EVIDENCIAS BBLICAS DE LA DOCTRINA DEL PADRE Y DEL HIJO.
Publicado en Aug 22, 2010
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EVIDENCIAS BÍBLICAS DE LA DOCTRINA DEL PADRE Y DEL HIJO.
La Biblia es la Palabra revelada de Dios, en donde está escrita su voluntad, su propósito para con la creación; a la cual, no se le puede agregar ni quitar nada, porque todo lo dicho en ella, es a su tiempo de estricto cumplimiento. Dios creó todo en su Hijo, quien es el principio (arque) de la creación, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia; él es el autor y consumador de la fe, el Sumo Sacerdote, el Cordero inmolado desde antes de la fundación del mundo; en quien el Padre hizo el Nuevo Pacto en la sangre por él derramada en la cruz del calvario, para salvación de todo aquel que en él crea.
Lucas, hablando el Espíritu Santo, Cristo, por su boca,  en cuanto al conocimiento del Padre y del Hijo, escribió: Lucas 10:22: Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce quien es el Hijo, sino el Padre; ni quien es el Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar. Eso era un misterio que solo sería revelado por el Hijo a su tiempo, porque así estaba escrito en la palabra de Dios, y así debía cumplirse, como lo veremos más adelante.
La Biblia está escrita fundamentada en la relación, comunión (koinonía) del Padre con el Hijo; por el Hijo y para el Hijo fue hecha la creación: Dios, el Padre, es Espíritu; su Hijo que salió de él, el Espíritu Santo, también lo es; así al salir de él es el Enviado, el Mesías, el Cristo, el Hijo de Dios. En la condición de Hijo que salió del Padre (no creado), o Mesías, Enviado o Cristo, era igual al Padre, con los atributos del Padre; en ese estado de Espíritu (Cristo-Mesías), el Padre hizo la creación en él y por él; y para redimirla, según lo dice Filipenses 2:1-11, el Hijo, el Espíritu, Cristo, el Mesías, se despoja de esos atributos de igualdad con el Padre, entregándoselos al Padre (igual como  le entregó su espíritu , soplo-aliento de vida al morir); luego se humilla, haciéndose hombre, para en obediencia al Padre, verter su sangre y redimirnos a quienes estábamos muertos en delitos y pecados.
El ESPÍRITU-MESÍAS, por ser ENVIADO o salir del PADRE, es su HIJO; como ESPÍRITU crea; y redime al hacerse HOMBRE; en esta condición es menor que el PADRE: Habéis oído que os he dicho: Voy (1) y vengo (2) a vosotros. Si me amarais (1), os habríais regocijado (2), porque he dicho voy al PADRE (1), porque el PADRE mayor es que yo (2) (Juan 14:28).
En esa dos acciones, despojarse y humillarse, se refleja la fundamentación de la doctrina del Padre y del Hijo, porque de esa manera, está escrita la palabra de Dios. En Génesis 1: 1 dice: En el principio (arque) creó Dios (1-Primer Ser) los cielos (1) y la tierra (2); en armonía con esto, en el versículo 2 dice: y la tierra estaba desordenada (1) y vacía (2), y el Espíritu de Dios (2-Segundo Ser; Mesías-Cristo), se movía sobre la faz de las aguas. En Jeremías 9:24 dice que la gloria del hombre está en dos cosas: entender (1) y conocer (2) a Dios; en el Salmo 97:2 dice: Nubes (1) y oscuridad (2) alrededor de él; justicia (1) y juicio (2), es el cimiento de su trono. Esta fundamentación está en toda su palabra: El Antiguo testamento (1),  y el Nuevo Testamento (2); el AT: El Pentateuco o Torá (1), y la Ley y los Profetas (2); el NT: Los cuatro Evangelios y las cartas (1); El Apocalipsis o Revelación (2); Pueblos: Gentiles (1), y los Israelitas (2); Gobierno Israelita: Jueces (1), y Reyes (2); Nación de Israel: Israel al Norte (10) tribus, con capital Samaria (1), y Judíos (2) tribus al Sur, con capital Jerusalén; Ciudades: Jerusalén Terrenal (1); Jerusalén Celestial (2); Lugares de paz: el Paraíso Terrenal con Adán y Eva (1), el Milenio, con Israelitas y Gentiles en la Iglesia (1), y Israel, nación eterna (2); Hombre: Adán primer hombre, terrenal (1); Cristo, el Señor, segundo hombre, celestial (2). Observemos que Dios tiene hijos tanto en el cielo (1), como en la tierra (2); que del agua (1), sacó la tierra (2); que hay luz y tinieblas, día y noche; verdad y mentira; que del polvo de la tierra hizo al hombre: el cuerpo (1), luego, le infunde el soplo o aliento de vida, espíritu (2),(lo que demuestra que el hombre no es un ser tripartito como lo afirma la filosofía; igual sucede en: Cristo la cabeza (1), la iglesia es el cuerpo (2)); que del hombre sacó a la mujer; que hay vida y muerte y que todo esto lo creó el Padre en su Hijo.
En cuanto a la doctrina, Jesús dijo: Juan 7: 16: Jesús les respondió y dijo: Mi doctrina no es mía (1), sino del Padre que me envió (2).
No se preocupó por quienes la seguirían, porque: en Juan 17: 7 dijo: El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios (1), o si yo hablo por mi propia cuenta (2). ¿Será coincidencia que el 2 que representa al Hijo,  frente al 1 que representa al Padre, simule a un hombre con la cerviz humillada, y las rodillas dobladas, en actitud de adoración, si sabemos que Cristo, siendo igual a Dios, se despojó y se humilló para hacerse hombre?..... La doctrina de Jesús causaba admiración (Mateo 7:28); los dejaba atónitos (Mateo 22:23); se preguntaban qué nueva doctrina era esa (Marcos 1:27.
Esto es solo una parte de lo que encierra la Palabra de Dios en su estilo de escritura, y que se mantiene de manera armoniosa en toda ella; estilo al cual no sabría como llamarlo, pero que me enseñó y cimentó que la doctrina de la salvación está fundamentada solo en la existencia de un Dios único y verdadero, y en su Unigénito Hijo Jesucristo (1ª a los Corintios 8:6), quien igual que el caso del Padre, se manifiesta en el 1 y 2: Cristo en el Espíritu=Creador (1), y Cristo en la carne=Redentor (2); unidos el Padre (1) y el Hijo (2), encontramos el número de las 12 tribus de Israel.
En este texto, diré solo lo que la Biblia dice; no consulté otros escritos, porque sé que esto procede de Dios, y que además he entendido que el Padre en su Hijo me ha dado la vida dos veces: una terrenal de naturaleza pecadora, y la otra espiritual o celestial (hay cuerpos terrenales (1) y cuerpos celestiales (2) ); de las dos estoy profundamente agradecido, porque la existencia de la primera, fue necesaria para la segunda, y que así como conocí a Jesucristo como mi Salvador, también él me llevará a mirar a nuestro Padre, cara a cara; para demostrar Bíblicamente la doctrina del Padre y del Hijo, lógicamente empezaré por el principio.
 La Biblia dice en 1ªJuan 2:23-24: Todo aquel que niega al HIJO, tampoco tiene al PADRE. El que confiesa al HIJO, tiene al PADRE. Lo que habéis oído desde el principio permanezca en vosotros. Si lo que habéis oído desde el principio permanece en vosotros, también permaneceréis en el HIJO y en el PADRE.
¿Qué fue lo que se oyó desde el principio? La misma Palabra nos lo dice: Juan 1:1: En el principio era el VERBO (1); y el VERBO (2) era con Dios; y el VERBO era DIOS. ¿El VERBO estaba con el VERBO? Claro! DIOS estaba con DIOS! El LOGOS con el LOGOS; LA PALABRA con la PALABRA; el ESPÍRITU con el ESPÍRITU (iguales); EL ESPÍRITU fue enviado (Mesías) fuera del ESPÍRITU PADRE para crear; y para redimir, este MESÍAS se despoja, se humilla, se hizo Hombre: JESUCRISTO; quien por despojarse y humillarse fue exaltado por Dios como Señor y Cristo!
‎¿Por qué no se menciona a la supuesta tercera persona de la trinidad? Sencillamente porque esto no fue oído desde el principio. ¿Por qué no se menciona solo a Jesús? Porque esto no fue oído desde el principio; para ambos casos, esto empezó a oírse desde los Concilios extrabíblicos, trescientos y pico a cuatrocientos y tantos años después de Cristo; el único Concilio que registra la Biblia, es el Concilio de Jerusalén, y el tema que se trató allí, fue con relación a que no se inquietase a los gentiles que se convirtieran al Señor, sino que se les escribiese que se abstuviesen a lo sacrificado a ídolos, de fornicación, de ahogado y de sangre.
 Este apóstol prosigue en la Escritura afirmando: 1ª de Juan 2.21-22: No os he escrito como si ignoraseis la verdad, sino porque la conocéis, y porque ninguna mentira procede de la verdad. ¿Quién es el mentiroso sino el que niega que Jesús es el Cristo? Este es ANTICRISTO, el que niega al PADRE y al HIJO. (Y a quien niegue a la tercera persona y también  a Solo Jesús ¿Cómo se le llamará?  De ninguna manera se le llamará ANTICRISTO! )
‎2ª de Juan 9: Cualquiera que se extravía (en otra doctrina) y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, ese si tiene al PADRE y al HIJO. ¿Que pasa con la tercera persona de la trinidad y con Solo Jesús, pues, no están en la doctrina de Cristo?
 No podemos omitir el principio, Cristo y el reconciliarnos con Dios: Colosenses 1:15-19: El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles (1) é palabra de Dios, invisibles (2); sean tronos (1), sean dominios (2), sean principados (1), sean potestades (2); todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten; y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia; por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud.
Según la cita anterior, en Cristo, Dios creó todo; pero encontramos en la Biblia en el Salmo 104:30, que Dios creó en su Espíritu: Envías tu Espíritu y son creados, y renuevas la faz de la tierra. En el Salmo 33:6, encontramos que Dios crea con la palabra y por el aliento: Por la palabra de Dios fueron hechos los cielos, y todo el ejército de ellos por el aliento de su boca. En Hebreos1:2, encontramos que en el Hijo, Dios hizo el universo: En estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo. En 2ª de Pedro 3:5, encontramos que los cielos y la tierra fueron hechos por Dios por la palabra: Estos ignoran voluntariamente que en el tiempo antiguo fueron hechos por la palabra de Dios los cielos, y la tierra, que proviene del agua y por el agua subsiste.
Con el conocimiento de lo que dice la palabra de Dios sobre los agentes utilizados para crear, como son en el orden expuesto aquí: Cristo, el Espíritu, la palabra, el aliento, el Hijo y la palabra de Dios, nos preguntamos ¿Son todos estos medios seres diferentes, o un solo ser? La Biblia dice que Cristo es el Hijo de Dios, y que en él y solo en él hizo todas las cosas; entonces el Espíritu, el aliento y la palabra de Dios, son el mismo ser: Cristo, el Hijo de Dios.
Si el Padre creó todo en el Hijo, y al Padre le agradó que en el Hijo habitase toda la plenitud ¿Cómo, pues, se puede pensar en otro ser al cual se le ha llamado tercera persona, o lo que es peor, pensar en un Solo Jesús?
La apostasía es un período necesario dentro del plan de Dios para la humanidad, para que se manifiesten gloriosamente los hijos de Dios; los apóstoles lo sabían, y en sus escritos advirtieron que iba a ocurrir. Veamos sus características:
Judas 1: 4: Porque algunos hombres han entrado encubiertamente, los que desde antes habían sido destinados para esta condenación, hombres impíos, que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios, y niegan al Dios único y soberano, y a nuestro Señor Jesucristo.
En Juan 6:64 dice: La carne para nada aprovecha, el Espíritu es el que da vida; las palabras que yo he hablado, son espíritus y son vida.
Eso lo dice claramente la palabra de Dios, el Espíritu de Dios:
1ª a Timoteo 4:1: Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos (no en los postreros días, sino postreros tiempos, como indicando que esto sucedería después de la partida de los apóstoles), algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios.
 Pedro afirma: 2ª de Pedro 2:1: Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo (Israelita), como habrá entre vosotros (iglesia) falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aún negarán al que los rescató, atrayendo sobre ellos destrucción repentina.
El misterio doctrinal fundamentado en el Padre  y en el Hijo, Dios lo ocultó, hasta que llegó el tiempo de revelárselo a Pablo. Ese misterio había estado oculto, sin revelar, porque los israelitas solo sabían que Dios se les manifestaba por el Espíritu, el cual ellos ignoraban que era su Hijo, quien luego se encarnaría en Jesús, a quien ellos rechazarían: Colosenses 1:26-27: El misterio que había estado oculto desde los siglos y edades, pero que ahora ha sido manifestado a sus santos, a quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles, que es Cristo en vosotros la esperanza de gloria.
Dios no reveló esto a través de Jesucristo a los apóstoles que anduvieron con él, porque este misterio alcanzaría en esperanza a los gentiles; sino a Pablo, porque éste sería el apóstol a los gentiles: Colosenses 2: 2-4;  Para que sean consolados sus corazones, hasta alcanzar todas las riquezas de pleno entendimiento, a fin de conocer el misterio de Dios el Padre (1) y de Cristo (2). En quien (ese misterio) están escondidos todos los secretos de la sabiduría (1) y del conocimiento (2). Y esto lo digo para que nadie os engañe con palabras persuasivas (nada de filosofías de Concilios extrabíblicos).
Los apóstoles tenían claro que Dios es uno, y que en su Hijo Jesucristo  había hecho todas las cosas: 1ª a los Corintios 8:6: Para nosotros sin embargo, solo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas, y nosotros somos para él; y un Señor Jesucristo, por medio del cual son todas las cosas, y nosotros por medio de él.
Ellos escucharon de Jesucristo, en qué consistía o más bien, qué era la vida eterna: Veamos Juan 17:3: Y esta es la vida eterna: Que te conozcan a ti, el único Dios verdadero (1), y a Jesucristo (2) a quien has enviado.
Por eso, Juan el apóstol nos recuerda con quien debemos tener la comunión diaria: 1ª de Juan 1:3: Lo que hemos visto (1), eso os anunciamos (2); para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión es verdaderamente con el Padre (1) y con su Hijo Jesucristo (2).
Cuando vino el Consolador en Pentecostés, ellos recordaron lo que Jesucristo les había dicho, porque el Paracleto- El Espíritu de verdad, el Abogado, el Verbo, los guió a toda la verdad; Jesucristo había prometido no dejarlos huérfanos, sino que vendría a ellos, y cumplió su promesa viniendo derramado como don (la palabra aquí para derramar es ekqueo, aplicada igualmente al derramamiento de sangre, del vino: una persona no se derrama; los 120 recibieron esta palabra y hablaron palabra en lenguas de otros); entre lo que recordaron está que él dijo que no era él solo, sino: Juan 8:16: Si yo juzgo, mi juicio es verdadero; porque yo no soy SOLO, sino YO y el PADRE (solo dos seres) que me envió. CRISTO es el título: MESÏAS, ENVIADO, que traducido es el CRISTO.
Santiago el apóstol sabía que él no era siervo de tres personas, ni de una sola persona; así lo afirma al escribirle a los judíos de la dispersión: Santiago 1:1: Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo, a las doce tribus que están en la dispersión. Pedro igualmente lo tenía claro: 1ª de Pedro 4:11: Si alguno habla (1), hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra (2), ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos.
  
Veamos otra cita: 1ª de Pedro 1: 3: Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer (1) para una esperanza viva (2), por la resurrección de Jesucristo de los muertos. Pablo también: 1ª a los Tesalonicenses 3:11-13: Mas el mismo Dios y Padre nuestro, y nuestro Señor Jesucristo, dirija nuestro camino a vosotros. Y el Señor os haga crecer (1)  y abundar (2) en amor unos para con otros y para con todos, como también lo hacemos nosotros para con vosotros, para que sean afirmados vuestros corazones (1), irreprensibles en santidad (2) delante de Dios nuestro Padre, en la venida de nuestro Señor Jesucristo con todos sus santos.
Los apóstoles llenaron a Jerusalén de esa doctrina, y por eso eran perseguidos y fueron esparcidos a otras naciones. En Hechos 2:42 se evidencia la obediencia de los convertidos a Jesucristo a esta doctrina apostólica: Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles. En el conocimiento de que vendría la apostasía, los apóstoles mandaban retener esa doctrina: 2ª a los Tesalonicenses 2:15: Retened la doctrina que habéis aprendido. Como a Pablo fue a quien Dios le reveló ese misterio, hablaba de la doctrina como si fuese suya: 2ª a Timoteo 3:10: Pero tú has seguido mi doctrina. Pero todos sabían que no era de él, y ni siquiera de Jesucristo, por lo dicho por Jesús en Juan 7:16: Mi doctrina no es mía, sino del Padre que me envió. Pablo le recomienda a Tito que: Tito 2:1: Pero tú habla de acuerdo a la sana doctrina; a la doctrina del Padre y de Cristo no había que agregarle ni quitarle, sino adornarla: Tito 2:10: Para que adornen en todo la doctrina de Dios. Los apóstoles recomendaron no dejarse llevar de lo que agregasen o quitasen de ella: Hebreos 13: 9: No os dejéis llevar de doctrinas diversas.
 El amor de Dios se mostró al mundo enviando a su Hijo para que muriese por nosotros; en esto se demuestra la doctrina del Padre y del Hijo, en que Dios no mandó a una tercera persona para la obra redentora: Juan 3:16-18: Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquél que en el cree no se pierda, más tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.
 Jesucristo el Hijo de Dios, siempre habló esa palabra, ese Espíritu dado por el Padre: Juan 3:34-36: Porque el que Dios envió, las palabras de Dios habla; pues Dios no da el Espíritu por medida. El Padre ama al Hijo, y todas las cosas ha entregado en su mano. El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él. Esta es la blasfemia contra el Espíritu Santo, puesto que el Espíritu Santo es el Hijo de Dios (el Verbo, el logos, la palabra que desde el principio estaba con él); y quien rehúsa creer en él, no le será perdonado ni en este siglo ni en el venidero, puesto que la ira de Dios está sobre él; nunca he negado, ni niego, ni negaré al ESPÍRITU SANTO DE DIOS, sino a supuesta tercera persona, y a la única persona en Sólo Jesús.
Dios quiere que le honren a él y a su Hijo: Juan 5:19-23: Respondió entonces Jesús, y les dijo: De cierto (1), de cierto (2) os digo: No puede el Hijo hacer nada por si mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente. Porque el Padre ama al Hijo, y le muestra todas las cosas que él hace; y mayores obras que estas le mostrará, de manera que vosotros os maravilléis. Porque como el Padre levanta a los muertos, y les da vida, así también el Hijo a los que quiere da vida. Porque el Padre a nadie juzga, sino que todo juicio dio al Hijo, para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que le envió.
La Biblia afirma que el Espíritu es el que da vida; el Padre que es Espíritu, tiene vida en sí mismo; y ese poder se lo da a su Hijo Cristo, quien se despojó de ese poder, y se humilló haciéndose Hombre: Juan 5:26: Porque como el Padre tiene vida en sí mismo, así también ha dado al Hijo el tener vida en sí mismo.
  
Jesucristo en lo que padeció, aprendió obediencia, y siempre está sujeto al Padre: Juan 6:44-46: Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero. Escrito está en los profetas: Y serán todos enseñados por Dios. Así que, todo aquel que oyó al Padre, y aprendió de él, viene a mí. No que alguno haya visto al Padre, sino aquel que vino de Dios; éste ha visto al Padre.
  
Juan 1:18: A Dios nadie le vio jamás, el unigénito Hijo que está en el seno del Padre (Cristo-El Espíritu Santo), él lo ha dado a conocer./ El Espíritu Santo es quien conoce las cosas de Dios, y como Hijo que está en el seno del Padre, él es quien lo ha dado a conocer ¿Por qué no dio a conocer la tercera persona o a Solo Jesús? Miremos la escritura en:
1ª a los Corintios 2:11-12: Porque ¿Quién de los hombres sabe las cosas del hombre sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios (Espíritu de Gracia-Espíritu de Cristo) para que sepamos lo que Dios nos ha concedido.
CRISTO es el ESPÏRITU de DIOS o ESPÏRITU DE GRACIA. Hebreos 10:29: ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al HIJO de DIOS, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, é hiciere afrenta al ESPÍRITU de GRACIA?/ La gracia es don de Dios otorgado a través de la sangre del Cordero o Espíritu de Gracia.
  
1ª a los Tesalonicenses 4:8: Así que quien desecha esto, no desecha a hombre sino a Dios, que también nos ha dado su Espíritu Santo (su Hijo amado, según Juan 3:16).
  
Los israelitas en el desierto bebieron de la Roca ¿Quién es esta Roca desde el tiempo antiguo o desde el principio? 1ª a los Corintios 10:4: Bebían de la Roca, y la Roca era Cristo. Dios trató con ellos con su Espíritu en todo el Antiguo Testamento: Éxodo 13.21: Jehová iba en una columna de nube (Cristo), y de noche en una columna de fuego (Cristo); ¿Por qué sabemos que era Cristo? Porque Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo.
Cristo, el Espíritu de Dios encarnado, es Jesucristo hombre.
Entre Dios y los hombres, solo hay un mediador: 1ª de Timoteo 2:5: Porque hay solo un Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre.
Hechos 4:30:31: El Dios de nuestros padres levantó a Jesús, a quien vosotros matasteis colgándole de un madero. A éste, Dios ha exaltado hasta su diestra por Príncipe (1) y Salvador (2), para dar a Israel arrepentimiento (1) y perdón de pecados (2).
Hechos 4:10: Sea notorio a todos vosotros, y a todo el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesús de Nazaret, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de los muertos, por él este hombre está en vuestra presencia sano.
Hechos 2:36: Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor (1) y Cristo (2).
Hechos 2:22: Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de él, como vosotros mismos sabéis.
Por eso Pablo siempre oraba para que conociesen a Dios: Efesios 1:17: Para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría (1) y de revelación (2) en el conocimiento de él.  Por eso se esforzaba hasta la muerte, para que los demás también tuvieran ese conocimiento de Dios: Hechos 20:24: Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mi mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios.
Después de la resurrección fue glorificado (su cuerpo de carne fue hecho espíritu vivificante, o segundo Adán, o segundo hombre; hombre perfecto para el cual Dios hizo la creación), y Dios Padre lo sienta a su derecha exaltándolo como Señor y Cristo; de este Jesucristo que ahora es Señor y Cristo, en Apocalipsis 1,  Dios da una revelación,  enviándola a su siervo Juan, por medio de un ángel (Jesucristo estará sentado a la diestra de Dios, hasta que Dios ponga a sus enemigos como estrado de sus pies, y ese tiempo aún no ha llegado; por eso la envió a través de un ángel), dando las características de cómo es su gloria; con las cuales Jesucristo se identifica al enviar los mensajes a las siete iglesias, y que al final de cada uno, exhorta a que escuchen lo que el Espíritu les dice. Veamos:
Apocalipsis 2 y 3: El que tiene las siete estrellas en su diestra, el que anda en medio de los siete candeleros de oro; el primero y el postrero, el que estuvo muerto y vivió; el que tiene la espada de dos filos; el Hijo de Dios, el que tiene ojos como llama de fuego, y pies semejantes al bronce bruñido; el que tiene los siete espíritus de Dios, y las siete estrellas; esto dice el Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David; el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre; el Amán, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios, dice esto; y al final: El que tiene oídos para oír, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.
 Pablo sabía que Dios nos envió el Espíritu de Cristo, a morar en nosotros: Gálatas 4:6-7: Por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre! Así que, ya no eres esclavo sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo.
Y que por medio del Espíritu de Cristo, tenemos entrada al Padre: Efesios 2:18: Porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre.
Por eso bendecía a Dios: Efesios 1:3: Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo.
Y doblaba sus ante Dios Padre y no ante Jesucristo: Efesios 3:14: Por esta causa doblo mis rodillas ante el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo.
Sabía que el amor de Cristo excedía a todo conocimiento, y llenaba de toda la plenitud de Dios: Efesios 3:19: Y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.
Que Dios suplía todo en Cristo: Filipenses 1:19: Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os haga falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús. Que nosotros todo lo podíamos en Cristo: Filipenses 4:13: Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.
Que el Espíritu Santo es la sabiduría y el poder de Dios, y que Cristo es ese poder: 1ª a los Corintios 1: 24: Cristo, poder de Dios, y sabiduría de Dios
También que la gracia y la paz venían de Dios Padre y de su Hijo Jesucristo; por eso plasmó esto en todas las salutaciones de las cartas, al igual que Pedro,  Santiago y Juan: Gracia (1) y Paz (2) de Dios vuestro Padre y del Señor Jesucristo: Romanos 1:7; 1ª a los Corintios 1:3; 2ª a los Corintios 1:2; Gálatas 1:3; Efesios 1:2; Colosenses 1:2; 1ª a los Tesalonicenses 1:1; 2ª a los Tesalonicenses 1:2; 1ª a Timoteo 1:2; 2ª a Timoteo 1:2; Tito 1:4; Filemón 1:3; Santiago 1:1; 1ª de Pedro 1:2; 2ª de Pedro 1:2 ¿Por qué la tercera persona de la trinidad no da nada? Por que no existe; igual sucede con Solo Jesús. En apocalipsis 1: 4-6, Juan identifica claramente al Padre y al Hijo: Juan, a las siete iglesias que están en Asia: Gracia y paz a vosotros, del que es, que era, y que ha de venir, y de los siete espíritus que están delante de su trono ( el Padre es quien tiene los siete espíritus delante de su trono; es el que era desde el principio, que es, pues nunca ha dejado de ser, y que vendrá, pues Dios al final morará presencialmente con nosotros en la nueva Jerusalén); y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de entre los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre, y nos hizo reyes (1) y sacerdotes (2) para Dios, su Padre; a él sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Pablo mandaba y encarecía era delante de Dios en el nombre de Jesucristo: 1ª de Timoteo 6:13: Te mando delante de Dios que da vida a todas las cosas, y de Jesucristo que dio testimonio de la buena profesión delante de Poncio Pilatos.
2ª a Timoteo 4:1: Te encarezco delante de Dios y de nuestro señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su venida.
Sabía que nuestras vidas estaban escondidas con Cristo en Dios: Colosenses 3:3: Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.
Que todo se hiciera en el nombre de Jesús, dando gracias a Dios: Colosenses 3:17: Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.
Que debíamos servir al Dios Verdadero, y esperar a Jesús en su segunda venida, que las iglesias de Dios son en Cristo Jesús, y que por causa de su nombre somos aborrecidos:1ª a los Tesalonicenses 1:9-10 Porque ellos mismos cuentan de nosotros la manera en que nos recibisteis, y como os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero, y esperar de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera. 1ª a los Tesalonicenses 2:14: Porque vosotros hermanos, viniste a ser imitadores de las iglesias de Dios en Cristo Jesús que están en Judea; pues habéis padecido de vuestra propia nación las mismas cosas que ellos padecieron de los judíos.
Que la voluntad de Dios es que le demos gracias en Cristo Jesús: 1ª a los Tesalonicenses 4:18: Dad gracias en todo, porque es la voluntad de Dios para vosotros en Cristo Jesús.
También sabía que Dios era la cabeza de Cristo, pero nada dice que fuera de la tercera persona: 1ª a los Corintios 11:3: Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón; y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo.
Sabía por quien era él apóstol: Gálatas 1:1: Pablo, apóstol (no de hombres ni por hombre, sino por Jesucristo y por Dios el Padre que lo resucitó de los muertos)
Y de quien era el reino de los cielos: Efesios 5:5: Porque sabéis esto, que ningún fornicario, o inmundo, o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios.
Siempre declaró al Padre y a su Hijo: 2ª a los Tesalonicenses 1:12: Para que el nombre de nuestro señor Jesucristo sea glorificado en vosotros, y vosotros en él, por la gracia de nuestro Dios y del señor Jesucristo. 2ª a los Tesalonicenses 2:16-17: Y el mismo Jesucristo señor nuestro, y Dios nuestro Padre, el cual nos amó y nos dio consolación eterna y buena esperanza por gracia, conforte vuestros corazones, y os confirme en toda buena palabra y obra. Filipenses 4:7: Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones, y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. Colosenses 1:3: Siempre orando por vosotros,  dando gracias a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo. Efesios 5:20: Dando siempre gracias a Dios por todo, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Efesios 6:6: No sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino como siervos de Cristo, de corazón haciendo la voluntad de Dios.
Efesios 6:23; Paz sea a los hermanos, y amor  con fe,‎ de Dios Padre y del Señor Jesucristo.
Toda lengua debía confesar a Jesucristo como Señor: Filipenses 2: 11: Y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre. Igualmente lo leemos en las siguientes citas:
Hechos 20:21: Testificando a judíos y a gentiles acerca del arrepentimiento para con Dios, y de la fe de nuestro Señor Jesucristo. Hechos 11:17: Si Dios, pues, les concedió también el mismo don que a nosotros que hemos creído en el Señor Jesucristo, ¿Quién era yo para estorbar a Dios? Hechos 8:12: Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres.
Romanos 7:4: Así también vosotros hermanos míos, habéis muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, del que resucitó de los muertos, a fin de que levásemos frutos para Dios. Romanos 5:10: Porque siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida. Romanos 5:1: Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo. Romanos 3:22: La justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo para todos los que creen en él, porque no hay diferencia. Romanos 2:16: En el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio.
Romanos 1:8: Primeramente doy gracias a mi Dios mediante Jesucristo con respecto a todos vosotros, de que vuestra fe se divulga por todo el mundo. Romanos 8:3: Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó el pecado en la carne. Romanos 8:39: Ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús, Señor nuestro. Romanos 10:9: Que si confesases con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios lo levantó de los muertos, serás salvo. Romanos 16:27: Al único y sabio Dios, sea gloria mediante Jesucristo para siempre. Amén.
1ª a los Corintios 1:4: Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús. 2ª a los Corintios 1:3: Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordia (1) y Dios de toda consolación (2). 2ª a los Corintios 4:6: Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandece en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo. 2ª a los Corintios 11:31: El Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien es bendito por los siglos, sabe que no miento.
Judas dijo que había que conservarse en el amor de Dios ¿Para qué?: Judas 21: Conservaos en el amor de Dios esperando la misericordia de Jesucristo para vida eterna.
Jesucristo, a través del apóstol Juan, siempre sostuvo esta doctrina:
Juan 6:57: Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, asimismo el que me come vivirá por mí. Juan 8:28-29: Les dijo, pues, Jesús: Cuando hayáis levantado al Hijo del Hombre, entonces conoceréis que yo soy; y que nada hago por mí mismo sino que según me enseñó el Padre, así hablo. Porque el que me envió, conmigo está, no me ha dejado solo el Padre, porque yo hago siempre lo que le agrada.
En el capítulo 14 del evangelio de Juan, Jesucristo empieza sosteniendo que solo existe el Padre, y su Hijo Jesucristo: Juan 14: 1-2: No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí (no menciona que se crea además en la tercera persona, ni solo en Jesús). En la casa de mi Padre (no dice y de la tercera persona) muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros.
Jesucristo afirma haber salido del Padre, y que  al Padre iba; y enseña que él es el camino para llegar al Padre y a nadie más, y que no le conocen a él ni al Padre: Juan 14:6-13: Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí. Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis y le habéis visto. Felipe le dijo: Señor, muéstranos al Padre, y nos basta. Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me habéis conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos al Padre? ¿No crees que yo soy en el Padre y el Padre en mí? Las palabras que yo hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras. Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí; de otra manera, creedme por las mismas obras. De cierto de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aún mayores, porque yo voy al Padre. Y todo lo que pidiereis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.
  
Juan 14: 16-20: Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, el cual el mundo no puede recibir, porque no le ve ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora (Jesucristo o Cristo) con vosotros, y está (Jesucristo o Cristo) con vosotros. No os dejaré solos (Jesucristo-Espíritu); vendré a vosotros (Jesucristo-Espíritu). Todavía un poco y el mundo no me verá más (en la carne); pero vosotros me veréis; porque yo vivo, vosotros también viviréis. En aquel día conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros.
Juan 14: 23-28: Respondió Jesús y le dijo: El que me ama mi palabra guardará; y mi Padre le amará; y vendremos a él, y haremos morada con él (en el Espíritu). El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió. Os he dicho estas cosas estando con vosotros. Más el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho. La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo. Habéis oído que yo os he dicho: Voy, y vengo a vosotros. Si me amarais, os habríais regocijado, porque he dicho que voy al Padre; porque el Padre mayor es que yo.
Hasta la saciedad, el apóstol Juan escribe sobre esto: Juan 15:1: Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Juan 15:9-10: Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor. Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor.
Juan 15:15-16: Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer. No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre,  él os lo de.
Juan 15: 23-24: El que a mí me aborrece, también a mi Padre aborrece (no aborrece a más nadie). Si yo no hubiese hecho entre ellos obras que ninguno ha hecho, no tendrían pecado; pero ahora han visto y han aborrecido a mi y a mi Padre. Juan 15: 26: pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, el dará testimonio acerca de mí. Juan 16:2-3: Os expulsarán de las sinagogas; y aun viene la hora que cualquiera que os mate, pensará que os brinda servicio a Dios. Y harán eso porque no conocen al Padre ni a mí.
Juan 16: 13-15: Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. Él me glorificará, porque tomará de lo mío, y os lo hará saber. Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber (es de él y de nadie más).
Juan 16:26-31: En aquel día pediréis en mi nombre, y no os digo que yo rogaré al Padre por vosotros, porque el Padre mismo os ama, porque vosotros me habéis amado, y habéis creído que salí de Dios. Salí del Padre, y he venido al mundo; otra vez dejo el mundo, y voy al Padre. Le dijeron sus discípulos: He aquí ahora hablas claramente, y ninguna alegoría dices. Ahora entendemos que sabes todas las cosas, y no necesitas que nadie te pregunte; por esto creemos que has salido de Dios. Jesús les respondió: ¿Acaso creéis? He aquí la hora viene, y ha venido ya, en que seréis esparcidos cada uno por su lado, y me dejaréis solo; mas no estoy solo, porque el Padre está conmigo.
Juan 17: 1-5: Estas cosas habló Jesús, y levantando los ojos al cielo 8no cerraba los ojos al orar), dijo: Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti; como le has dado potestad sobre toda carne, para que de vida eterna a todos los que le diste. Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo a quien has enviado. Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciera. Ahora, pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese. Juan 17:11-13: Y ya no estoy en el mundo; más estos están en el mundo, y yo voy a ti. Padre Santo 8no iba a más nadie), a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros. Cuando estaba con ellos en el mundo, yo los guardaba en tu nombre; a los que me diste, yo los guardé, y ninguno de ellos se perdió, sino el hijo de perdición, para que la Escritura se cumpliese. Pero ahora voy a ti; y hablo esto en el mundo, para que tengan mi gozo cumplido en sí mismos.
Juan 17:21: Para que todos sean uno; como tú, oh Padre en mí, y yo en ti; que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que me enviaste. Juan 17: 23-26: Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado. Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo. Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido, y éstos han conocido que tú me enviaste. Y les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer aún, para que el amor con que me has amado, esté en ellos, y yo en ellos.
Jesús sabía que el padre de la generación mala y perversa, era Satanás (Juan 8:44); se los recordó en Juan 8:42: Jesús entonces les dijo: Si vuestro padre fuese Dios, ciertamente me amaríais; porque yo de Dios he salido, y he venido; pues no he venido de mi mismo, sino que él me envió.
Juan 8:54: Respondió Jesús: Si yo me glorifico a mí mismo, mi gloria nada es; mi Padre es el que me glorifica, el que vosotros decís que es vuestro Dios. Juan 10:29: Mi Padre que me las dio, es mayor que todos; y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre. Juan 13:3: Sabiendo Jesús que el Padre le había dado todas las cosas en las manos, y que había salido de Dios y a Dios iba..
Juan 14: 1-2: No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí (no en más nadie). En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Juan 14:6: Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí. Juan 14. 8-14: Felipe le dijo: Señor, muéstranos al Padre, y nos basta. Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo que estoy con vosotros y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿Cómo, pues, dices tú: Muéstranos al Padre? ¿No crees que yo soy en el Padre y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras. Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí; de otra manera creedme por las mismas obras. De cierto, de cierto os digo: El que en mi cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aún mayores, porque yo voy al Padre. Y todo lo que pidieres al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidieres en mi nombre, yo lo haré.
En Marcos y Mateo, encontramos: Marcos 14:62: Y Jesús les dijo: Yo soy; y veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo.
Mateo 27:43: Confió en Dios; líbrele ahora si le quiere; porque ha dicho: Soy Hijo de Dios.
Mateo 27:46: Cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz diciendo: Elí, Elí, ¿Lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me has desamparado?
Mateo 26:63: Mas Jesús callaba. Entonces el Sumo Sacerdote le dijo: te conjuro por el Dios viviente, que nos digas si eres tú el Cristo el Hijo de Dios.
  
El orden de Dios, o sea el 1 y el 2, lo vemos en el Padre: el Verbo con el Verbo; el Espíritu con el Espíritu. En el Hijo: Cristo en el Espíritu y Cristo en la carne, ahora espíritu vivificante; en las tinieblas y la luz; el día y la noche; el sol y la luna; el cielo y la tierra; el agua y lo seco; soplo y cuerpo; Adán y Eva; el primer hombre-terrenal, el segundo hombre-celestial (Adán y Cristo); el bien y el mal; la vida y la muerte; riqueza y pobreza. En el cuerpo humano: cabeza y cuerpo (Cristo y la iglesia); dos ojos; dos orejas, dos oídos; dos cejas; dos orificios nasales; dos mandíbulas; dos brazos; dos manos; dos piernas; dos pies; dos veces cinco dedos en las manos y también en los pies. Dios por delante es fuego consumidor, y por detrás llama; dos veces secado el mar rojo (Isaías 11:15); dos veces Israel pasa el Jordán por lo seco (Isaías 11:15) el remanente; dos veces lo dividen los profetas; una vez Elías y la otra Eliseo; dos hombres traspuestos de un lugar a otro en la tierra (metástasis o trasponer): Enoc y Elías (el único que subió al cielo fue el que descendió del cielo); un caso se d por cierto por boca de dos testigos; hay dos olivos o dos testigos; en la transfiguración de Jesucristo se le aparecieron dos: Moisés y Elías; en el Templo: el Lugar Santo (1), y el lugar Santísimo (2).
Observamos que el primer estado no permanece, sino el segundo:  No permanece el primer hombre carnal, sino el segundo hombre espiritual; el primer hijo, Caín, sino el segundo, Abel; los primeros cielos no, los segundos sí; la primera tierra no, la segunda sí; Cristo en Espíritu no, Cristo hombre sí; las primeras tablas de la ley fueron rotas, las segundas permanecen; las tinieblas no prevalecerán, la luz sí; las naciones gentiles no, Israel será nación permanente; el primer pacto no, el segundo sí, Ismael no, Isaac sí; Esaú no, Jacob sí; Manasés no, Efraín sí; los primogénitos egipcios no, los israelitas si; la primera Canáan no, la segunda sí; el primer Israel no, el remanente sí; la ley no, la Gracia sí, y la esclavitud no, la libertad sí.
  
JESUCRISTO y el uno y dos en sus enseñanzas y hechos:
En las bienaventuranzas todas lo conserva: Bienaventurados los pobres en espíritu (1), porque de ellos es el reino de los cielos (2). La sal desvanecida: es echada fuera (1), para ser hollada por los hombres (2).  La luz: se pone sobre el almud (1), y no debajo de la cama. En la pérdida: mejor es perder un miembro (1), que todo el cuerpo sea echado al infierno.  En el deber: no abrogó la ley (1), sino que la cumplió (2). : En el matrimonio: quien repudie a su mujer (1), dele carta de divorcio (2). El hablar sea: si, si (1), o no, no (2). En la ley fue dicho: Ojo (1) por ojo (2); y diente (1) por diente (2); en la Gracia: quien te hiera en la mejilla derecha (1), vuélvele la otra (2). Quien quiera quitarte algo: quien quiera quitarte la túnica (19, dale también la capa (2); quien quiera obligarte: el que te obliga a ir con él una milla (1), ve con él dos (2); al que te pide (1), dale (2); al que quiera tomar de ti prestado (2), no se lo rehúses; fue dicho en la Ley: amarás a tu prójimo (1), y aborrecerás a tu enemigo (2); en la Gracia: amad a vuestros enemigos (1), y bendecid a los que os maltratan y persiguen (2); el sol sale sobre justos (1) y sobre injustos (2); ahora: sed perfectos (1), porque vuestro Padre es perfecto (2); que no sepa tu izquierda (1), lo que hace tu derecha (2); ora a tu Padre en secreto (1), y te recompensará en público (2); en el Padre Nuestro: Padre nuestro que estás en los cielos (1), santificado sea tu nombre; hágase tu voluntad así como en el cielo (1), así también en la tierra (1); el pan nuestro de cada día (1), dánoslo hoy (2); perdónanos nuestras deudas (1), como nosotros perdonamos a nuestros deudores (2); no nos dejes caer en tentación (1), mas líbranos del mal (2). Al ayunar: unge tu cabeza con aceite (1), y lava tu rostro (2); en los tesoros en la tierra: la polilla 81), y el orín corrompen (2); los ladrones hurtan (1) y minan (2); lo contrario sucede con los tesoros en el cielo. En cuanto al ojo: si tu ojo es bueno (1), todo tu cuerpo está lleno de luz (2); si tu ojo es malo (1), todo tu cuerpo está en tinieblas (2). No se puede servir a dos señores: se amará a uno (19, se aborrecerá al otro (2); no se puede servir a Dios (1), y a las riquezas (2). Al buscar el reino: buscad primeramente el reino de Dios y su justicia (1), y todas las cosas os serán añadidas (2); al juzgar: no juzguéis 819, para que no seáis juzgados (2); saca la viga de tu ojo (1), para que puedas sacar la paja del de tu hermano (2); no deis lo santo a los perros (1), ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos (2); la puerta ancha va a la perdición (1), la estrecha a la vida eterna (2); no se recogen uvas de los espinos (1), ni higos de los abrojos 82);no todo el que me dice Señor , Señor (1), entrará en el reino de los cielos (2); Hay dos cimientos para edificar: roca (1), y arena (2).  Al sanar al leproso dijo: quiero (1), sé limpio (2); al sanar al hijo del centurión: ve (1), y como creíste, te sea hecho (2); en las tinieblas de afuera será: el lloro (1), y el crujir de dientes (2); Jesús con la palabra: sanaba a los enfermos (1), y echaba fuera demonios (2); con el caso del paralítico: que es más decir: tus pecados te son perdonados (1), o decir, levántate y anda (2); Jesús comía con: los pecadores (1), y publicanos (2); y les dijo a los fariseos (19 y saduceos(2): aprended lo que significa: misericordia quiero (1), y no sacrificio (2); predicando el evangelio: sanaba toda enfermedad (1), y toda dolencia del pueblo (2); dijo también: la mies es mucha (1), y los obreros pocos (2); también dijo: la cizaña o malos, irán al horno de fuego (1), y los justos resplandecerán (2); alimentó a los 4.000 con: siete panes (19, y algunos peces (2); a los 5.000 con: 5 panes (1), y dos peces (1); lo que contamina no es lo que entra por la boca (1), sino lo que sale por la boca (2); quienes lo tentaban: los fariseos (1), y los saduceos (2); esa generación era: mala (1), y adúltera (2); la levadura doctrinal era: la de los fariseos (1), y la de los saduceos (2); Pedro confesó: Tú eres el Cristo (1), el Hijo del Dios viviente (2); al que causa tropiezo es mejor que : se amarre una piedra de molino al cuello (1), y  se lance al mar (2); al perdonar: no solamente siete veces se debe perdonar(1), sino hasta setenta veces siete (2): los doce apóstoles eran: once hijos de Dios (19, y uno diablo (2); a Dios se le debe adorar: en Espíritu (1), y en verdad (2); las palabras que Jesús habló: son espíritus (1), y son vida (2); Jesús dijo: el que es de Dios (1), las palabras de Dios oye (2); al confirmar al algo siempre dijo: de cierto (1), de cierto os digo (2); con relación al tiempo: por los siglos (1), de los siglos (2); al sanar a un ciego: escupe en tierra (1), y hace lodo (2); le unta en los ojos (1), y le manda a lavarse al estanque de Siloé o Enviado (2); cuando resucitó a Lázaro dijo: Lázaro (1), sal fuera (2).
En la poesía hebrea, este orden de Dios fue llamado paralelismo: En los Salmos, podemos mirarlo:
 En el Salmo 114 encontramos: Cuando salió Israel de Egipto (1), la casa de Jacob del pueblo extranjero (2); Judá vino a ser su santuario (1), é Israel, su señorío (2). El mar lo vio y huyó (1), el Jordán se volvió atrás (2). Los montes saltaron como carneros (1), los collados como corderitos (2). ¿Qué tuviste, oh mar que huiste? (1), y tú, oh Jordán que te volviste atrás? (2). Oh montes ¿por qué saltasteis como carneros (1), y vosotros collados, como corderitos? (2). A la presencia de Jehová tiembla la tierra (1), a la presencia del Dios de Jacob (2); el cual cambió la peña en estanque de aguas (1), y en fuentes de aguas la roca (2). Le saciaré de larga vida (19, y le mostraré mi salvación (2).
Salmo 91: El que habita al abrigo del Altísimo (1), morará bajo la sombra del Omnipotente (2). Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío (1); mi Dios en quien confiaré (2). Él te librará del lazo del cazador (1), de la peste destructora (2). Con sus plumas te cubrirá (1), y debajo de sus alas estarás seguro (2); escudo (1), y adarga (2) es su verdad. No temerás al terror nocturno (1), ni a saeta que vuele de día (2); ni pestilencia que anda en obscuridad (1), ni mortandad que en medio del día destruya (2). Caerán a tu lado mil, y diez mil a tu diestra (1), más a ti no llegará. Ciertamente con tus ojos mirarás (1), y verás la recompensa de los impíos (2). Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza (1), al Altísimo por tu habitación (2). No te sobrevendrá mal (1), ni plaga tocará tu morada (2). Pues a los ángeles mandará acerca de ti (1), que te guarden en todos tus caminos (2).  En sus manos te llevarán (1), para que tu pie no tropiece en piedra (2). Sobre el león y el áspid pisarás (1), hollarás al cachorro del león y al dragón (29). Por cuanto en mí ha puesto su fe, yo también le libraré (1); le pondré en alto por cuanto ha conocido mi nombre (2). Me invocará y yo le responderé (1), con él estaré yo en su angustia (2); lo libraré (1), y le glorificaré (2).
Salmo 131: Jehová no se ha envanecido mi corazón (1), ni mis ojos se enaltecieron (2); ni anduve en grandezas (1), ni en cosas demasiado sublimes para mí (2). En verdad que me he comportado (1), y he acallado mi alma (2). Como un niño destetado de su madre (1), como un niño destetado está mi alma (2). Espera Israel en Jehová (1), desde ahora y para siempre (2).
Para poder ver el reino de los cielos, cosa que el hombre natural no puede ver, tiene que suceder lo que dice la palabra, cuando Nicodemo fue a Jesús de noche, a quien Jesucristo le dijo; de cierto (1) de cierto te digo (2): que el no naciere de agua (1) y del Espíritu (2), no puede ver el reino de los cielos. Observemos que aquí se está tratando lo relativo al nacimiento, y no al bautismo en agua como se ha creído: Nicodemo había tenido el nacimiento de agua o de la carne ¿Por qué de agua? Recordemos que Dios en su Hijo hizo al hombre del polvo de la tierra, la cual proviene del agua, y por el agua subsiste; Nicodemo tenía ese primer nacimiento, el cual es indispensable para llegar al segundo, el cual es del Espíritu, o de la palabra; quienes así nacemos no somos engendrados de sangre ni de voluntad de varón, sino de Dios. Jesucristo es más explícito cuando le aclara que el agua es la carne, cuando le dice: el que es nacido de la carne (en vez de decir agua como al principio), carne es; y el que es nacido del Espíritu, espíritu es. Es ineludible que para ver el reino de los cielos, tenemos primero que ser mortales, y que al recibir a Jesucristo, nacemos de nuevo, es decir, somos espirituales; o sea, cumplirse el orden de Dios o 1 y 2.
Así como está estipulado que los hombres mueran una vez, y después de esto el juicio, así también está escrito que Jesucristo nos hace hijos de Dios. Veamos lo dicho en Juan 1: 12-13: A lo suyo (misión) vino (1), y los suyos (israelitas) no le recibieron (2); más a los que le recibieron (1), a los que creen en su nombre (2), les dio la potestad ser hechos hijos de Dios (no dice que la potestad es de ser evangélicos, protestantes, católicos, islámicos, testigos de Jehová, mormones, trinitarios, unitarios, pentecostales, cuadrangulares y otros más). El hijo es quien hereda de su padre; el Padre le dijo a su Hijo Jesucristo que le daría por herencia las naciones, y nosotros somos coherederos con él; el Hijo dijo que el Padre le había entregado todo en sus manos, y fue enfático en declarar que todo lo del Padre es de él, y por lo tanto, todo lo del Padre, también es nuestro. ¿Cuál otra designación humana o filosófica nos puede dar ese derecho que nos dio Jesucristo en la sangre del Pacto Eterno? Ninguna! El Padre tiene es hijos, y por ende, derribando todo argumento filosófico, yo no soy otra cosa que HIJO DE DIOS!
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Palabras Clave: Sabananueva

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