Guerra santa
Publicado en Aug 22, 2010
Guerra santa
John Volker conoció el infierno de las drogas. Una madrugada, un hombre lo encontró tirado, drogado y golpeado en una plaza de Minneapolis. Se compadeció de él y lo llevo a su casa. Dos días durmió y al despertar recibió alimento y ropa limpia. Tan golpeado estaba que apenas podía moverse. Mientras se recuperaba su benefactor le habló de Mahoma y del Corán. Todas las mañanas le recitaba versículos, de ese libro sagrado. Esas palabras recitadas en lengua extranjera parecían llenar el vacío, que hasta entonces había guiado su vida. Un día, ya repuesto, su salvador lo lleva a una mezquita. Allí le explicaron que el alcohol y las drogas eran incompatibles con esa religión. Milagrosamente, esas palabras no lo asustaron y decidió abandonar el cristianismo y abrazar el Islam. Aprendió paciente y obsesivamente la lengua árabe y a rezar cinco veces por día mirando en dirección a la Meca. Adopta un nombre musulmán (Mohamed Al Sayed) Rápidamente reconstruye su vida, se hace querido y popular en esa comunidad musulmana. Un día conoció a Abdul, un personaje influyente y carismático. Éste le dice que sería bueno que se perfeccione en estudio del Corán. Le habla de una Madraza (escuela de religión musulmana) en Pakistán. Lugar al que podría ir en forma gratuita, pues había una plaza vacante para la comunidad de su pueblo. John (Mohamed) acepta, pues le parece una señal de Alá. Viaja y permanece dos años. En ese tiempo perfecciona el idioma, el conocimiento y la interpretación del Corán. Rezar y recitar los versículos lo elevan a una dimensión de increíble felicidad. En una de las últimas clases, un Mulá le dice que había sido elegido entre muchos otros para ser parte de la Jihad (guerra santa) contra los infieles. John queda perplejo, entre feliz y temeroso por esa tarea que podía terminar con su vida y la cientos de potenciales víctimas. Le explican que nada había que temer, pues quienes morían en la Jihad iban al cielo y tenían a su disposición a setenta y dos jóvenes vírgenes. La misión: detonarse en un avión de pasajeros norteamericanos. Nadie desconfiaría de él (norteamericano caucásico). Llega el día, aborda el avión, vestido a la occidental pero con prendas blancas en su interior (purificado para ir al cielo) y con un chaleco en cuyo interior tenía una nueva generación de explosivos plásticos, que no podían ser detectados La tarea era bastante fácil, simplemente debía jalar de un hilo a la hora señalada y comenzaría su vida en la eternidad. El viaje transcurre sin incidentes, pero el reloj avanza inexorable hacia la hora fatídica. Finalmente John decide cumplir con su aparente fatal destino. Comienza a transpirar, de los nervios manipula sus bolsillos buscando quien sabe que cosa. Se le cae una moneda que rueda con rumbo incierto. De pronto una niña pecosa con pelos rizados le devuelve la moneda con una sonrisa. No quiere verla, cierra los ojos. Pero cuando lo hace, ve a la misma niña sonriendo, caminando de la mano de Jesús y de Mahoma. En ese momento deja de temblar y una súbita paz lo invade. Ya no quiere detonarse y se da cuenta que había sido un verdadero instrumento de Dios: para salvar y no para eliminar vidas.
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Daniel Florentino Lpez
Un abrazo
Daniel
Isidora
Daniel Florentino Lpez
Coincido contigo
Un abrazo
Daniel
Daniel Florentino Lpez
Lindo comentario
Un abrazo
Daniel
Daniel Florentino Lpez
En su momento reflexioné
sobre los puntos que me marcas.
Pero cada tanto me inclino por
alguna historia con final feliz.
Me gusta tu vehemencia y pasión
al analizar los textos.
Saludos cordiales
Daniel
Antonio Umbral
ES DE COMO EL MUNDO OCCIDENTAL EE UU Y LOS PAISES QUE SON SUS ALIADOS QUE HA TRAVEZ DE SUS GUERRAS E INVACIONES A ESTOS PAISES HAN POLARIZADO MAS LAS POSTURAS DE LOS INTEGRISTAS MUSULMANES, TAMBIEN HAN COMETIDO ABUSOS CONTRA LOS CIVILES Y NIÑOS DE PARTE DE LAS TROPAS INVASORAS
Y APROVECHAN ESTA SITUACIONES PARA IMPULSAR UNA GUERRA SANTA CONTRA EEUU Y SUS ALIADOS .
BUEN RELATO PARA LA REFLEXION MIS SALUDOS ANTONIO.
Rita
Me encanto el texto,
abrazo
Laura Alejandra Garca Tavera
Daniel Florentino Lpez
Coincido contigo
Saludos cordiales
Daniel
Daniel Florentino Lpez
Muchos son los que se
aprovechan de la credulidad
y necesidad de la gente
Un abrazo
Daniel