otros mitos: poetas gay. Sor Juana Inés de la Cruz
Publicado en Sep 17, 2010
Mi divina Lysis
Divina Lysis mía: perdona si me atrevo a llamarte así, cuando aun de ser tuya el nombre no merezco. A esto, no osadía es llamarte así, puesto que a ti te sobran rayos, si en mí pudiera haber atrevimientos. Error es de la lengua, que lo que dice imperio del dueño, en el dominio, parezcan posesiones en el siervo. Mi rey, dice el vasallo; mi cárcel, dice el preso; y el más humilde esclavo, sin agraviarlo, llama suyo al dueño. Así, cuando yo mía te llamo, no pretendo que juzguen que eres mía, sino sólo que yo ser tuya quiero. Yo te vi; pero basta: que a publicar incendios basta apuntar la causa, sin añadir la culpa del efecto. Que mirarte tan alta, no impide a mi denuedo; que no hay deidad segura al altivo volar del pensamiento. Y aunque otras más merezcan, en distancia del cielo lo mismo dista el valle más humilde que el monte más soberbio, En fin, yo de adorarte el delito confieso; si quieres castigarme, este mismo castigo será premio. Soneto CXLV - A su retrato Este que ves, engaño colorido, que, del arte ostentando los primores, con falsos silogismos de colores es cauteloso engaño del sentido; éste, en quien la lisonja ha pretendido excusar de los años los horrores, y venciendo del tiempo los rigores triunfar de la vejez y del olvido, es un vano artificio del cuidado, es una flor al viento delicada, es un resguardo inútil para el hado: es una necia diligencia errada, es un afán caduco y, bien mirado, es cadáver, es polvo, es sombra, es nada.
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Guillermo Capece