Isabella una mujer de negocios, muy distinguida, ya cansada de su rutinaria vida, ese viernes por la noche ya no hace su habitual recorrido, se monta en su vehículo y marcha por la avenida sin rumbo fijo, se desvía en el primer cruce. Se estaciona frente de un bar alejado de donde era conocida, no le importó ni siquiera la categoría de ese bar de la avenida.
Sin siquiera pensar se encuentra ya dentro impregnada de ese olor a cigarrillo,trago, música a noche y sudor de los danzantes felices, era la bohemia, estaba alucinada su corazón acelerado
no la dejaba pensar, en un instante escalofríos sintió, pero de igual forma se quedó.
Se acerca a la barra y pide un trago enciende un cigarrillo y observa el comportamiento animal de aquel hombre que no la deja de mirar, se le esta insinuando y ella nada mal le pareció, claro que con cierta duda y temor. Se acerca el a hablarle pero ella nada le entendió y sin siquiera dar tiempo a nada en medio de la pista se encontró, bailando con un desconocido, pegada a su cuerpo sin vergüenza y temor.
No se acuerda cuanto tiempo pasó, ellos solo se miraban, había un gran silencio entre los dos, pero sus cuerpos hablaban de deseo, de pasión, Isabella de pronto del trance salió y se dijo que
locura estoy haciendo, él la miro y muy cortésmente le dijo no haré nada que tu no quieras hacer.
Isabella se entregó a la aventura osada y llena pasión, sin pensar en mañana solo se entregó y disfrutó, desde ese día su vida cambio
.De ese encuentro han pasado ya cinco meses. El y ella cada viernes por la noche se encuentran en el mismo bar sin decir palabras disfrutan da la música y no paran de bailar sus cuerpos se transforman en un solo y llegado el momento, ellos saben, sale uno primero y se vuelven a juntar en aquel refugio de amor y pasión que desde un principio los unió, el refugio que sin preguntas el le ofreció y ella sin temor se entregó.