Nada nuevo ante el mar oscuro delirante
que mirara desde sus secretos el sajón.
Ciñiéndose a la playa como una costra triste
y dejando en cada residuo algo de sus tentáculos.
Cada generación los ojos cansados de esperar y soñar
en toda esa conjunción de aspavientos de trapos verdes.
La sal poniendo en cada estirpe la misma caligrafía
y el hombre tatuado en el ponto como un criptograma.
Los que esperaron vieron dragones, paladines,morsas, náufragos
cañaverales hinchados a punto de explotar
elevados gritos extenuados al cielo.
Pero a cada rato la incosistencia salida de la bruma
y el barco maltrecho que rehusa darse topes con el faro.
Se crean historia dilusorias en las playas pintadas
que no están regidas a los bamboleos del ángelus.
El mar, noción infinita, se desgasta en las muchachas sin bambalinas
y es poroso en la división de los más recortados ensueños.
Hay caballitos sin estribos pequeños como lunares
y algas apagadas que buscan trepar en cuellos macerados.