"...malevos que ya no son..."
Publicado en Jul 20, 2010
Caminé por la vereda de la sombra con la extraña sensación de que el mundo se había trastocado. ¿Qué hacía ahí, en esos aires que no eran míos, bajo la oscuridad de un cemento de tiempos demasiado capitalistas, industriales, modernos…? ¿Modernos? Ya no. ¿Posmodernos? Menos.
¿Qué hacía ahí, cuando en mis oídos resonaba un violín que traía consigo el aroma húmedo de fosas medievales? Y el ruedo de un vestido arrastrando el polvo de un mundo construido bajo otros cielos. Pregonando, tal vez, augurando, el acortamiento gradual de telas y pudores. La progresiva y creciente exposición de pasiones siempre presentes, caminando hacia la explicitud que tantas veces me agobia y angustia. Llevo desde tiempos inmemoriales esta espina clavada en un sitio invisible, inalcanzable, insondable. A diario, en mi andar, el punzante aguijón deja de percibirse. Mi piel se acostumbra y la recibe como propia. La mastica. La deglute. La asimila. Una sonrisa surca mi rostro. Casi a diario. Y sin avisar, por momentos, se toma el derecho de reaparecer por cualquier sitio, y pincharme nuevamente. Observo a la gente, que pasa frente a mí, repitiendo los movimientos aprendidos culturalmente. Porque hasta nacemos sin saber caminar. ¡Qué digo de poder alimentarnos solos! Es ahí donde uno queda ligado a otro ser humano casi para siempre. Y es ahí donde, haciendo una gran elipsis, tal vez sólo comprensible para mí, me lleva a este punto. A esta baldosa blanca en medio de la suciedad. A este incomprensible e inabarcable mundo de constantes huracanes comunicacionales. Y ahí están ellos. Y aquí yo. Un abismo generacional nos separa. Y no quiero cruzar el puente. Ni siquiera tomarme el trabajo de construirlo. Tengo miedo de, una vez del otro lado, convertirme en esa manada de seres grises y periódicos que cuentan moneditas, que miden las palabras, que analizan emociones, regidos por las agujas, o bajo su devastador encanto.
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Diablo
Un cordial saludo
LOBOLEJANO
Julieta
Hctor Restrepo Martnez
Felicitaciones, leeré más tus textos. Un abrazo Héctor.
Julieta
alma
Julieta
natalia