Los Besos de Blondie.
Publicado en Jul 07, 2010
Carta a Nancy desde mi Letífero lecho. (Minirelato) Odio cuando amanece tan rápido, aun no asimilo que he hecho de la muerte mi amiga, de los excesos mis cómplices en una noche demasiado corta, pero igual siento aquel frio espacio que ocupa la soledad. Te escribo desde mi lecho, querida Nancy te escribo tal vez como una despedida, tal vez como aquella vieja promesa en la que siempre he de cuidarte como el más fiel de los guardianes, como el más atento de los custodios. He de sentirme incompleto esta mañana, saciado de cocaína, de licor, de nicotina, con restos de sangre en mi nariz, he de sentirme desmembrado al sentir tu ausencia mientras la taquicardia me invade, he de sentir el aliento de aquella dulce amante llamada muerte, mientras las ansias poseen mi ser puedo sentir los besos de Blondie recorriendo mi organismo, beso a beso inundando cada espacio de mi cuerpo, mientras te recuerdo, mientras te pienso y me despido en una lúgubre mañana de Mayo; me despido y digo adiós a mis deseos, a mis sueños y aspiraciones; me despido con una tranquilidad apabullada por el molesto sonido que produce la campanilla del camión del gas... ¿alguna vez te dije que odio el ruido que produce aquella campanilla? Odio aquel sonido como odio tu ausencia, como odio esta diaria zozobra en la que permanezco. Es mejor irme en soledad, felizmente insatisfecho contemplando el recuerdo de tu imagen sobre mi lecho, recordando la más dulce de mis pesadillas hecha realidad por contados instantes... Necesito un cigarro y un trago de cualquier licor, al menos el cigarro para apaciguar esta media respiración que me contiene. "Creo que cada ser ha de sentirse en la plenitud de su vida, justamente al momento anterior de su deceso, tal vez esa plenitud suele ser asesinada justo cuando aquellos seres esperan ser recordados, evitando sentir ese dolor que experimentaran aquellas personas que dicen amarlos..." Aspiro unas cuantas bocanadas de tabaco mientras el hipo comprime la boca de mi estomago y se dilata en mi garganta fusionándose con el humo del cigarro, mientras ansío escuchar tu voz una ultima vez (Al menos para sentir tu rechazo), mientras en mi cabeza retumba tu silueta y me doy a la idea que soy un solitario lagarto asfixiado en su angosta cloaca, ¡No sé si he de morir, me siento demasiado drogado y el valium apenas pudo estabilizarme, no se si he de sobrevivir, total desde hace mucho tiempo me considero un cadáver experimentando una desquiciante penuria! Me siento como aquel loco castigado y llevado a aquella habitación del sucio manicomio donde no existe la luz. Es allí donde me siento como en mi hogar al menos mientras mis ritmos cardiacos cambian precipitadamente... Es el corazón de existir el que ahora me juega malas pasadas, mientras mi insomnio persiste. Escribo incesablemente mientras espero mi inocencia, si he de morir espero hacerlo de alguna de las formas en que diariamente imagino: escribiendo, aferrado a mi empírica pasión. Una vez mas reitero, me considero el mejor, el mejor de tantas maneras que solo yo suelo entender, que seria incapaz de describirte o de describirle al resto de la humanidad, ¡soy el mejor en mi mundo y soy el mejor porque solo yo habito en el! Esta vez realmente siento que experimento una muerte lenta, entregándome voluntariamente a los brazos de un ser desconocido mientras produzco nasales ritmos que interpretan una tediosa canción que acuchilla mi silencio, que lo asesina vorazmente como un desalmado psicópata que ansía saciar sus ansias de maldad. Estoy totalmente estático y me conservo tembloroso mientras observo a mi derredor y experimento una vez mas aquella sensación que Blondie suele dejarme en mi ser, como una secuela que me hace recordar sus besos, que me hace arrepentirme de ser nuevamente uno mas de sus amantes, mi inconsciente espera nuevamente entrar en aquellos "Voltajes Elevados" de aquellos amargos viajes a la hora de regreso de un universo abstracto que succiona mis deseos y me convierte en un autómata ser de su cósmica voluntad, sin esperanzas, sin virtudes y con el cuerpo agotado de ejercitar en el gimnasio de los arrepentimientos. Agotado y automatizado, tal vez como una prematura viuda que extraña a su marido y que pasa las noches construyendo monólogos con palabras que nunca le dijo en vida a su fallecido amante, tal vez como una hermosa y virginal rosa que nace en medio de un infernal desierto y que pasa su escasa vida esperando ser follada por las gotas de lluvia que posiblemente jamás han de surgir. ¡Mantengo el sonido de tus ojos en mi recuerdo, mientras te hablaba la imagen de mi silencio y repartía algunas caricias sobre tu cálida e insegura piel! La mañana transcurre y afuera de mi habitación escucho las voces de mis abuelos que merodean en la casa, me siento como un paranoico en medio de una agobiante multitud. Espero la muerte mientras esta dilata su distancia y se mofa de mi impaciencia y ahora mi pulso se hace mas débil, parpadeo después de algunas horas de no hacerlo, me siento diminuto sobre la inmensidad de mi habitación que se hace cada vez mas extensa adentrándose en las fronteras del averno, las voces de mis viejos se escuchan cada vez mas lejos y mis oídos resucitan aquella sórdida canción que interpretan mis fosas nasales acompañadas por la música que produce mi entrecortada respiración. Pienso en ti constantemente y estiro mi cuerpo hasta que traquee cada una de mis articulaciones y los latidos de mi corazón se posan sobre el lado izquierdo de mi cabeza, desesperándome, alterando mi cordura, haciéndome desear un bello final para este texto que parece interminable en medio de esta enloquecedora sensación. Realmente quiero entregarme a la muerte, no entiendo porque la cocaína no cumplió con su parte, mi alma busca salir de su estuche y se despide de lo material... Enciendo el televisor para no sentirme tan solo y doy una vuelta por los canales pero solo encuentro noticias de muertes, supongo entonces que mi enigmática amante tendrá bastante trabajo y eso retrasa un poco el momento de sentarse a mi lado, acariciar mi mejilla con su blanca mano y darme un apasionado beso que cierre mis ojos para siempre y apague eternamente esta carnal marioneta. Escuché tu voz en el teléfono hace un instante, realmente estoy asustado, estoy inseguro, no lo se, me siento feliz, me siento triste, me siento en un estúpido limbo, pero escucharte siempre ha de tranquilizarme un poco, si muriese en este instante lo haría con una dulce sonrisa en mi rostro, si muriese en este momento lo haría felizmente mientras conservo fresca la huella de tu voz en mi oído. Afuera los chicos juegan pelota y esperan su desayuno, yo solo tengo letíferas ansias de morir o dormir. Me gustaría saber que estarás pensando justo en este momento, me pregunto que estarás haciendo mientras me siento caer en el sueño eterno de Thanatos. Como todas las mañanas, mi hermanita menor entra a la habitación y disimulo mi comportamiento, la observo mientras me habla suave y cariñosamente, quisiera abrazarla muy fuerte y besarla tiernamente en la frente mientras me despido con sutileza, pero el temor se apodera de mis huesos y la cabeza parece estallarme de un improvisado pero agudo dolor que nace en mi nuca y se propaga por todos mis sesos que yacen agotados en un estúpido "Stand by", mientras la luz atraviesa la cortina y golpea fuertemente mi cara... Observo mis manos que se tornan purpuras, tal vez por la falta de circulación, fijo mi vista en mis dedos y me llama la atención que moriré con mugre entre las uñas. ¡Querida Nancy, si alguna vez viajas al infierno no te olvides de venir a visitarme!
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ariel