Mis ojos en sus espaldas, desgarraban mi esperanza
Caminaban, volvian…
Ambos, con su andar somnoliento, titubeante, temeroso y crepuscular
Se acercaban a su pasado y se alejaban de mi presente….
Ya no seran requeridos.
Uno, el flaco y mortuorio, empequeñecido hasta el extremo.
Y el otro, el lapiz que por fin habia recordado su punta.
 
La musa de sus sueños, la resucitadora de las letras.
La encantadora de serpientes… si, exagere.
Solo estuvo de paso.
En una erupcion de verdad dijo: “merezco mas”
Y tiene toda la razon.
 
Resignados, mas no convencidos, avanzaron a sus destinos eremitas
volteando eventualmente por si hay alguna señal que les convoque nuevamente.
Vuelven a su celda, donde los monjes les rezan:
"Enfermos", "indaptados", "inconvenientes"
Y  ellos se repiten hasta casi convencerse
que todo esta bien, que asi debe ser.
 
Pero al acostarse, ambos reflejan una sonrisa extraña.
Sera del placer de haber resucitado?
Sera que saben que no han muerto del todo?
Sera que conocen alguna grieta en su tumba?
Aturdidos y muertos, te siguen esperando.