Ahora  que vuelas hacía mí,
recuerdas ¿cuántas veces
te he dicho que  TE AMO?
Has pensado, cuánto tiempo te he
esperado  espiando por la ventana
con los ojos inundados de añoranzas.
Ahora, mis manos te reclaman,
te atraigo hacia mi
como las olas atraen a las arenas gentiles
entre sus sedas blancas de espuma.
 
Te espero, en la esquina  brumosa del tiempo,
y miro por encima de la ansiedad para verte llegar,
añorando que tus golondrinas felices
me anuncien tu regreso.
Busco tu mirada clara
en el agua  nítida que me baña los pies,
Hurgo en la liquida superficie, buscándote,
para que me guiñes con tu sonrisa
desde las ondulaciones de la corriente,
entonando la canción eterna,
que me recuerda la polifonía de tu voz.
 
Y ahora que vuelas hacia mí,
enumero las veces que me has besado
en este mismo umbral
descerrajado de tu ausencia.
Sigo escudriñando el azul del cielo,
para adivinar  en el aleteo de avecillas
que tu regreso está pronto.
Sucumbirán en mi abrazo,
el polvo de todos tus caminos
que no has recorrido conmigo.