No pueden los poetas desplazar al mundo
pues no son más que migas de centeno.
Quizás puedan centrarse en declarar la guerra
a toda conjunción de lo que no es preclaro.
Pero sea que el colmillo de la letra
devore rápidamente la página y sus soles
el poeta no es más que un triste frontispicio
en la desintegración de todos los vahídos.
En cambio,los pájaros pueden alcanzar al mundo
con su candor de fruta fresca alada
y puede la luz borrar enterramientos
con sólo frotarse en los ojos del misántropo.
Lleva el poeta una gracia consagrada
y en sus venas acentos de sangre o alegría.
Más el picotear del ave es un ensueño
que resuena en las noches de los niños.