Vaticino errancias constelares.
Vaticino tu voz casi hecha leyenda.
Vaticino nuestra estancia en alguna hondonada
luego de la quema de algún cinematógrafo.
Vaticino que empezaremos juegos de seducciones
y que estarémos cada uno en el interior del otro
Luego de que yo de lustre a tus pupilas
incendiándote toda de grandes alabanzas.
Para mí, tu boca será un nido
que pienso doblegar con mi lengua magnética.