Aún
Publicado en Jun 01, 2010
Aún no me he recuperado del rugido solar
que arrebató nuestras plazas y casas. Fue un bajar de tigres impetuosos el que arrasó nuestro pueblo a llamaradas. Los niños morían en sus flequillos quemados por las bocas de la lumbre. Murieron las vírgenes en todo su vigor después que se desparramaron en sus senos los fuegos. Sólo sobrevivimos mi yo y algunos objetos que se difuminan dentro de un osario.
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