Se subieron todos a la carreta de la realidad
La que manejaban el lapiz y el ahora muerto
(pero que habia resucitado)
Subieron la horas de dos horas
Subio la loca fantasia de una realidad alterna
Subio la agenda patas parriba
Subio la etica gotica que me permitia todo.
Subieron tus comentarios seductores
Subio tu sonrisa picara
Subieron tus ojos humedos de placer y brillantes de deseo
Subieron mis manos insuficientes
Subio nuestra ingenuidad de pensar que esto podia durar,
no doler, no afectar.
Subio la eterna espera de nuestra proxima cita

 
Subio la jockey que me cabalgaba . . .
todavia asustada por lastimarme y tambien diciendo: “gracias”.
Vimos subir con terror a tu boca magica, la lengua inquieta y tus manos de canasta.
Tambien subio el duende de las 3 frases:
- “quiero”
- “no quiero”  y
- “debemos parar”[1]
 
Con la ingenuidad de un niño, creyeron que iban
a un paseo con retorno, pero no, el veredicto era firme.
 
 
 
 
Pero se quedaron varias piedras
Quedo un licor sin abrir
Quedo un vaso sin usar
Quedo la esperanza de un si
Y una noche virgen.

Quedaron las ganas de verte vestida de blanco
Quedaron mis ganas de verte en todos tus zapatos
Y quedo mi erupcion sin usar   : (
(Quisiera decir que me la debes)
Tambien quedo mi amor por el barcelona,
nunca olvidare esos 3
(Si, fueron 3, yo los conte)
Quedo la noche mas loca de mi vida
Quedo el recuerdo del cuerpo mas tremulo y deseado
Quedo la foto de los meses mas hermosos de mi vida
Quedaron los elogios a mi enfermo.
 
Y tambien me quedo
con la certeza que me disfrutaste y no que me soportaste.
Me quedo con ese tono de tu voz,
ese que nunca sabes cual es… pero que inevitablemente, levantaba muertos.
Me quedo con las palomitas de caramelo ( que tu te empacaste la mitad )
Me quedo con mi adorno, gracias
Me quedo con la primera vez que me hablaste de tu.
Me quedo con haberme sentido deseado por primera vez.
Me quedo con tu voz diciendo “papi”
Me quedo con Mayo
Y tambien con Junio¡¡¡¡
Me quedo con: “ahhh tiene puertita”
Me quedo con tu perfume, que se adhiere a mi piel por dias, como el de tu casa en mi mano.  Y que me lo recuerda la noche, cada que en la madrugada, me despierta el deseo.

 
 
Y me quedo con las ganas de firmar este poema, diciendo tu nombre.
 
 
 

 

[1] Se quedo el no.   Que sigo  esperando que se convierta en si alguna noche.