INSOMNIO...
Publicado en Aug 17, 2010
Faltan dos minutos para la medianoche y la maldita pastilla aún no consigue su efecto, el mal humor me consume, las bestias golpean mi cabeza, el cerebro lo siento embotado. Creo que el exceso de caños, alcohol y sexo de las últimas jornadas me están cobrando la cuenta. Su nombre es Diana, una hembra hecha para montarla. Cabellos rojos de fuego, rizados y desordenados, cómo mar inquieto; dos pedazos de cielo fueron robados y perpetuados en sus ojos; nariz pequeña y recta, siguiendo el estereotipo de la geometría y belleza griega, cuyas aletillas parecen absorver todo el aire en el momento del orgasmo; labios tan rojos y carnosos que parecen una frutilla en su punto exacto de madurez…deliciosamente tentadores. Tetas y caderas moldeadas a mano, perfecta simetría, en la “cima” y en la “sima”. La conocí durante una noche de insomnio, tal cómo ésta, en un tugurio llamado “Gato Silvestre”, un lugar iluminado con neones azules, rojos y verdes, un lugar en semipenumbras, siluetas indescifrables se movían de aquí a allá, el zumbido de las voces se perdía con la música, en el aire se mezclaban los olores…tabaco, licor, perfume barato y sudor. Al llegar al lugar me sentí atraído irremediablemente hacía donde nacía la música, un Wurlitzer sesentero, enorme, transparente y lleno de luces de colores y, ahí se encontraba ella, con sus manos apoyadas frente a la máquina, moviendose sensual y cadenciosamente al ritmo de una canción ad-hoc…”Ordinary love” de Sade. Vestía falda de mezclilla, muy corta, mostraba más de lo que debía, pero mucho menos de lo que queríamos ver los que estabamos ahí, acechando cómo una jauría de hienas hambrientas a una segura presa. Un pequeño calzón rojo se adivinaba atrapado entre dos magníficos trozos de carne redonda, turgente y blanca piel. Dos exquisitas copas cónicas, sobre su pecho, se balanceaban a destiempo, hora arriba…hora abajo, con certera regularidad. -“Serás mía”;pensé y, sin más me arrojé, la tomé por la cintura, desde atrás, la apreté contra mí cuerpo y empezamos a mecernos juntos al compás de la melodía. -No hagas eso; me dijo poco convencida; sin embargo, la atraje con más fuerza hacía mí. Sus ojos se entrecerraron lentamente y de su boca escapó un ligero quejido, era la señal que estaba esperando. -Te dije que no lo hicieras…; me susurró al oído…pero me gusta. -Discúlpame…pero no me pude contener; fué lo único que pude articular, mordisqueandole el lóbulo y afianzando los dedos en sus caderas, me planté frente a ella y nos besamos freneticamente. -Te deseo y…quiero hacerlo ahora; me decía mientras acariciaba mi virilidad,que ya se manifestaba a plenitud, amenazando con romper la tela que se interponía entre su sexo y el mío. -Ven…sígueme; le tomé de la mano y nos escabullimos entre el gentío, en dirección al baño…
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luna austral
JUAN CARLOS
Un abrazo...Juan Carlos..
juanfra
daih
juanfra
daih
juanfra