Si bien es cierto que no todo lo que brilla es oro, tampoco lo es que todo oro tiene brillo. Hay personas que parecen como entumecidas en su carcaza y guardan grandes riquezas.No se acercan a nadie, esquivan a la mayoría: Son claveles de pureza enclavados en el mismo corazón de la tarde.Contemplan clandestinamente la mañana y huyen de los arrullos. No se detienen en el fulgor de su fuga hasta que se sienten en ausencia de otros. Juegan a ser herrumbre y hacerse pasar por desapercibidos, pero sus joyas internas están intactas y son volcanes de conocimiento y valentía.Este, indudablemente, es el oro más valioso que se pueda aspirar tener: Su amistad. Son verdes en su aspecto de extrema sequía y saben alejar los tirones que rondan a las almas tanto de las señoritas o de las emperatrices. Vienen en forma de hombres y mujeres tímidos.