El apareamiento de las especies.
Publicado en Jun 23, 2010
Fragmento de: Ciclo Eléctrico (Mini cuento)
"Pensamientos absurdos: El abismo universal y el romance de unos tímidos lagartos en la orilla del Nilo" Es increíble la cantidad de sandeces que puede llegar a hablar el ser humano si se lo propone, increíble la cantidad de pensamientos que pasan por la cabeza de una persona común, bueno al menos eso creo, miro el cielo desde un sitio desconocido, observo con detenimiento el purpura de las nubes que contrastan el azabache de una noche estrellada, densas nubes que acarician a los astros en la infinidad del universo. Quedo perplejo mientras una voz que está a mi lado me saca del etéreo viaje galáctico. -¿Alguna vez has observado el cielo y te has planteado mil preguntas?- cuestionaba una voz en off que se empeñaba en sacarme de mi repentino trance lunar. - No lo se, dentro de mi mente hay infinidad de pensamientos que se funden creando nuevos sentimientos que se fusionan con las imágenes que entran por mis ojos y que mueren precozmente cuando una desconocida voz me aturde preguntándome pavadas tan generalizadas, le respondí queriendo evitar cualquier tipo de conversación que intentara arruinar mi espacial silencio. Creo que hacerse preguntas mientras se observa el cielo es algo tan inútil como inventar una nevera con reproductor de Dvd o pegar un espejo debajo de la cama, son pensamientos tan básicos que siempre llegaran al mismo hueco inerte del cual salieron. Claro que contemplar la soledad y observar el cielo desde el crepúsculo hasta el amanecer, hace preguntarse infinidad de cosas que tal vez tengan sentido solo para aquel que se cuestiona solitariamente, lo anormal seria pasar la noche entera mirando hacia arriba mientras el universo cambia y los colores se fusionan y por aquella solitaria mente no pasara ni un solo cuestionamiento. También es agradable observar el empíreo en la mitad de la noche mientras a tu lado te hace dueto una buena compañía femenina, observas el cielo delicadamente mientras te preguntas infinidad de cosas, he de ahí que ya no solo puedes tener pensamientos siderales. Cuando observo el abismo universal en compañía de un buen espécimen femenino, lo primero que pienso mientras observo las estrellas que adornan la negrura del universo es en que tipo de mujer tendré al lado mientras mis ojos se aferran a las estrellas, lo segundo es que compatibilidad tendré con aquella chica, lo tercero es que tan lejos puedo llegar. Hay algunas chicas que observan el cielo junto a un tipo y le preguntan al tipo que con cuantas mujeres ha pasado la noche en las mismas circunstancias, también hay chicas que le preguntan al tipo sobre que es lo que piensan cuando observan el cielo, hay otras tipas que callan esperando a que el tipo diga cualquier cosa intelectual acerca del universo, hay otras que prefieren agarrar la mano de el tipo y aferrarse a el porque le temen a la oscuridad de la noche, hay otras que nombran a las estrellas, hay otras que solo prefieren estar calladas y no pronunciar una sola palabra solo para no esperar tener una conversación estúpida acerca de un normal lapso entre la noche y otro amanecer. La peor ocasión es cuando observas el cielo en compañía de un grupo de personas o así tan solo sea una persona que no sepa interpretar el silencio de su acompañante, y comienzan a balbucear incesablemente queriendo parecer intelectuales. -¿Alguna vez has observado el cielo y te has planteado mil preguntas? - ¿Qué tan extenso será el universo? - ¿Será que habrá vida en otros planetas? - ¿Será que existe un dios? - ¿Crees en la teoría de la creación divina o en la evolutiva? - ¿Crees en la reencarnación? - ¿Sabias que el ser humano es el único que se ha planteado preguntas cuando mira el universo y así han tenido infinidad de ideas para inventar cosas en desarrollo de la humanidad? ¿Será que los extraterrestres serán como los muestran en la tv? ¿Por qué el cielo cambia de color? ¿Por qué brillan las estrellas? Pffff, que se yo... Mil preguntas sin sentido que se ha planteado cada ser humano en algún momento de su vida, por lo regular suelen hacérselas cuando el cielo esta oscuro. Piensan y piensan, balbucean incansablemente, expulsando de sus bocas la baba que sale de sus cerebros, caminando eternamente en ese tedioso ciclo que solo te hará perder el tiempo hasta que amanece. Esta noche mientras las nubes se espesan, marchitando el brillo de la luna y llenando el profundo oscuro espacial con sus infinitos purpuras que se extienden ocultando tras ellos aquel azabache estelar. A mi mente llegan los recuerdos de la última chica con la que observe el cielo, desde el crepúsculo hasta el amanecer, la ultima chica que fue capaz de estar en silencio contemplando la noche en todas sus faces, complementando mis pensamientos con su silenciosa compañía, alimentando mis ideas, mientras acariciaba mi mano y sonreía en tanto las estrellas brillaban con mas fuerzas. Eran noches de verano como hoy y Mel la dulce chica que sonreía mientras en sus labios tres diminutos lunares pintaban una hermosa figura de belleza juvenil. Mel, podría decir que recuerdo cada instante que pase junto a aquella risueña chica, de voz delgada, de cabello oscuro y ojos tan profundos que perfectamente reflejaban el azabache de la noche, haciéndolo parecer mínimo ante aquel diminuto par de ónix. Mel y la tenuidad de sus caricias en noches verano, posteriores a tardes donde solíamos languidecer como un par de lagartos a la orilla del Nilo, agonizando bajo los extenuantes rayos del sol africano, muriendo en vida cada atardecer, esperando ansiosos a que cayera la noche para poder aparearse mientras el abismo universal los cubría con su oscuridad. Las noches eran una época especial para nosotros, en especial para mi que soy un lagarto devorador de lagrimas, como ya lo he dicho en diversas ocasiones: Un lagarto que recorre las sucias cloacas del Jardín del Odio, buscando ansioso el alimento que brota de los ojos de aquellos mortales que se aterran al ver mi imagen. Soy el lagarto que en las penumbras se escapaba de las alcantarillas y adoptaba la figura humana para recorrer las vertientes de aquel Jardín, acariciando la sombra que dejaba mi espíritu mientras la luna acariciaba mi cuerpo, el lagarto que a mitad de la noche esperaba el momento preciso para golpear en la ventana de Mel y observar en su sonrisa ese trío de diminutos lunares que hacia juego con sus negros ojos. A la sombra de la luna, separados en distintos viajes siderales, acompañados por el sepulcral silencio que provocaban nuestros susurros omitidos, tal vez por miedo, tal vez por timidez, tal vez porque nunca nos atrevimos a preguntar: ¿Te has puesto a pensar que habrá más allá del cielo? ¿Será que en algún del planeta alguien mas estará mirando hacia el cielo? ¿Será que algún día miraremos el cielo con otras personas? Para nosotros el cielo siempre fue el cielo, el verano siempre fue caluroso y una buena temporada para el apareamiento de los lagartos del rio Nilo. Continuará.
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daih
JA! tan tan!!
alma
Felix Antonio Esteves Fuenmayor