Para ti
he adornado mis manos con pétalos y muérdagos.
Le he dado a mi cuerpo el color de la lumbre.
Me he cubierto de lirios y crispadas violetas.
Para ti, que aceptas mis cicatrizaciones
y mi alma algo coja y aún no cauterizada
he traído de Venus los más bellos abriles
para bañar tus hombros con su dulce agua tibia.
Para ti, que vienes siempre envuelta de rocío
te entrego mis abrazos y mis resurreciones.
Me han levantado para siempre tus ojos
estando casi muerto en mis vacilaciones.
Acepta de mí todos los besos lúdicos
que me atrevo a entregarte con un sabor a copla.