Calma mi frio
Publicado en Sep 10, 2010
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Estaba en la parada del colectivo una de esas que tienen asientos, en la avenida de mayo, llovía calmadamente, la ciudad estaba gris y eran aproximadamente las tres de la tarde, la mitad de la avenida estaba cortada por manifestantes que reclamaban no sé qué cosa, a pesar de la lluvia, y yo estaba sentado. Ahí sentado mirando hacia la multitud de manifestantes pensando en nada, casi en estado vegetativo, una señora de mayor también estaba esperando el colectivo parada atenta a la llegada del mismo, igualmente creo que mi aspecto es la causa de que la señora este de pie, debe ser por mis zapatillas degastadas o mi campera vieja, creo que no encajo con el paisaje típico de la ciudad, prendo un cigarrillo y me deprimo un poco, por razones varias, ¿cómo tendría que ser el típico hombre de ciudad?, seguramente como ese señor que pasa por la vereda de enfrente muy apurado, traje gris igual que el cielo, portafolios, zapatos, reloj importado, celular táctil, y con muy poco tiempo, sí, creo que ese es el ciudadano que no llamaría la atención en esta especie de jungla sub-moderna versión 2010.


Pero pesándolo bien no querría ser así, no querría verme así, querría verme como el hombre que viene caminado por la mitad de la calle cortada vistiendo un sobretodo negro cerrado, zapatos negros y con las manos en los bolsillos, parece como salido de algún libro de terror, pareciera que no le importa nada, a diferencia del típico tipo de treinta y algo de años que camina hablando por su celular de última tecnología mientras putea a los taxis que no quieren parar, si yo pudiera seria como ese tipo, ese tipo que no le importa mojarse, que al parecer no va hacia ningún lugar pero a la vez pareciera que sabe exactamente dónde ir, envuelto en misterio, da la sensación que te puede asesinar en cualquier momento pero a la vez pasa desapercibido casi como invisible, ante la masa gigante de personas que se acumulan solamente para cruzar la calle.


Mi colectivo todavía no llega, la señora ya se fue diciendo algo sobre los manifestantes que no llegue a escuchar, saco otro cigarrillo y lo prendo, la lluvia se convirtió en una llovizna al mejor estilo roció de madrugada, se sienta a mi lado una señorita de aproximadamente veinte años, muy bonita y al parecer con un poco de desconfianza, ni siquiera amaga para mirarme, debe ser por mis pantalones mojados ya que tuve que caminar un largo rato bajo la lluvia para llegar hasta acá, si yo pudiera elegir saldría con alguien como ella, claro que no la conozco pero tiene unos rasgos que me encantan, nariz fina pareciera tallada por un gran artista, ojos marrones, obscuros, sé que no tienen nada de especiales para la mayoría de las personas pero si se detienen a ver el ojo color marrón tiene una profundidad que no se puede percibir en otros ojos, los ojos claros me producen un poco de nostalgia, no sé muy bien que es, la sensación que me producen pero no es agradable. Me gustan las mujeres también un poco misteriosas, pensativas, que sepan apreciar un buen paisaje, pero no hablo de montañas, praderas u océanos, me refiero a los pequeños paisajes que nadie sabe apreciar y que están camuflados entre nosotros día a día, que quizás ese taxista no se da cuenta pero pasa frente a él todo los días, me gustaría por ejemplo encontrarla mirando el cielo desde la ventana de nuestra casa, el cielo gris y pensando en miles de cosas, con su cara de gestos delicados, muy culta y leída, me gustan las mujeres conocedoras de un poco de todo, de esas mujeres que disfrutan de una buena cena en el mejor restorán con vista al mar y que también disfrutan tomar la cerveza más ordinaria sentada en una vereda, ¡ja! Creo que estoy pidiendo mucho; mi casa tendría una biblioteca colmada de libros, con un sofá y una lámpara de pie que me alumbrara, una mesa con un buen Jack Daniels, un cuarto con una cama grande y un buen acolchado color negro, inflado y cómodo, donde dormiría con ella, la miraría a los ojos, esos ojos que transmiten miles de cosas sin ni siquiera mirarte, su piel blanca como porcelana, y su pelo negro lacio, ver a una mujer durmiendo es lo único que hace falta para darte cuenta de lo que realmente sentís por ella.
Sería un famoso fotógrafo mi sueño frustrado, bah… en realidad ni siquiera es eso ya que en mi puta vida tuve una cámara para mí mismo, pero me encantan las fotografías en blanco y negro, creo que todo queda mejor en blanco y negro por eso me encantan los días de lluvia.

Si pudiera tendría un pastor ingles hermoso, con pelaje brillante jugaría con él todas las tardes ya que el trabajar como fotógrafo me dejaría mucho tiempo libre, no hay nada más dignificante que vivir del arte, también me encantaría escribir novelas de misterio populares e interesantes, me encantaría que mi mujer fuera como una reina que no le faltara nada, me encantaría tener un hermoso patio con césped grueso y corto pero a la vea suave como un colchón esponjoso, como una nube, me encantaría poder vivir sin preocuparme por más nada más que disfrutar mi vida o lo que me quede de ella.

Todos los días comeríamos delicias preparadas por ella mientras yo la miro desde la mesa, más que mirarla seria apreciándola, nos iríamos de vacaciones al sur del país, en invierno para estar bajo el abrazo de la nieve cayendo lentamente, sazonado el pueblo de color blanco, tendría un guitarra acústica epiphone con la que tocaría clásicas canciones, con el lago y los andes de fondo, no habría nada que supere tocar like London con la nieve como escenario, mientras ella canta a mi par, con su voz hermosa, ella es culta, ella es leída, tiene el pelo negro lacio, su piel es blanca como la porcelana, sus ojos marrones me producen innumerables cantidades de sensaciones, su delicada nariz parece tallada a mano, su comida es la mejor que probé en mi vida, sus rasgos son delicados, podría ir con ella hasta el fin de los tiempos que me acompañaría, pero el único problema es que… ella no es real.

O quizás lo sea pero es más que obvio que no pasaría el resto de sus días con alguien como yo, ella pasaría sus días con algún famoso fotógrafo, con una casa estilo inglesa a las afueras del gran Buenos Aires, o quizás estará gozando del paisaje del sur cantando like London con algún afortunado y exitoso hombre, las mujeres así no son alcanzables ni siquiera aspirarles para alguien como yo, hace falta mundo, hace falta cultura, hace falta hacer más y soñar menos.

La muchacha que está a mi lado debe pensar que estoy en estado de coma, ya que no he movido un musculo desde que empecé a viajar con mi imaginación, a lo lejos se ve doblando mi colectivo, al fin es hora de ir a casa, día de suerte hay asientos libres, algo muy raro en capital federal , a las cuatro de la tarde un día de semana, pero la verdad no quiero saber por qué, solamente quiero volver a casa y dormir, a pesar de haber sacado el boleto mínimo mi recorrido es más largo, ya que tengo que buscar un lugar apropiado debido a la lluvia.


Si pudiera morir de la forma en que quisiera seria en mi biblioteca, en mi casa estilo inglesa esas que se ven en los barrios del gran Buenos Aires como Hurlingam, sentado en mi sofá rodeado de cuadros con mis fotografías, con mi perro en durmiendo a mis pies, fumado un cigarrillo y bebiendo whisky, mientras escucho In my life de the Beatles cerrando los ojos de a poco, y finalmente caer dormido.
Sería la muerte más pacifica que se puede pedir, dejando atrás mi casa estilo inglesa, mi hermosa mujer, mi hermoso perro y de legado miles de fotografías y una novela de misterio, nadie lloraría, todos sentirían nostalgia pero no tristeza ya que sabrían perfectamente que disfrute cada segundo de mi vida ¿y por qué no? de mi muerte, dejaría una larga nota a todos mi seres queridos, deseándoles bien y también contándoles lo mucho que los aprecio y que me hicieron falta.


Finalmente decido bajar en el parque Rivadavia parece estar bien cubierto ya que los árboles son grandes y sirven a modo de sombrilla, por suerte conozco a unas personas que siempre duermen acá y que no tiene problema de prestarme una frazada, antes de recostarme siempre me hace falta un poco de alcohol como para ayudarme a dormir, así que voy en busca de un mercado, mientras camino bajo el rocío de la lluvia meto la mano en mi bolsillo izquierdo saco el paquete de cigarrillos lo reviso y como era de esperarse esta vacío, no me queda otra opción más que pedir a la gente que muy apurada pasa a mi lado, una señora muy amablemente saca cuatro cigarros de su paquete de Malboro light y me los da, le agradezco amablemente, cosa que la sorprende, la gente no espera ese tipo de reacciones de alguien como yo, de alguien de mi clase, el supermercado está al otro lado de la calle, al intentar cruzar la calle piso un charco de agua que termina de mojar mis pies ya que mis viejas zapatillas tienen varios agujeros en la suela, entro al mercado con mis sucios pantalones, mi campera vieja, y mis pies mojados y le pido a la cajera un vino en cartón, el más económico que tenga, ya que nunca me dejan pasar adentro del mercado, y empapado mucho menos, con mi vino bajo el brazo y sin un centavo en los bolsillos me voy al parque directo a descansar, me siento en la esquina a pedir monedas con la mano derecha en alto, algunas personas se compadecen y me dejan unos pares de centavos, el vino está escondido ya que nadie le daría limosnas a un mendigo tomando alcohol, una adolecente con un bebe está a unos pocos metros míos también mendigando monedas o comida, que me está mirando con mala cara desde que llegue ya que, ella está desde antes.

La primera regla para vivir en la calle es no meterse en problemas ya que uno en la calle está solo, y no se sabe lo que puede llegar a pasar, así que decido marcharme de ahí, además parece que a la pobre mujer le hace más falta, espero que antes de gastarse lo poco que gana en merca o pasta base y que sea lo suficientemente consiente como para comprar algo de comida para el pobre bebe que lleva en brazos.

Son las síes de la tarde el sol está bajando al igual que la temperatura, las luces del parque están prendidas y yo sentado bajo un gran jacaranda tomando mi vino tranquilo y en paz, no tendré una hermosa mujer pero la compañía del alcohol me es más que suficiente, no tendré un pastor ingles pero los perros de la calle son más que suficientes, no tendré una biblioteca en una casa del tipo inglesa pero tengo tres viejos libros de Bukowski y una frazada para abrigarme y eso es más que suficiente.

Espero soñar con su hermosa cara otra vez y quizás mientras este inconsciente sea verdaderamente feliz… hace tanto tiempo que no siento esa sensación que ya me olvide como era, al decir verdad me olvide de tantas sensaciones, desde acá se puede ver la avenida Rivadavia, y los autos no paran, es como una coreografía, las parejas pasan de la mano parecen tan felices, felices y limpios, al menos más que yo seguramente , el roció los moja de a poco pero parece no importarles, ellos se besan, disfrutan, viven, pareciera que nada más existe a su alrededor, y me da tanta envidia, lo único que puedo llegar a dejar de legado si uno de estos días me pasa algo será como pasar frio y hambre en esta ciudad de concreto, hay veces que creo que le estoy robando el oxígeno a alguien que realmente le importe seguir respirando, ¿cuándo será el día en que se termine esto?

¿Hasta cuándo?

¿Cuándo será el día en que me alcance el sueño eterno y que finalmente alcance la realidad que solamente habita dentro de mi cabeza?

¿Será la única opción?

Yo creo que sí.

Solamente me queda disfrutar de los pequeños momentos que me da la vida día a día, como por ejemplo mirar hacia el cielo cuando cae el roció, o apreciar los bellos paisajes urbanos que nadie tiene en cuenta, algo lógico viniendo de una pseudo-persona que nadie tiene en cuenta.

¿Y si dios enviara sus ángeles?


N.E.C
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Descripción

Palabras Clave: melancolia soledad realidad frio crudeza

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos


Derechos de Autor: Nec

Enlace: http://nec6.blogspot.com/2010/06/calma-mi-frio.htm


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