La espera
Publicado en Aug 01, 2010
Esta tarde he seguido al chico que me besó aquel verano del 85, y que por fin ha vuelto, caminando sin fijarme en nada más y con latidos fuertes que entrecortaban mi respiración. He sabido que es él al instante y ya no he podido parar de seguirlo. He caminado paralela a él y he mirado su perfil intentando buscar su mirada. Karim me ha mirado sin verme y ha vuelto a fijar su vista en el infinito mientras mi paso quedaba entorpecido por culpa del resto de humanos que parece que se han propuesto fastidiar mi reencuentro tantas veces imaginado. Pero no he desistido y he seguido a cierta distancia su silueta. Camisa blanca, con cuello casaca y manga larga, a pesar del calor. No lleva tejanos, viste un pantalón árabe ancho y oscuro que esconde su trasero perfecto pero que deja adivinarlo. Sandalias de piel negras estilo chancletas. Cabello muy rizado vistiendo su cabeza hasta la altura de los hombros. Y sus ojos verdes, y su piel morena y su nariz perfecta que tan bien dibujan sus treinta y siete años. Karim ha entrado en la librería de mi ciudad. He entrado tras él. Me ha gustado saber que tiene aficiones literarias. Afortunadamente a esas horas la librería está prácticamente vacía, a pesar de estar en pleno centro. A menos de un metro de él, mientras ojeo los best sellers que tan poco me interesan lo miro de reojo, provoco un pequeño ruido imitando una tos y espero el momento en que nuestras miradas se crucen para sonreírle. Pero Karim está ensimismado leyendo la contraportada de algún libro deseado y no me presta ninguna atención, pero no me impaciento, es algo que he aprendido con los años, a no impacientarme, las prisas casi nunca traen nada positivo consigo.
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alma