Depresiones USB
Publicado en Jun 04, 2010
Ella era una memoria flash USB de 600 MB, fabricada en Arizona con una cubierta rosada y el logo de Barbie como detalle. Cuando apareció en el escenario de la oficina, dejó a todos los diskettes y CDs con la boca abierta.
La envidia, admiración y servilismo hicieron de esta memoria – a la que llamaban Barbie –por el logo- la consentida de todos los escritorios. Había que verla ufanando su precio, calidad americana y asombrosa memoria reutilizable. Todos le mostraban respeto y prioridad e inflaban su ego. Cierto día, incapaz de ejercer autocontrol suficiente, un flamante CD-RW (relativamente nuevo en ese momento) declaró su amor a Barbie y lo hizo en público, esperanzado en poder entrar en red e intercambiar bites con ella. La risa abrasiva de Barbie dañó permanentemente el CD-RW, incapaz además de soportar la vergüenza y el rechazo, fue eliminado antes de la hora de salida, pocos fueron los que sintieron pena al verlo en el cesto de desechos, tal vez por la importancia que se daba o por ser lo que era, RW, su adiós fue irrelevante. Las pocas esperanzas que albergaban algunos CDs -y más de tres diskettes a punto de jubilarse - respecto a Barbie se desvanecieron, al conocer esta vanidosa, a un Pendrive USB de 2 GB de fabricación japonesa que la sedujo con su potencia gigante; su arrebato fue tal, que pese a que le contagió una treintena de virus, se sentía con alguien que si la merecía, en el cielo digital. Ni un mes después, al verlo con una super memoria de 6 GB de industria taiwanesa, la vanidosa memoria rosa entró en depresión insana y acabó con su existencia, jamás fue posible volver a abrir alguno de sus archivos, terminó en la misma cesta que el CD-RW despreciado. Sin siquiera enterarse del fin de Barbie, el infiel de 2 GB, solo tenía memoria para la súper de la isla de Taiwán. Su éxtasis lastimosamente acabó pronto: trajeron a la oficina a cinco flamantes pendrives de 12 GB, procediendo todos ellos a seducir sin mucho esfuerzo a su supuesto amor eterno. El dolor ante las sucesivas escenas y cierta culpa al recordar a Barbie, sellaron el destino del otrora orgulloso chiche. Se sintió un ligero olor a quemado y al cabo de algunos intentos, quedó claro que la memoria se había tornado inutilizable. En la oficina no se explican qué pasa últimamente, que las memorias USB se queman cada nada… ----------------
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Oscar Ach
Saludos!
Rojoprofundo
inocencio rex
saludos