Imposible decirte cuanto quiero que sepas
Mi boca es torpe y mi pensamiento una centella
Desde el desierto mis voces vuelan, a por ti
A tu torre de marfil...
Te hablo desde las páginas de mis libros más queridos
Escritos todos para el olvido
Ruinas imperiales al parecer de los bárbaros
Y también a su perecer
Antropoides de la Edad de Acuario
 
Te llamo en el eco de mi voz que merma
Palabras que son golondrinas a los cuatro vientos
Noto, de antárticas inmensidades
Euro, de reinos de antes del tiempo
Bóreas, de fragores nórdicos
Céfiro, de mundos vírgenes para el saqueo
 
Prólogos y nudos, ingredientes de un sólo epílogo
Tú, mi tablón final, protagonista de esta clausura
Mamá partió... hace tiempo lo hizo
Potestad de la hoz y el traje de harapos...
¡Mamá se perdió, se silenció, mamá se enfrió, se pudrió!
Sepultada en el génesis patógeno de mi enterramiento en vida
 
Inicios ya no hay... cada uno es un intento fallido
Destrucción que florece en llamas tornasoladas
En bombas, trasgresiones y balas, circuitos y redes
Los clones de los antiguos, su poder de erigir vida
Tubos de ensayo, prisiones y cadenas para el ADN
¡Hombres mejorados y reinventados...!
Tanto que dejan de ser humanos...
 
Androides terroríficos vinieron para asesinarnos
Te suplico creer que escaparemos de sus manos
Fugarse en una estrella es un vuelo rutilante
Entresijos de amores declarados
 
¡Ahora vuela, mi héroe predilecto, mi corazón cicatrizado!
Neo-Mesías de un mundo autómata
Alas de una brisa que antaño amó a la Mujer Artífice
Afectos cálidos bajo amenazas de sombra...
Cada día es una nueva batalla, por la salvación, por la memoria
Por un pasado verde y azul, por una brizna de hierba
Por cada dolor saliendo de mis entrañas convulsas
Llamado profético, íntimas confrontaciones...
 
Solo te pido una merced para el futuro incierto, amigo
Cava una tumba para mis sueños, hermano
Recuérdame por lo que hoy te digo... no por lo que seré mañana
Contrición anticipada... mi último suspiro y estertor
 
 
Damián Larshet