Te he esperado en el parque
en la precaria privacidad de una glorieta.
Llevo un atuendo de embelesos
para que con mis propuestas quedes embelesada.
Vendrás a mí llena de destellos
y capaz de liquidar mi corazón.
Pero yo traigo besos de la alborada
que te harán desistir de tus caprichos:
Para ti, mi cuerpo y mi cabaña
y un lugar remoto entre los pinos.
Y ciento un mil lunas mágicas
donde puedas recostar la cabeza.