Ciertamente no sé a dónde me llevarán mis caminos. He tomado las vías del trabajador y del gandúl, las del emprendedor y las del badulaque, las caminerías del consagrado y las del apóstata.Y vacilo, porque mi voluntad vadea con el viento. He escrito a la aberración y al lirismo, dejándome a mi mismo caer a vuelta y contravuelta y, sobre mi espalda crece una mancha con olor a poesía. No es que la haya encontrado ya, pero ella me ha invadido con sus torrenteras y sacado de mí solos y fragmentos que consideré impensables. Lo bueno y lo malo se escriben en mis miembros mientras yo me cubro con eucaliptus de fuego.He vivido en las sacudones de mi pensamiento sigiloso, que se esconde tras unas letras para evadir el que es pensamiento.He entrado a la debacle y salvación de mundos intrincados allí donde la imágen se vacía y queda uno desnudo de conceptos. Mi lengua ha lamido toda la sal del desamor del mundo y el estupor infinito de mis huesos que se compactan y levantan sólos. Otras orillas hay, otros comienzos, más allá de mi compacto mundo de abstracciones: Me abriré a derecha y a izquierda para ír hacia dispares ponientes sin reparar en las direcciones de la brújula. Quiero vivir abarcándolo casi todo, aunque a mayor esfuerzo que haga me diluya y, ciertamente, morir entre brazos de fuego y una piel blanca y carbónica que me insufle fuerzas y me enseñe todas las conjugaciones del verbo amar.Que mi cuerpo quede bajo las dunas y que los vertiginosos ponientes me invadan como arroyos....Creo que eso es verdaderamente lo que deseo: Al final de cuentas....No lo sé...Quizás los conceptos me lleven en los vientos a vidas posteriores a las que marcaron a los sátrapas y a los más anémicos bohemios.