Sammy, una novia de primavera
Publicado en Jul 07, 2010
Sabía que no resultaría una relación con Sammy . Tenía la corazonada que iba ser solo un ensayo del corazón, tan corto como la primavera. Pero esta cabeza loca se le acercó y la beso, en un ejemplo claro de acotar en que la contradicción es una licencia otorgada a los seres humanos.
Me enamoré de ella por que tocaba muy bien el piano: facilidad mágica para encajar sus pequeños dedos en cada tecla, también porque llevaba el cabello suelto y porque era tan libre como las brisas de esa primavera. Ella no era popular, nunca lo fue, ni lo será. Detestaba llamar la atención y eso era algo que me hacía sentir que tenía un producto especial, no conocido. Le encantaba estar sola frente a su ventana, en la alcoba vieja del tercer piso, donde aun el viejo pino levanta sus brazos para llevar el canto de los pequeños tortolos de ayer. Ese sitio era su aposento donde se desgarraba con el piano, donde componía, donde lloraba y quizás fenecía. Todo empezaba al caer la noche, al llegar de clases, mientras me acercaba más a su casa podía escuchar su arte con más claridad. Sammy tocaba fur elise, balada para Adelina, los clásicos del piano. Cuando en algunas noches sentía que ya no podía con la represión que la asaltaba, sentía su respiración y se aislaba con el piano. Siempre fue un enigma su vida, podía estar afligida, podía estar riendo, y a veces solo echada en cama escuchando a Beethoven y jugando con los peluches que le regalaba. Ambos sabíamos que no estábamos enamorados y que el corto tiempo que duraríamos sería para acompañarnos. Era una de esas relaciones al que denominaba "Un paseo corto por el paraíso" Aquellos tiempos buenos pasaban rápido, sin querer ya teníamos mes y medio. Nuestros días no habían cambiado mucho. En las noches ahora ella tocaba el piano y me esperaba llegar de clases para cantar mis composiciones. Finalmente fuimos una buena pareja, un buen dueto. Salíamos al teatro, a los conciertos y de vez en cuando nos emborrachábamos solos en su alcoba hasta ver el día siguiente de la primavera. Ella quería ser una gran pianista (de alguna forma ya lo era), irse de gira y darle la vuelta al mundo con el piano. Seguía con la idea de continuar los sueños de Ludwig van Beethoven. No tenían límites sus sueños y ambiciones. Mientras yo estaba a punto de jalar mis cursos por darle todo mi tiempo, para colmo estaba llevando un curso extra que me matriculé y que casi todo el mundo lo repite al menos una vez. Tuve que marcar distancia, así que me aleje por varios días para recuperar ventaja en el plano académico, necesitaba repasar todas las materias y superar ese curso que me estaba volviendo loco. Dos semanas después de haberla evitado para salvaguardar mis metas académicas y para lograr reponerme, le llamé al móvil y le dije a Sammy que le extrañaba mucho y que vería la forma de como corresponderla por mi ausencia. Sammy me dijo que me extraño mucho, pero en la soledad había conseguido plasmar una melodía que me encantaba en piano, y que cuando llegue a su alcoba me la dedicará y me vestiría en besos luego. Aquello se escuchaba muy tentador, sin embargo debería recoger mi nota del curso que me volvía loco y me habían comentado que casi todos habían salido mal, y por reglamento interno, el que no aprobaba ese examen, no se le iba permitir rendir el final y en consecuencia reprobaba automáticamente. Salí como flecha a ver mis resultados, en el taxi me encontré con mi guía espiritual, quien me daba los mejores consejos de mi vida y siempre tenía una respuesta para cada caso. Por primera vez lo encontré muy mal vestido y no olía bien, venía de hacer un trabajo en un edificio de la zona, entonces aproveché y le conté mi relación con Sammy, rápidamente se lució preguntándome: - ¿Por qué invertiste tanto tiempo si tienes la corazonada que no va durar esa relación? -porque creo que puedo aprender algo y pasarla bien -No siempre las cosas se dan por que necesariamente tú debes aprender algo de alguien, a veces el destino tiene preparado un juego en el cual esta vez debas aprender de otros algo para aplicar en ti. Todos aprendemos del uno al otro - quise agradecerle su consejo, pero aun no acababa de entenderlo, así que al bajar del taxi y volverlo a oler mal, le dije: -nunca pensé decirle esto maestro -¿Qué cosa?- me miró muy sorpresivo -¡Apestas! Al aproximarme al salón mis compañeros salían tristes, la nota mínima de aprobar era 13 y el profesor era conocido por jalarse un 80% del salón, irse a tomar su café y esperar como le ruegan puntos todos para que finalmente les responda "No, estudia más". Me acerqué hacia él y miré un enorme 12, con lo cual mis sueños y el dinero que había invertido en ese curso de certificación iban al fregadero. Lo siguiente era esperar que vaya para la cafetería. Algo debía hacer, estaba desesperado, el curso me había costado mucho dinero y llevarlo otra vez lo veía imposible. Casi todos jalaban y nadie se molestaba. Un compañero pasó por mi lado y me dijo: Anímate al menos llegamos hasta aquí, solo tres chicos y cuatro chicas aprobaron, y esos son siempre los enfermos que no tiene vida, ni pareja "ellos son locos, nosotros somos normales". No concebía esta situación, daba vueltas por el jardín esperando poder ver al profesor y suceda un milagro, Sammy me llamó y me dijo que estaba esperándome, y luego de excusarme con ella, rendidamente me fui donde el profesor, no sabía qué decirle, no sabía qué hacer, hasta que sentí una corazonada de optimismo en el pecho y mientras saludaba al profesor me pregunté en la mente ¿Qué haría mi guía espiritual en una situación así? -Hola profesor, necesito hablar con usted -Si es para pedirme puntos "No, estudia más". -Sé que usted no regala puntos y que debí estudiar más, vengo a pedirle que me preste 1 punto, y que me lo descuente del final "No me estaría regalando nada de ese modo" En una de sus clases dijo que las probabilidades de que una persona cambié cuando está al borde del abismo aumentan significativamente. -me miro enojado, se tocó la barbilla y me dijo- Está bien, será un trato pero no olvides que te voy a descontar un punto aunque con eso jales "Ahora, desaparece de mi vista que se me enfría el café" -Gracias profesor Salí feliz, tomé por coincidencia el mismo taxi con dirección a la casa de Sammy, otra vez se encontré a mi guía espiritual, lo abrasé y le dije: usted es un genio. Mientras canturreaba las canciones en francés de Pink Martini, no podía creer que había logrado algo imposible, persuadir al famoso profesor "Josee Malasuerte", que con el apellido ya daba mucho que desear. Al bajar del carro la alegría me tenía más enamorado, me despedí dándole un beso sorpresivo en la mejilla a mi guía espiritual, repitiéndole otra vez "eres un genio". Abrasé a Sammy y le conté todo, pasé la noche con ella escuchando el piano Beethoven y las canciones Pink Martini, en una forma de celebrar nuestros dos meses y medio de enamorados en plena primavera. A la mañana siguiente Sammy me dijo que tenía que partir a Europa ese mismo día por motivos de una propuesta en un pequeño grupo musical. No me quiso dar detalles, y entendí rápidamente que al mal paso hay que darle prisa, así que la besé y le dije que fue un honor haber estado con ella. Llegué a casa algo calmado y pese a la tristeza que tenía por su ausencia logré aferrarme a mis estudios. Recordaba el incomodo rostro del profesor Josee Malasuerte por darme la oportunidad en vez de lapidarme como al resto de alumnos. No dejaba de estudiar, llevaba mis apuntes hasta en el baño, en el carro, repasaba antes de dormir y al despertar (vieja técnica) Mis ojeras eran pesadas y la tristeza de no tener Sammy me envejecía aun más. Llegó el día del rendir el examen, entré al salón muy nervioso y me llegó un mensaje de texto de la web diciendo: piensa en tu respiración o en una bella canción, era justamente el último día de la primavera y la última vez que supe de ella. El profesor Josee Malasuerte entró muy irónico diciendo: Si salen mal, aun son jóvenes y pueden volverlo a intentar. Mi examen fue bueno, por fin decidí emborracharme con dos amigos Chupes y Huascar, quise olvidar toda la primavera en una sola noche. Extrañaba a Sammy, y luego de rendir ese examen tenga los resultados que tenga, no iba tener nada que hacer por buen tiempo. Aunque chupes y Huascar son como una caricatura no conseguían distraerme. Finalmente marché a casa derrotado. Al día siguiente estuve esperando en el salón que el profesor diga mi apellido para recibir mi nota final, cuya mínimo debería ser 14 para que restándome un punto que me prestó acabará aprobando. Solo éramos 8 alumnos, del cual 2 reprobaron y estaban encolerizados buscando reclamos. El profesor me llamó, recibí mi hoja y la vi a dos metros del pupitre, tenía 13, exactamente 13, y los sueños de aprobar estaban enterrados. El insensible profesor Josee Malasuerte no iba tener compasión en jalarme, abrí los ojos, abrí la boca, no sabía qué cara iba acomodarse a lo tarado que me sentía. Sin embargo el profesor Josee Malasuerte me miró y dijo: -Me debes un punto -si profesor, lo siento. Hice todo mi esfuerzo -no te preocupes alumno, anda tranquilo, haz aprobado -¡Me faltaba un punto! - Si pero no soy tan insensible -Profesor. No me imaginaba que me iba ayudar -Alumno. Nunca me imaginé que esa cara ibas a poner -Gracias profesor Josee Malasuerte - ¡Espera Roger! - me llamó algo serio, me acerqué asustado creyendo que el desgraciado me había tendido una broma y simplemente había reprobado. -Dígame profesor -Nada especial alumno, solo quería decirle "Buena suerte" Roger Alexander 06-07-2010 3:22pm Diario: letras de un melómano
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