LA SASTRERA
Publicado en Sep 25, 2010
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Era jueves por la tarde, cuando José M. salió de la pensión en búsqueda de una sastrería, porque debía conseguir un traje negro, pues había sido citado desde el juzgado.
Caminó largo rato por un barrio completamente desconocido, observando casi con profundidad las casas bajas de construcción robusta, acompañadas por enormes y viejos árboles, de los que caían varias hojas ruidosas sobre un frío y deteriorado cemento.
Cuando decidió entrar en un mesón, ubicado justo en una esquina, que parecía un lugar histórico, pidió un refresco y en el momento en que el mozo le atendió, se le ocurrió preguntarle donde podía encontrar una sastrería.
El mozo le indicó que a pocas cuadras encontraría la mejor sastrería del barrio. Decidió dar por terminado el descanso, le pagó al mozo y justo cuando traspasaba la puerta del mesón, uno de los empleados le dice en voz alta:
- ¡Adiós señor! ¡y suerte mañana en el juzgado! -
Tras lo cual José M. agradeció, y cerró la puerta con lentitud dirigiéndose hacia la sastrería, la mejor del barrio, pero sin dejar de preguntarse como es que sabían lo del juzgado.
Sintió ganas de fumar. A pocos metros de su objetivo dio con un kiosco que tenía un toldo de aluminio pintado de rojo, aunque desgastado, quizás, por el tiempo y probablemente por la lluvia y el sol.
Sació su vicio. Apagó el cigarrillo con el pie izquierdo, pisándolo con ganas, giró su cabeza para contemplar ese barrio, donde tan a gusto se sentía, pues ese lugar lo había transportado por un instante a su lejana  infancia. Entró al sitio que estaba buscando desde que salió de la pensión.
- Buenas tardes -dijo amablemente -
- Buenas tardes señor -dijo el sastre, un hombre mayor, bien vestido y de una autoritaria voz -
- Aquí tengo lo que usted necesita -agregó el sastre enseñándole varios trajes colgados en sus respectivas perchas-
- ¿Puedo mirar otros? -preguntó antes de elegir -
- ¡Desde luego!, señor
Había detenido su mirada en uno que estaba arrumbado a un costado, colgado de una percha rota.
- Puede pasar al probador y...
- No se moleste -interrumpió José M. al sastre de quien notaba un dejo de hostilidad - ya he comprendido lo que debo hacer -
Pasados unos minutos José M. sale del probador para que el sastre realice ciertos arreglos
- Bueno por lo visto me dará usted un gran trabajo -mientras clavaba alfileres en la tela del traje para ajustarlo -
- Discúlpeme, señor -dijo José M. -
- En fin ¡párese derecho!, es decir, ¡firme! Con los brazos pegados a los costados ¡La gente de baja estatura no debería llevar trajes! Tendré que modificar este traje casi por completo -murmuraba el sastre -
- Perdón. Quizás debí elegir otro -aclaró José M. -
- ¡No! Este está bien. Es muy elegante. ¡Me encanta! Lo felicito por el buen gusto, ha usted elegido un maravilloso traje. Trabajaré toda la noche para que pueda disponer de él mañana mismo. ¡Con toda seguridad va a impresionar a todos en el juzgado!
- ¿Cómo lo sabe? -preguntó José M. -
- ¿Se refiere al juicio? -dijo el sastre haciéndose el distraído -
- ¡Sí! Desde luego
- Señor, todos aquí sabemos que usted mañana deberá apersonarse al juzgado y declarar ante el juez.
- Por su comentario deduzco entonces que me estaban esperando. ¿No es así?
- Sí. Así es señor. Y ha llegado usted puntualmente al barrio.
- Además, y contrariamente a lo dicho hace un instante, entiendo que de ninguna manera fui yo quien eligió este traje negro, el cual, estaba en la última fila del perchero, como si cumpliese una particular penitencia -dijo José M. -
- ¡Buena observación! Y, dígame, entonces ¿cómo es que lo eligió?
- Pues no fui yo. Fue él quien me eligió.
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Foto del autor Gustavo Milione
Textos Publicados: 148
Miembro desde: Apr 02, 2010
3 Comentarios 285 Lecturas Favorito 0 veces
Descripción

Relato breve sobre un ocasional individuo, enredado en un misterio: la citacin a un juzgado; un traje, el cual deba ser de color negro y los habitantes de ese barrio, personas muy extraas...

Palabras Clave: Misterio proceso culpa

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos


Derechos de Autor: Gustavo Milione


Comentarios (3)add comment
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Gustavo Milione

Guillermo: ¡muchas gracias por el elogio! Y por tu comentario respecto al texto. Justamente esa era mi intención: despertar cierta inquietud ante quien lo lea. ¡Gracias!
Responder
September 27, 2010
 

Guillermo Capece

Sí, tiene aires de Kafka, pero esta bien escrito: la situacion inquieta al lector.
Guillermo
Responder
September 26, 2010
 

Gustavo Milione

Este simple relato que escribí lo dedico a mi abuelo paterno: José Raúl Milione (José M.) quien desde algún lugar, tal vez, esté sonriendo al ver que sigo las lecturas de su escritor (y el mío) favorito: Franz Kafka.
Responder
September 26, 2010
 

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