La virtud se aparta desdeñando al vulgo,
lame los deshechos de almas inferiores
para solazarse burla humanitaria.
Hay acaso una señal mas clara
que el beso del Papa en suelos paises
que arderán en llamas,
presos de un infierno mas robotizado
o el apartamiento de nobles corderos
enfrentando el dogma.
Hipocresía ronca de andar escondiendo
la mirada y unos pechos que brotan
contagiando conciencias,
devastando imperios,
infecciones paganas,
crisis de creencias desnudando
la naturaleza humana.
Volver al hombre tal vez estorbe.
La virtud provoca rencor y blasfemias,
vomita despojos que nunca aceptaron
la disciplina ni los entornos,
proyecta fantasmas de un
apocalypsis cercano.