... UN BACHILLER MAS!
Publicado en May 26, 2009
El siguiente texto es el resultado de un trabajo investigativo realizado con estudiantes egresados como Bachilleres de algunos colegios de Ibagué. Refleja el pensamiento y el sentir de unas personas sin proyectos de vida, graduadas en Instituciones educativas que nunca tuvieron en cuenta los intereses ni las expectativas de su comunidad a la hora de plantear (si es que existe) su Plan de Estudios.
¡… UN BACHILLER MAS! Germán Alexánder Molina Soler germanalexandermolina@gmail.com ¡A esos estudiantes, de tantos colegios, quienes aún no construyen su proyecto de vida..! Son casi las 4.00 PM de la tarde de un día cualquiera. Estoy recostado en mi cama esperando la oportunidad que no ha de venir. Es el quinto cigarrillo de la tarde. Creo que lo mejor que he aprendido a hacer últimamente es a jugar con el humo: bolitas de pequeñas, bien redondas, hacia arriba, sin desbaratarse. No se si salir ya a encontrarme con el parche. Quizás ya los demàs están allí; esperando, poco a poco, completar el grupo de “inservibles”, de “vagos”, de “buenos para nada”. Así nos llaman quienes hace poco creían en nosotros y nos reconocían como “la promesa de la familia” y “el futuro del país”. Hace 16 meses y doce días que recibí mi título de “Bachiler Técnico Microempresarial”. He contado cada día y cada mes con ansiedad y desesperación. De ese tiempo a hoy, he perdido la noción del tiempo, la sonrisa, el saludo de mis papás y la credibilidad en mí y en la vida. Supuestamente, soy capaz de “participar activamente en la sociedad, mediante la conformación de pequeñas empresas que ofrecen a la comunidad productos o servicios necesarios para el desarrollo del entorno”. Así reza la Misión Institucional de mi colegio. Esa que debí recitar el día de la sustentación del producto imaginario que diseñamos, con mi grupo, para optar por el título y recibir un grado con honores. La verdad es que poco a poco la vida me ha enseñado sobre mis alcances y mis necesidades. Fui un buen estudiante, con buenas notas y buen comportamiento. Me iba bien en todas las áreas y tenía buena relación con todos mis compañeros y con todos mis maestros. Qué falló? No sé... Sólo sé que cuando busqué ingresar a la Universidad, el puntaje del ICFES no me lo permitió. Entonces, me propuse trabajar y repasar algunas áreas para aplazar, por un semestre, mi entrada a la Universidad; pero ni lo uno ni lo otro... ¿Qué repasar? O ¿Cómo repasar? Si jamás aprendí a estudiar. No tengo idea de cómo realizar una consulta o cómo estudiar una hora o dos porque nunca lo hice. En las evaluaciones de mi colegio siempre fue fácil copiarse y los trabajos individuales o “en grupo” eran páginas bajadas por Internet o fotocopias de páginas o capítulos enteros de libros que nunca conocí. La verdad... No tuve que pensar mucho... Todo fue fácil y sin complicaciones. Lo difícil fue cuando fui a buscar trabajo. En realidad, fue muy complicado conquistar algún empleo. En qué... si la verdad, no se hacer absolutamente nada. Me da miedo hablar con extraños. No se cómo iniciar una conversación. Siento pavor al hablar en público. Mi letra es horrible y se me dificulta poner por escrito lo que pienso. De tecnología sólo aprendí a prender y a apagar el computador y a jugar uno que otro juego. Nada mas. Y si escribo algo en un aparato de esos no se cómo organizarlo o dejarlo bonito. Mis matemáticas son sencillas. Con calculadora en mano puedo resolver una operación de suma, resta, multiplicación o división. Logré avanzar por el cálculo y el análisis matemáticos, tramando cualquier cosa para llegar a los resultados, sin que me importara cómo se resolvían los prblemas. Lo importante siempre fue resolver mi problema de la nota... lo demás, para qué? Igual la Química; igual la Física... problemas y problemas, ejercicios y más ejercicios... Tanto desgastar cerebro... ¡sin ninguna proyección... sin ningún sentido! Por otro lado, se me hace difícil encontrar una dirección o ubicar algún sitio. Sé cuál es mi mano derecha porque con ella me persigno; y como poco rezo, pues casi siempre vivo confundido con mi derecha y mi izquierda. No tengo interés ni aptitud para el arte. La música que me gusta ofende al resto del mundo. Odio la lectura y de películas, sólo las de televisión. En qué puedo trabajar si como ya les dije no se hacer absolutamente nada. Ni para futbolista sirvo porque soy bien torpe. Alguna vez, hace tiempo, soñé con ser arquitecto. De niño, dibujaba edificios y hacía casitas con palos de helados, cartón, piedras y material de desecho. Eso me duró hasta octavo. En ese grado, mi profesor de dibujo me hizo perder artística y hasta casi pierdo el año por no saber utilizar los pinceles para decorar costales y estopas. Eso le fascinaba a ese “cucho”; nunca supe porqué. ¡Bueno! Creo que saldré. Voy para el “parche”. En esa esquina, con mis “parceros” , olvido mi mala suerte y mis problemas. Somos los “vagos” del barrrio y la ofensa para nuestros “viejos”... Un día de estos, con suerte, me admiten en la policía o, “de piedra” me largo como “guerrillo”. Cualquier cosa es mejor que llegar por la noche y en medio de cinco personas sentirme más solo que nunca... Cualquier cosa es preferible a no sentir cansancio y desvelarme, noche a noche, deseando que se acaben los reproches y vuelvan esas palabras dulces de una mamá que dejó de quererme.. Cualquier cosa a cambio de esta incertidumbre... Cualquier cosa a estar recostado en mi cama, a las cuatro de la tarde... Cualquier cosa a prender otro cigarrillo... Cualquier cosa a ser ¡...UN BACHILLER MAS!
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