Sorprendeme...
Publicado en Jan 21, 2009
Sorprendeme...
Erase una vez, que sentada en mi cocina, yo miraba la ventana escuchando las noticias en la radio. Hacia mucho frio y no tenia ganas de salir, pero tenia que comprar el pan. Soy gastronomica desde hace diez años casi y casi siempre me toco trabajar de noche. VIvo en un barrio residencial y gracias a Dios muy tranquilo. Tenia mucho sueño, ya que la noche anterior habia llegado de madrugada. Pero tenia cosas para hacer y no podia remolonear. Recordaba la noche anterior y las anteriores tambien. Resulta que el tren que viaja desde estacion Once hasta Moreno solo cumple servicos hasta la una de la mañana y retoma a la tres y treinta hs. Casi nunca llegaba a agarrar el ultimo servicio asi que yo caminaba por la plaza Miserere hasta llegar a un puestito casi infimo de venta de cafe. Alli la gente se congrega despues de la una. Casi nadie toma cafe ahi, entonces... que hacen? Esperan a los fantasmas del oeste-¿?- para volver a sus casas los desafortunados que viven muy pasada la General Paz. Suena raro, hasta escalofriante, ese termino, pero en una simple manera de nombrar a una de nuestras ya muy conocidas avivadas criollas. Los famosos fantasmas no son mas que taxis comunes y corrientes que llevan gente hasta el lejano oeste por una modica suma que supera ampliamente el pasaje del tren, pero muy por abajo del costo del taxi. El cafetero - una suerte de madame- junta hasta cuatro, cinco y hasta seis pasajeros para que viajen hasta el oeste. No hace parada en ningun lado y tomando la Av Rivadavia vacia, une Capital Federal con Moreno en treinta minutos, algo que al tren le lleva una hora y cuarto. El taxista, una vez todos arriba, apaga el reloj contador y pregunta el destino de todos asi sabe donde tiene que parar primero. Con un taxi lleno de gente que no se conoce, puede llegar a hacer mas de veinte dolares en negro. Cada taxi realiza entre cuatro y cinco viajes hasta que el servicio de trenes es reestablecido. Los choferes por lo general van charlando y cuentan historias como la mayoria de los taxistas. Cuentan por ejemplo como se mato el coche que hizo un viaje hasta Moreno, mato a sus pasajeros que jamas llegaron a casa. Cuentan del tachero - denominacion criolla al taxista- que se infarto manejando y del que se revento contra un diferencial porque se durmio al volante. Lindas historias para ser escuchadas por un tipo que deja de ver semaforos cruzando la General Paz- avenida que divide Capital Federal con el Gran Buenos Aires- Esa gente que se podria tildar de chanta, vivo o porteño - que es casi un sinonimo- presta un importantisismo servicio a los desvalidos habitantes que tienen sus casas -con familia incluida- muy lejos de la pintoresca Cuidad de Buenos Aires. De no ser por ellos, yo jamas podria vivir de lo que se, ya que mi oficio solo es remunerado madianamente bien en Capital, asi como de la mayoria que viajan a esa hora y de esa manera. Es cuando una piensa en las cosas que tiene la noche, con sus calles mas calladas, sus putas haitianas paseandose por la plaza y la gente que camina con menos prisa, por que a esa hora ya no se puede llegar temprano a ningun lado. Hay cosas que sabemos estan mal- como estos fantasmas- pero es un alivio que esten. Es como Marx cuando estuvo frente a Dios y le puso el pie en el otro platillo de la balanza -hizo trampa mientras Dios lo mirabara, que capo!- estamos en un tiempo en lo que tal vez nada nos sorprenda, mentir o cagar es casi una regla generalizada que corre para todos por igual, donde le vivo vive del tonto y el tonto de su trabajo, total... nunca va a faltar alguien que te putee gratis ni el que te aplauda por ventajero, es nuestra sociedad asi y bue... es lo que hay, adaptate y no te ganes ulceras y canas, hipertension y psoriasis. Hacelo o dejate, parece ser la regla en nuestro pueblo, no?
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