El Clan de los Lycan - part1 capitulo piloto
Publicado en May 25, 2010
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Epilogo…
 
Llovía como nunca.
Estábamos a mitad de junio, y hacía un frío que te calaba hasta los huesos. Pero ni así, usaba un paraguas para evitar que la lluvia me mojase el pelo, la cara y la ropa. Se veía claramente desde lejos la multitud que se reunía para bajar el ataúd blanco, y las flores, Liliums de color también blanco que tanto nos gustaban a mi madre y a mí. Me sentía como una intrusa, ver el funeral de mi amada pero loca madre desde detrás de una lápida no era lo que yo había planeado. Pero nada podía hacer contra eso, si me llegaban a ver, me descubrirían y atraparían. No podía permitirlo, no después de lo que le hice a Diana, a mi sobrino, a mi hermano, a mi Clan.
   Ex-clan.
Dios, me sentía tan sola. No tenía a nadie, mi propio padre casi me había matado a golpes y aun llevaba algunas heridas de aquel momento. Algunas no se irían nunca, y serian a la vez, para mí, como un recordatorio de lo que hice.
Lentamente se bajo el ataúd, y mientras eso sucedía, distinguí una enorme figura, corpulenta, maciza y de metro noventa, que sobresalía muy fácil por sobre la multitud. A su lado, dos hombres con las mismas facciones pero más bajos también observaban bajar el ataúd, con claro dolor en sus ojos. Gabe, mi hermano mayor, y Marcus, quien sostenía la mano de su esposa Lena.
Mi padre lanzó una flor hacia el ataúd, y sin mirar atrás o esperar a terminar la ceremonia se fue. Con cada paso que el daba, sentía como mi sangre hervía un poco más, y como mi visión se teñía de rojo. Ni siquiera estando ella muerta le mostraba respeto.
  Maldito imbécil, algún día pagaras todo lo que le hiciste.
Me corrió una única lágrima, la primera desde que me entere de lo que había pasado, y mientras la dejaba caer por mi cara le dedique una última mirada a donde enterraban lo que más yo había querido en este mundo. Lo único importante para mí.
Di media vuelta y me encamine sola a mi departamento.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Siete años después…
 
-      Cuatro tequilas por favor – me gritaba una mujer, claramente con muchos
más años que yo por encima de la música retumbante, mientras me sostenía el vale para confirmar que había pagado por los tragos. Le quite el papel un poco brusco de la mano por haberme interrumpido en mi babosa mirada hacia un chico espectacular que se movía con ritmo y espíritu en mitad de la pista de baile con una adolecente, seguramente menor de edad.
   Recordatorio para mí misma: pegarle a Nicco cuando lo vea.
-      En seguida – y para lucirme un poco coloque los cuatro vasos en fila, agarre
dos botellas del mejor vodka y las hice girar rápidamente con mis dedos, para luego lanzarlas al aire, atraparlas y proceder a servir a mi clienta. Empuje los tragos hacia ella y procedí a limpiar la barra. Ignore a las personas que se peleaban por ser atendidas por mi o mis chicos, salí de la barra y me dirigí a la entrada del Pub, atravesando la pista de cuerpos sudados, agitados y ebrios.
El aire tibio de verano golpeo mi cara una vez que salí y ahí estaba Nicco, mi mejor amigo y uno de los guardaespaldas del lugar que verificaba las identificaciones de la gente que entraba, junto con Daniel, otro gran amigo quien era muy callado pero bastante fuerte con la cantidad de músculos que tenía en el cuerpo. Ellos dos eran mi grupo favorito, porque eran totalmente opuestos y sin embargo juntos podían detener a una masa de gente que se peleaba.
-      Cariño!, no deberías salir con esa ropa por el cambio de ambientes  - Nicco
me encontró con una mirada seria y los brazos cruzados en el pecho. No sabía cómo hacia eso, de alguna forma siempre me sentía llegar a algún lugar, no importaba que tan lleno o lejos estuviésemos el uno del otro.
-      Tu no hables mucho idiota, estas igual que yo – lo mire de arriba abajo,
notando como siempre su hermoso pelo rubio y ojos verdes, el pecho ancho y bien formado que se disimulaba poco con la polera blanca y ajustada que ocupaba en esos momentos, junto con sus pantalones negros y sus queridas botas de cuero gastadas. Mientras que Daniel, como siempre, traía su pelo negro y largo atado en una cola, sus ojos negros también como la noche, brillaban. Tenía una piel bronceada y la ropa negra que ocupaba como siempre ayudaba a resaltar el color y la forma de su cuerpo.
-      Si pero yo tengo músculos que me sirven de abrigo y que tu claramente no
tienes – la voz de Nicco bajo unos tonos y su mirada me hizo sentir un poco incomoda. Cruce mis brazos sobre mi pecho y me mire hacia abajo. Esa noche había decidido ocupar una polera roja de espandex, y jeans con botas de cuero y taco aguja color negro.
-      Como sea, escucha, dejaste entrar a una menor, una pelirroja con un vestido
muy ajustado y negro, y quiero que la saques ahora, no quiero más problemas con carabineros, ¿de acuerdo?
-      Si me acompañas creo que será mejor, no recuerdo haber dejado entrar a
ninguna con esa descripción. – mi paciencia era grande, pero con este hombre, llegaba a sus límites. Nicco sabía exactamente de que estaba hablando, y el hecho de que en estos momentos me estuviese pestañeando como un niño de cinco años que sabe que hizo algo mal no me ayudaba en los más mínimo.
-      Bien, pero muévete ya – me dirigí a Daniel, lo abrasé por el cuello y le di un
fuerte beso en la mejilla. - ¿Puedes cubrir al enorme bruto de Nicco por un segundo?, debe arreglar un pequeño problema. – él me asintió y me dedico una sonrisa que me hizo sentir cálida. Me impresionaba lo mucho que había cambiado desde la primera vez que lo vi. Estaba en una banca sentado llorando en pleno invierno, y yo asombrada de ver semejante hombre en ese estado me acerque y le pregunte que le sucedía. Nunca me lo dijo ni nunca lo escuche hablar, pero tampoco lo presione para que hablase ya que claramente algo malo le pasó en algún momento de su vida, que lo convirtió en lo que ahora era. Ni siquiera habló cuando vivimos juntos un tiempo en mi departamento y trabajo para ganar lo suficiente y pagarse su propia pensión. Era sin duda alguna un hombre misterioso y espectacular. Además de muy hermoso.
Nicco me abrió la puerta del Pub, puso su mano en mi espalda baja, y me presiono ligeramente hacia adelante para entrar. Una vez adentro, la música lleno mis sentidos por completo. Más desarrollados que los de los humanos, pude identificar muy fácil a la chica con mi olfato. Apenas llegue a ella, sentí un olor extraño que la rodeaba, y si hubiese sido una humana común y corriente a lo mejor no lo hubiese olido, pero su cara y acciones la delataban. Estaba drogada.
Sus ojos estaban muy dilatados eran casi negros, transpiraba en exceso aun para estar bailando y sus movimientos se habían vuelto muy torpes desde que la había visto. Le fruncí el ceño a Nicco, y ahora sí, molesta fui donde la niña, la agarre del brazo y la senté en una mesa, echando a una pareja que estaba besándose apasionadamente.
-      ¡Ay!, suéltame idiota, ¿Quién te crees que eres? – me dijo ella tratando de levantarse,
pero claramente imposible de lo drogada que estaba. Sé que dije que Nicco iba a arreglar este problema, pero de verdad me irritaban las adolecentes que se creían las dueñas del mundo.
-      La dueña de este lugar, y tu niñita estas estorbándome, así que quiero que
llames a tus padres o un taxi, no me importa, y te largues de aquí – desde atrás mío sentía el olor de Nicco haciéndose más fuerte y al parecer el chico con el que había estado bailando también nos había seguido con unos amigotes.
   Perfecto, esto se va a poner interesante.
-      ¿Qué sucede aquí? – con mis manos en las caderas me gire y me encontré
con el ya-no-tan-apuesto-chico-como-pensaba que me miraba de pies a cabeza, cual predador a su presa. Ahora que lo miraba mejor, no era tan lindo como creía, tenia espinillas en su frente que disimulaba claramente con base, era enclenque y desgarbado y usaba pantalones el triple de su talla.
   Next!
-      No sé si eres sordo y ciego o qué, pero ella claramente es menor de edad y
esta drogada. Y aquí no somos una guardería para cuidar niños así que si no se va ahora llamare a sus padres para que la vengan a buscar– gire mi cabeza para ver cómo reaccionaba la idiota allá atrás y claramente estaba enojada por lo que haba dicho. Y no era para menos, cuando eras adolecente te creías invencible e indestructible. Gran error. Cuando volví mi atención al chico, esta vez estaba mucho más cerca, y su cara había cambiado, olía su excitación por sobre el olor a alcohol y sudor de los cuerpos bailando un poco mas allá en la pista. Traté de buscar a Nicco y pedirle que se encargara de él, pero al parecer el muy imbécil se había ido.
-      Creo que esto – dijo pequeño-niño acercándose a un mas y tocándome con el
dedo índice del cuello hacia abajo – podemos arreglarlo de alguna forma, ¿no crees? – ugh, asco, esa fue la gota que derramo el vaso. Antes de que pudiese seguir llegando más al sur con la base de la mano le pegue en la nariz, escuchando como se le rompía. Inmediatamente cayó atrás aullando de dolor, y mientras los cercanos se reunían a ver lo que pasaba los dos amigotes que habían estado callados en ese momento avanzaron con clara sorpresa y rabia en los ojos. Se iban a abalanzar los dos contra mí, los muy cobardes, y cuando llegaron al alcance de mi mano, olí algo que antes había pasado desapercibido para mí. Eran Lycans, como yo. Bueno, al menos si caía no iba a ser sola. Estaba lista para acertar el primer golpe cuando de la nada uno de ellos cayó como saco de papas al suelo y el otro era tirado hacia atrás, cayendo en su trasero y seguramente lastimándose otra parte de él muy sensible.
-      No puedo creer que de verdad te iban a atacar entre ellos dos – mi corazón dio
un vuelco, fue como si de la nada me hubiesen tirado un balde con agua fría. Me paralicé donde estaba, y con la boca patéticamente abierta vi como mi caballero blanco se acercaba delante mío y me dedicaba una sonrisa que me debilito las rodillas. Adrienus Corvet. – te preguntaría si estás bien, pero veo que llegue a tiempo – giro la cabeza a donde todavía estaba pequeño-niño tirado en el suelo, me volvió a mirar de nuevo y otra de sus sonrisas casi me noqueo, botándome al suelo – al menos no fue antes de que le pegaras a él.
De verdad, era imposible de creer. Sus ojos eran cafés oscuros, teñidos de diversión. Tenía el pelo negro brillante y desordenado tal y como lo recordaba de la última vez que lo había visto en su último año de Instituto, cuando yo apenas tenía quince y el dieciocho años. Su nariz era recta y muy sensual, los labios eran otra cosa. Llenos, el de abajo un poco más que el superior, que pedían a gritos ser besados y saboreados, y que prometían ser agiles y conocedores en lo que iban a hacer. Vestía ropa casual, una camisa Ralph Lauren celeste con rayas blancas que se le apretaba al maravilloso y musculoso torso, jeans azul claro y botines negros.
Mientras lo tragaba con la mirada, una corriente de aire trajo una muestra de su olor, y fue como si un camión me hubiese golpeado. Me tambaleé hacia atrás y me apoye en la pared que estaba a solo dos pasos de mi espalda. Mi corazón se acelero notablemente y mi lobo interior se agito por primera vez en muchos años. Sentía como se refregaba en mi interior, como me imploraba salir para juntarse con su compañero, su otra mitad. Corvet en cambio solo me miraba con la sonrisa ahora ausente de su cara, sin entender que sucedía, pero solo iba a ser cuestión de tiempo, antes de que se diese cuenta lo que él era para mí, lo que yo era para él.
-      Helena, ¿qué te sucede? – Nicco apareció a mi lado justo unos momentos
después de la pelea con el chico. Coloco un brazo alrededor mío y trato de que me moviese, pero yo no podía, simplemente no entendía porque me sucedía esto a mí. – Cariño estas temblando.
-      Puede estar en shock – dijo Corvet acercándose más aun, y yo
automáticamente me apreté más contra la pared. Estaba atrapada, no quería que él se diese cuenta de que yo era su otra mitad, o visto de otra manera su media naranja. – Tranquila, todo está bien, solo te voy a tomar el pulso – y con eso tuvo. En el instante en que toco mi brazo una corriente surgió entre nuestros cuerpos. Era abrazador y abrumador al mismo tiempo. Sentía su lobo inquietarse y tratar de refregarse con el mío, para impregnarse de mi olor y viceversa. La cara de Corvet cambio de inmediato, si antes no lo había sospechado ahora podría estar cien por ciento seguro de que éramos compañeros de por vida. Pude ver como experimentaba distintos sentimientos, incrédulo, feliz, confuso, decepcionado, enojado. Dios, no lo conocía aun, con suerte sabia su nombre y el Clan al que pertenecía, pero dolía ver que estuviese sintiendo eso. Bueno, y no era para menos cuando él era el futuro Alpha de unos de los Clanes más grande y fuerte. Seguramente esperaba  que su compañera de por vida fuese una chica rubia de ojos azules, con un cuerpo talla cero y definitivamente no el mío y lo más importante, que perteneciese a un Clan, a una familia.
El recuerdo de los míos me hizo recordar emociones enterradas ya hace mucho. Bien, si mi familia me odiaba lo más normal es que mi compañero también. Con un dolor insoportable en el pecho salí corriendo. Llevaba mucho tiempo sin llorar y no quería empezar ahora no con publico mirándome. Aun con el sonido de la música, escuchaba como Nicco me gritaba, y de Corvet, por supuesto nada.
Salí por la parte de delante de un solo golpe, agradeciendo a los cielos que tenia la llave de mi moto en los bolsillos, la monte y la encendí. Salí sin traer conmigo mis cosas de la oficina, o la chaqueta para el frio o el casco. Incluso, después de un momento lo agradecí, el frio y el viento despejaban mi mente y me permitían manejar concentrándome solamente en lo que tenía por delante.
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Foto del autor Isidora Sotz
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Descripción

Palabras Clave: Lycan

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Ficcin



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Johel Delacroix

Suena muy intersante pero como que empieza a ser de esas típicas historias de amores lobunos y la verdad, como que manchan la historia.
Pero todo lo demás, está perfecto yhasta diría yo que merece ser impreso, según mi mediocre opinión.
Responder
May 25, 2010
 

Isidora Sotz

Mmm, gracias supongo, pero en realidad solo escribi estas lineas para ver si tenian buena aceptacion o no... es primera vez q dejo que alguien lea lo q escribo.
Igual estaba pensando usar la misma trama y convertirlo en una novela, nada de ficcion.
Ehm... Bitefight???
Responder
May 26, 2010

Johel Delacroix

sí, yo también tengo al go escrito Lycantropos Vs Vampiros basandome en un estúpido juego llamado Bitefight y en Inframundo.

Pero como dije, escribes perfecto, supongo que habrás estudiado tal materia, lo haces como los profesionales.
Salud!!!
ya me duele el trasero. Bye

Responder
May 26, 2010

Johel Delacroix

Creo que escribes mejor que la mendiga de Charlaine Harris; que terminé por quemar sus librajos de vampiros.
Responder
May 25, 2010
 

Johel Delacroix

Bitefight eh??
Responder
May 25, 2010
 

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