Pausa para domesticar el silencio
Publicado en Aug 28, 2010
Como una mordedura, las manos agrietadas, la dulzura de tu cuerpo y un volumen que estalla en sudores. Solo una espina sabe del gran arenal y si fuera por tus caricias todo el arroyo sería un breve poema tan grato como las estaciones inquietas. A veces me pierdo en intenciones. Un surco en la tierra como las venas vencidas, como los mármoles reposados. Y no busco serpientes ni brújulas. Solo rescato la identidad musical de mis silencios y en ellos me refugio. Detrás de las nubes la escritura, el cuerpo ladeado, la columna curva y doliente. Puedo traducir el mundo de mis emociones. A veces la llaga es honda, como si hubiera un conflicto que no espero, como si hubiera un teléfono o un reloj que marca el tiempo más allá del hastío. La fortuna me sonríe por dentro como si mi cuerpo floreciera. Es un gatillo el mundo, un hombre que cae, un obrero. Siento la necesidad de esta intimidad momentánea para encontrarme en algún punto del universo y despojarme de mis vestiduras y ser como soy. La próxima vez tocaré las campanas, te rescataré de la ausencia, te haré vivir con la lógica de la sorpresa y el asombro, como si fueras una multitud de mariposas azules.
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Leidy Mar
Santiago Linari
Te mando un abrazo
santiago (desde Buenos aires)