Sueña el fantasma de los zapatos viejos
Publicado en May 23, 2010
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Antonín viaja al país de los tarahumara. Lo hace comiendo peyote mientras cabalga en acurrucado en un seno de doncella que obsesiona. Y las Valkirias rubias se abren paso en Polonia para devorar el dolor del vientre de occidente. Antonín concluye que al mundo le sobra el culo. Hay que arder en preguntas y son los desechos del cuerpo los que ocupan nuestro tiempo. Antonín mira un sol embriagado en los girasoles de Van Gogh.
Aúlla chiquillo que el dolor ya calma.
En una pequeña pieza de pensión alumbra la luz.
Sueña el fantasma de los zapatos viejos.
Pierdo en el tecleo de las palabras el sentido de la forma y de la trama. Porque que importa si Antonín viaja al país de los tarahumara, cuando delante las letras divagan caóticas como una constelación de astros (fue en el estallido del caos donde Nietzche sitúo el nacimiento de la estrella).
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Antonín viaja al país de los tarahumara. Lo hace comiendo peyote mientras cabalga en acurrucado en un seno de doncella que obsesiona. Y las Valkirias rubias se abren paso en Polonia para devorar el dolor del vientre de occidente. Antonín concluye que al mundo le sobra el culo. Hay que arder en preguntas y son los desechos del cuerpo los que ocupan nuestro tiempo. Antonín mira un sol embriagado en los girasoles de Van Gogh. Aúlla chiquillo que el dolor ya calma. En una pequeña pieza de pensión alumbra la luz. Sueña el fantasma de los zapatos viejos. Pierdo en el tecleo de las palabras el sentido de la forma y de la trama. Porque que importa si Antonín viaja al país de los tarahumara, cuando delante las letras divagan caóticas como una constelación de astros (fue en el estallido del caos donde Nietzche sitúo el nacimiento de la estrella).

Palabras Clave: Antonín viaja al país de los tarahumara. Lo hace comiendo peyote mientras cabalga en acurrucado en un seno de doncella que obsesiona. Y las Valkirias rubias se abren paso en Polonia para devorar el dolor del vientre de occidente. Antonín concluye que al mundo le sobra el culo. Hay que arder en preguntas y son los desechos del cuerpo los que ocupan nuestro tiempo. Antonín mira un sol embriagado en los girasoles de Van Gogh. Aúlla chiquillo que el dolor ya calma. En una pequeña pieza de pensión alumbra la luz. Sueña el fantasma de los zapatos viejos. Pierdo en el tecleo de las palabras el sentido de la forma y de la trama. Porque que importa si Antonín viaja al país de los tarahumara cuando delante las letras divagan caóticas como una constelación de astros (fue en el estallido del caos donde Nietzche sitúo el nacimiento de la estrella).

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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facundo aguirre

otra
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May 25, 2010
 

facundo aguirre

tienes razón lo experimental era que estaba muy drogado al momento de hacerlo y apenas podia escibir.
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May 23, 2010
 

Roberto Langella de Reyes Pea

Un tanto hermético... No le faltaría un cacho de desarrollo?; mucho no sé de don Antonín (Artaud, verdad?); ya que es experimental, por ahí podrías desarrollar un poco más. Abrazotes.
Responder
May 23, 2010
 

facundo aguirre

relato experimental
Responder
May 23, 2010
 

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