi aparecí yo, con mi traje de mono luciente, en mi sillita empujada por el Nene, y te aseguro que estaba más contento que yo. Después vino lo que ya sabés. Empecé con Shusheta..., hice La última curda. El público estaba pegado al escenario para verme. Cuando empecé con el valsecito ese que nunca más voy a cantar, sentí que por debajo del traje de mono me corría algo caliente. Miré al guitarrista por si se daba cuenta. Pero él seguía en lo suyo. Y yo déle con la letra, pero un poco nervioso por la gente que la tenía tan cerca. Y después fue como un chorrito, Pirulo, un chorrito nomas que me llenó de miedo. Pero mientras cantaba el valsecito pensaba: nadie se va a dar cuenta, total es del mismo color del traje de mono. Pero oí la primera carcajada y fue terrible. El olor empezaba a salir de la tarima y llegaba al público, y yo sentía que me mojaba cada vez más. Y el guitarrista meta con el valsecito. Y yo meta con la letra, pero olvidándola por momentos, mirando la reacción de la gente. Las cosas que me decían, hermano. Cagón de mierda, me gritaban, Gorila cagón! A mí, Pirulo, a Carlos Dergal, al gran Carlos Dergal. Y veía que la gente se levantaba y se iba, que una botella errando su camino caia en la cabeza del guitarrista que me puteaba y también se iba. Quedaba yo solo frente a mi destino, Pirulo, yo solo. Enseguida entró el palurdo, y en vez de componer las cosas, me empujo con fuerza la sillita hasta la salida donde estaba el Nene, y le gritó: -¡Vos y tu amigo se van a la puta madre que los reparió! Y ni siquiera me tiró un papel para limpiarme. Con el traje de mono puesto el Nene me llevó hasta la pensión. ¿Y sabés qué hice cuando me quedé solo mirándome en el espejo y limpiándome la mierda como podía? Me puse a llorar como un pendejo pensando en todos esos hijos de puta que andan sueltos, y se ríen de la desgracia de uno, como vos te reís ahora, y yo siento que no hay nada que hacerle, Pirulo, se rién, y no hay nada que hacerle. Guillermo Capece (año 1979)
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Guillermo Capece
Guillermo Capece
Cantaba en las cervecerías cercanas a la Costanera de Buenos Aires, donde en el verano había espectaculos y asistia mucha gente. Lo demas que se cuenta es imaginacion del autor.