Fragmento de: Mi último orgasmo sobre las nubes que el sol no se alcanzó a fumar (Colección de textos sin ningún sentido) 2004.  (Una mofa sonsa a los niños goticos).
 
Era solo un sucio sillón, donde la putridez del  vomito y la cerveza se mezclaba con el aire caliente que azotaba ese lugar, mientras los maltratados labios de una sucia puta trataban de hacerme explotar la verga, yo solo miraba por el cristal y esperaba la hora de salir de esa pocilga. Los gemidos se atoraban en mi garganta mientras ella se sentaba en mis piernas y se penetraba con mi erecto órgano. El sol ya daba sus primeras señales entre las grises nubes que me avisaban que era otro día frio, mientras la droga cumplía su parte. El ruido de los camiones y la gente comenzando sus actividades matutinas, me avisaba que ya era tarde.


Entre el licor y las anfetaminas, solo podía deslizarme por aquel sofá y dejar mi cuerpo extendido sobre el de mis compañeros y sus putas, ella intentaba besarme, yo solo podía voltear mi cara y sonreír con los ojos cerrados mientras la esquivaba, otro trago de cerveza mientras los malos olores se juntaban con la tierra mojada de aquel invierno, hacia frio y el sol cada vez se nublaba mas, la voz de Charly y sus dinosaurios intentaba escapar de esa descompuesta grabadora que atrozmente asesinaba su música con una espantosa interferencia. "La persona que amas puede desaparecer" dije mientras intentaba pararme nuevamente y alcanzar algún cigarro.

Tarde, entre fragmentos de sueños mi vida se escapa sobre los vastos campos donde las nubes alcanzan el suelo, los arboles se quitan las mascaras y los gritos son ladrones que nos roban los recuerdos que llevamos en las manos, como el humo que sale de nuestras ilusiones rotas que se desvanece entre la espalda y las pupilas, en lagos de súplicas y oraciones sin un remitente, vidas de ex esclavos que sueñan con una última azotada, entre cadenas y flores cortadas desde la raíz me hayo sobre este sillón.
 
Tarde.


La sangre teñía lentamente la tierra mientras era pisoteada por aquellas putas que se mofaban porque había roto con mis manos aquel cristal empolvado y manchado, yo solo quería escapar de ese sucio tugurio, me reventaba la cabeza el saber que no sabía cuántos días llevaría allí tirado mientras el reloj se aproximaba al atardecer, había perdido la noción mientras el alcohol me alejaba de todos, quería salir pero no era capaz, quería dormir pero me daba miedo el saber que podía pasar conmigo, quería quedarme despierto viendo el desolado baldío mientras la lluvia jugaba con sus hijos, pero inútil intentar mantenerme de pie.


La fiebre se apoderaba de mi cuerpo y el sepulcral silencio hacia juego con mis ojos enrojecidos, me levanté como pude, rasguñé las paredes y grite entre la lluvia que se empecinaba en maltratarme mientras caminaba El Jardín del Odio.


Tarde, los purpuras se tornaban negros sobre las manchas de lluvia y aceite, la espiral se había roto bajo mis pies, caía en los dominios del purgatorio que se atiborraba sobre mi cabeza, en forma de azules y voces que me susurraban entre alucinaciones que me acercaban y destrozaban mi pecho con sus plegarias de redención...
 
Tarde.


Aun estoy en este sucio sillón que me sofoca con su hediondez, las tardes pasan entre tormentas y soles que se apagan lentamente entre las montañas. Ya intento buscar mi casa, ni huir de esta porqueriza porque me he dado cuenta que este es mi hogar, tarde; me di razón entre putas y gamines.
 
¿Mi familia?