Un secreto de cajón,
un cofre violado,
amor de naftalina
que apagó temprana muerte
brilla en los ojos ancianos
que devoran las horas
junto al nylon sensual
hembra numen de otrora.
Un oscuro rincón de madera
venciendo el olvido,
bienestar de la pena,
tejiendo motivos,
reproches cautivos
de la luna llena.
Sin paz la conciencia
que pronta despide fragancias,
que se desconcierta
si late imprevista.
Una cruel turbulencia
como devolviendo brebajes,
estomagos muertos,
venenos tal vez oportunos
a simple vista.
Un verso de ocasión,
un tango exiliado,
amor de naftalina
que abatió temprana suerte
se desploma en el punto exacto.
Dicen por el barrio que ahora
esta con ella,
que no hay secretos,
que solo un duende a lo lejos
prende otra estrella.