Pistolazo
Publicado en Sep 29, 2010
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Hoy llovió toda la tarde, es una cagada salir del trabajo con la lluvia todavía en las calles, salgo de trabajar con mi bolso al hombro y caminando con la cabeza gacha, siempre estoy solo ya que no tenemos trato con mis compañeros, al trabajar en una metalúrgica cada uno hace su trabajo individual en su máquina, creo que algunos de ellos todavía no saben cómo me llamo, hay un tipo llamado Nathan que siempre me acompaña a la salida hasta la parada del colectivo, es un tipo muy charlatán, creo que le caigo bien, todavía no sé por qué, no me gusta hablar con personas que no conozco, solamente lo escucho, es el único ser con el que tengo contacto , no me cae bien, pero tampoco mal, creo que dios me creo para estar en soledad, toda mi vida o la mayor parte de ella la pase en soledad, hace seis años que vivo solo, tengo 25, en casa era exactamente lo mismo siempre éramos como extraños que Vivian en la misma casa, tengo que salir a saludar a la gente en mi cumpleaños si no, no se acuerdan, pero después de todo eso, realmente me siento bien, ya que al vivir en la soledad me siento más seguro, más refugiado ante cualquier posible ataque, no tengo nada que perder ni nada que arriesgar, podría desaparecer ahora mismo que nadie lo notaria, el día tiene un color sepia desde mi ventana en mi departamento veo la calle, son las cinco de la tarde la lluvia se calmó y lo que queda del sol se está dejando ver, una mescla de color naranja y amarillo, mi ventana da directamente a el paso nivel, los trenes pasan sin parar todo el día hasta la medianoche, gracias a ello el alquiler es realmente bajo, tengo insomnio desde pequeño por más cansado que este no puedo dormir, a veces puedo pasar hasta tres días despierto para finalmente poder dormir, o a veces duermo dos horas cada dos días y luego duermo un día entero las 24 horas seguidas, este ritmo de vida es extremadamente estresante, los días son muy largos, así que aprovecho para hacer horas extras en el trabajo, llego a hacer hasta ocho horas extras y cuando llego a casa me pongo a escribir cosas como esta hasta que sea nuevamente la hora de trabajar, tengo dinero de mas pero no sé en qué gastarlo, me compre una notebook es más cómoda para escribir, es para lo único que la uso, no se darle uso para otra cosa.
Ah también me compre una cámara Minolta XG-M, confió mas en un rollo que en las cámaras digitales, siempre fui un aficionado de la fotografía, sería una buena y digna forma de ganarse la vida, pero lamentablemente no tengo el talento necesario para ello, tome fotos a las vías del tren, recorrí un poco las vías, metiéndome cada vez más dentro, las paredes están adornadas con Grafitis de todo tipo, siempre me encuentro con el mismo paisaje, la mayoría de los adictos duermen en los costados de la vía, siempre me miran cuando paso sacando fotos, siempre me piden dinero, una vez les di 5 pesos para que me dejaran de molestar, pero ahora cada vez que paso me vuelven a pedir, creo que fue mala idea, cuando vuelvo a casa, siempre me siento en la cama con mi taza de cereales y pienso, “que mundo de mierda”, cuando me quedo sin cigarrillos tengo que caminar unas cuadras hasta la avenida Rivadavia, es uno de los pocos quiscos de 24 horas, ¿qué es lo que me cruzo a la 1 de la mañana?, borrachos, putas, adictos, ladrones y hasta algunas nenas, nenas de quince años totalmente drogadas, prostituyéndose, me da mucho, mucho, asco la sociedad actual y me da más asco que no le importe a nadie, cuando regreso veo más de lo mismo, con los cigarrillos en mi bolsillo camino por el mismo camino que me llevo hasta ahí, totalmente indignado y muy preocupado por mi integridad, ya que cualquiera es presa fácil a estas horas, dentro de seis horas voy a trabajar nuevamente, llego a mi departamento y me sirvo un vaso de Coca-Cola, y no puedo creer que la palabra Coca-Cola este en el diccionario de Word, las sirenas suenan afuera, la noche está fresca y muy despierta, se pueden escuchar gritos y voces por todas partes, miro por mi ventana como siempre y veo gente caminar, algunos volviendo asustados a sus casas por tener que pasar por ese maldito paso nivel, las prostitutas meando al costado de la vía, mientras la otra aspira cocaína y se retoca el maquillaje, la policía que pasa y las saluda hasta como con simpatía, como si fueran los clientes más queridos, y a esta altura que no tengo ninguna duda, la policía en este valle de nadie , es siempre el villano, el enemigo público número uno, aquí y en todas partes, como se habrán dado cuenta paso gran parte de mis días y noches viendo por la ventana, es que no tengo TV ya que no me gusta, solamente tengo un montón de libros que están desparramados por toda la habitación y cuando me canso de leer siempre me siento a ver qué pasa en el mundo exterior, como siempre en soledad desde mi bunker, observo todo lo que la gente hace y lo que más duele todo lo que la gente no hace, vivo en un país de ventajistas y atorrantes, no sé de dónde sale el famoso y odiado orgullo argentino, en lo personal yo no veo razón para estar orgullosos.
Ya son casi las siete de la mañana voy a empezar a vestirme y bañarme para ir a trabajar.
 
Hoy fue un día igual de productivo que ayer, hice solamente tres horas extras por que me estaba aburriendo, hoy llegue a casa a las ocho de la noche un poco más tarde, mientras venia me compre el libro El cartero de Charles Bukowski, me lo recomendaron en la librería cuando les pregunte si sabían de algún libro que trate sobre la mediocridad y la  cotidianeidad, después de comer voy a leerlo un poco.
Hoy me topé con un tipo extraño en el tren, me tube que tomar el tren ya que fui hasta el centro hasta la librería, me topé con ese tipo extraño en el tren que me comenzó  a hablar, me dijo que me conocía, que pasaba todos los días por el paso nivel y me veía esperando el colectivo, el tipo parecía una especie de misterioso  empresario, estaba de traje y llevaba un maletín, muy bien vestido, me pregunto ¿qué haría viajando en el tren línea Sarmiento?, como saben, no me gusta hablar con extraños por eso no se lo pregunte, me dijo que si alguna vez necesitaba conseguir algo, cualquier cosa que le avisara, me dio su tarjeta personal, tenía solamente su número de celular, la tarjeta era blanca y en negro llevaba escrito – “Marcos inc.” y su número de celular escrito debajo de esas letras, por suerte creo que a estos tipos es mejor tenerlos de aliados, baje en once y fui a la librería que visito siempre, queda sobre la calle corrientes, es muy vieja y venden libros de segunda mano, pero conozco a los dueños, son una pareja de ancianos que vivieron de eso toda su vida, y sería muy hipócrita de mi parte comprar libros en casas como “El ateneo” pudiendo ayudar a personas como Miguel y Marta, esos son sus nombres, dos personas encantadoras, siempre me invitan con algún mate cuando me ven llegar, pero sinceramente quedarme a compartir algo así me produce una especie de incomodidad, la mayoría de las veces no sé cómo actuar, no sé de qué hablar, así que siempre las evito aludiendo que tengo algún compromiso, cosa que nunca es verdad, nunca tengo nada que hacer, cuando me trajeron el libro de Bukowski lo compre inmediatamente, confió mucho en su palabra de críticos, además me gusto el dibujo de la tapa parecía una de esas pinturas… bueno realmente es una pintura, no se mucho de arte, pero parecía una especie de cuadro muy antiguo, la tapa era una pintura de un buzón abierto y una mujer cruzada de brazos tras de él, le pregunte a Miguel si no tenía otro libro de este tipo, me contesto que si, así que le dije que lo leería y si me gustaba volvería por más.
Luego pase por el supermercado, compre unas papas y un poco de carne picada, y luego me propuse a cocinarlas, bolas de carne con puré fue lo que cene hoy, lave todo, me bañe y cuando Salí del baño secándome el pelo con la toalla mire hacia la silla de mi habitación y vi el libro que sobresalía de la bolsa, deje la toalla encima de mi cama tome el libro y me senté en la silla al lado de la ventana a leerlo.
En una hora y media casi cien páginas, este tipo es jodidamente brillante, me dieron ganas de beber, tengo un poco de ginebra en una petaca así que con eso bastara, cuando tienes insomnio beber alcohol es lo peor, ya que no te puedes dormir tienes que soportar como tu borrachera se convierte en resaca, para la mayoría de la gente la borrachera tiene un final que es cuando se van a dormir, para mí no, es una lenta agonía, tu boca se seca poco a poco, tiene que lidiar con eso por horas, así que nunca estoy borracho, pero esta noche tomare unos tragos, voy a buscar los cigarrillos en mi mochila y encuentro un paquete semi-vacío solamente quedaban dos eran las doce de la noche, los trenes no pasaban más y era hora de salir al quiosco de Rivadavia como casi todas las noches, voy a empezar a comprar cigarrillos por tiras, pero tengo miedo de aumentar la cantidad que fumo, es una paradoja, pienso en eso mientras me ato los cordones.
Salgo a la calle con mi campera verde militar, hace unos días está muy fresco hacen casi diez grados y eso que hace poco que entramos en primavera, con los brazos cruzados voy por la calle, las prostitutas están con unas faldas cortísimas, no tengo la menor idea de cómo soportan este frio, caminando rápido por Rivadavia me choco hombros con un pibe de 15 años aproximadamente totalmente alcoholizado, me grita algo que no llegue a escuchar, sigo mi camino, veo una chica que no había visto antes en el quiosco que voy siempre, era muy bonita, tendría unos veinte años, de pelo castaño obscuro, de baja estatura, me deslumbro, ¿qué hacia esa flor creciendo en este pantano envenenado?, ella no me miraba a los ojos, parecía triste, le pedí un paquete de Philip Morris box, lo busca y me lo da en la mano le pago, me da el vuelto me dice gracias y sigue mirando la televisión, todo eso sin mirarme, quede muy impresionado, ¿qué le habrá pasado a Pablo el tipo que atiende siempre?, en fin regrese a mi departamento  y volví al libro, sorprendente, realmente sorprendente, me sentía literalmente un cartero explotado por la vida, lo termine en cuatro horas y después de tres vasos de ginebra y diez cigarrillos, fui al baño a vomitar para que no me haga tanto efecto en alcohol, en fin, solo faltaban tres horas para volver a trabajar, tome mi guitarra acústica y comencé a tocar, muy bajito, ya que la vecina tiene muy pocas pulgas y no tengo muy buena relación, de a poco el sol comienza a asomar y es hora de tomarme un café darme un baño y salir a trabajar.
 
Hoy llovió cuando me iba a tomar el colectivo, está bien, me gusta la lluvia al contrario de la mayoría, me gusta ver la cuidad gris y apagada, pareciera que los autos contaminan menos, la gente grita menos, no hay tanta contaminación sonora, hasta pareciera que el tren hace menos ruido al pasar por mi casa, creo que eso es por que nos distraemos un poco con el ruido de las gotas chocando y muriendo contra el cemento, todo el da estuve pensando en la chica del quiosco de las 24 horas, hoy iré de nuevo, comí un poco de arroz blanco para la cena y me bañe, antes de venir a casa pase otra vez por la librería de la calle corrientes para llevarme otro libro de Bukowski, esta vez me traje a casa su libro – mujeres- , lo leeré esta noche, salgo de la ducha, me pongo mi campera verde y salgo a la calle, las calles están mojadas, las luces naranjas se reflejan en la calle, los autos pasan cada tanto, son la una de la mañana y todos los animales están en las calles como todas las noches, paso lo más rápido posible, cuando estoy llegando a mi destino, veo que dos borrachos están en el quisco molestando a la chica, la insultan y se llevan lo que tienen a mano y siguen caminando, apuro el paso los sigo, cuando los alcanzo, les pido amablemente que devuelvan las cosas, me insultan y siguen su camino, los vuelvo a seguir, y con la mano derecha tomo a uno del hombro y lo giro hacia mi lado, acto seguido, vuela un puñetazo que me pega en el pómulo izquierdo, cuando trato de levantar la mirada, otro golpe me tira al suelo, me cubro la cara con los brazos y levanto las rodillas para tapar mi estómago, me golpean todo el cuerpo, luego siento un profundo dolor en la parte superior de mi pelvis, al venir la policía se van corriendo, me toco el estómago y cuando me veo la mano, estaba cubierta de sangre, me habían apuñalado, no sé con qué pero me ardía muchísimo, la chica del quisco viene corriendo a socorrerme y pide ayuda a los gritos, la policía se acerca con toda la calma del mundo, me abren la puerta para trasladarme a un hospital, la chica me ayuda a levantarme y me sube al patrullero, me da las gracias con cara de preocupación y me deja en el asiento trasero del Ford Focus.
Viajando al hospital, los dos policías me peguntaban cosas que  simplemente no podía contestar, estaba perdiendo mucha sangre y comenzaba a ver puntos blancos por todos lados, me desmaye en la ambulancia, me desperté en la cama del hospital Italiano, cerca del Parque del Centenario, la enfermera me despertó me pregunto cómo me sentía, le conteste que genial, así que en ese mismo momento me retire del lugar, tenía cuatro puntos en el estómago, llegue a casa y llame al trabajo explicando todo lo ocurrido, me habían dado cuatro días de reposo, en el trabajo me entendieron y me desearon una pronta recuperación, era entendible, nadie pasaba más tiempo trabajando que yo, ni siquiera el presidente de la empresa, colgué el teléfono y comencé a mirar por la ventana, solo veía drogadictos y vías de trenes, era pleno medio día y esos malvivientes estaban mesclados entre niños que iban a escuelas católicas y gente decente, mendigando, drogándose a tres metros de una madre con hijos, YO tenía que poner fin a eso, al fin le había encontrado el sentido a mi vida, YO limpiare esta maldita y negra cuidad, me acorde de la tarjeta que ese tipo raro me dio en el tren, lo llame desde la calle, le pregunte que estaba teniendo algunos problemas y que necesitaba protección, me contesto que tenía mucha variedades de productos que me podían llegar a interesar, me dijo que nos reunamos en una hora en Plaza Francia, que estaba cerca de allí, en el monumento, acepte, me cambie y Salí para allí.
 
Al llegar al monumento, lo espere, y a los cinco minutos apareció, eran aproximadamente las cuatro de la tarde, vino como siempre muy educado, con su traje y su maletín, lo apoyo en la base del monumento y lo abrió, tenía en su interior, siete revólveres, tres automáticos, dos magnum  y dos pequeños, después de pensar un poco me lleva dos automáticas, hermosas, le pague en dólares y me fui, realmente tenía la intención de gastar un poco más, pero creí que con dos era suficiente, me ofreció una hermosa pistolera para llevarlas al costado del pecho, la tome, también me ofreció un permiso para portación de armas de fuego completamente legal, también lo tome, luego me comenzó a ofrecerme drogas, autos robados, mujeres, sicarios, dije que no, le di la mano y me fui. Cuando volvía pase por una casa de electrodomésticos y vi una cámara de video Sony que me gustó mucho, así que entre y la compre, todo con el dinero que había juntado haciendo horas extras, volví a casa y finalmente pude dormir después de tres días de no hacerlo.
 
Cuando me desperté Salí a la calle con mi cámara, eran aproximadamente las doce del mediodía, había dormido 18 horas y nuevamente me sentía bien, fui a comprar el diario y caminando por las vías llegue a la estación de Caballito subí a la calle y comencé a grabar los trenes como pasaban , me habré quedado aproximadamente una hora, luego volví, comencé a buscar algún lugar  donde enseñaran tiro, ya que tenía mi licencia podía practicar tranquilamente, encontré un pequeño aviso y Salí para allí, cuando llegue me explicaron los conceptos básicos sobre como dispara un arma de fuego, era mucho más fácil de lo que creía, de regreso a casa, volvía en el colectivo y me baje a dos cuadras del quiosco donde atendía la chica, pase y ella no estaba todavía era muy temprano, me fui a casa a leer el libro de bukowski que todavía no había comenzado a leer, esa noche no comí nada, solamente me quede por la ventana leyendo, ya era de noche y había terminado el libro, salí a comprar cigarrillos pero esta vez estaba preparado para cualquier cosa,  tenía mis 9mm encima, estaba tranquilo, llegando al quiosco la veo a ella estaba leyendo una revista, la saludo, con una sonrisa, me mira a los ojos y su cara formo un gran gesto de felicidad, me agradeció repetidamente por tratar de defenderla la otra noche, la invite a tomar un café cuando ella pudiera, acepto, con mi cigarrillos, mi felicidad y su número de teléfono me retire, resultaba ser que se llamaba Pamela y estaba libre este jueves.
 
Comencé mi regreso a casa cuando estaba cruzando el paso nivel, escucho unos gritos que provenían de las vías, no llegaba a ver lo que pasaba, los gritos eran de una mujer, entro a la obscuridad de las vías con mis manos en las armas que tenía encima, me acerco despacio se trataba de dos chicos que estaban intentando violar a una jovencita, que gritaba desesperada, uno de ellos se le subió encima y con su mano derecha le tapaba la boca, no me escucharon llegar, silenciosamente saco mis armas me acerco a unos pocos metros de ellos, estaban de espalda, la chica me vio e intento gritar más aun, le apunte a la cabeza de él que estaba encima de ella y gatille, la bala impacto en la parte trasera de su cabeza abriendo un gran hueco y salpicando todo con sangre, cuando giro la mirada su compañero le apunte con ambas armas y le dispare cuatro veces en el pecho,  cayó en el piso soltando un charco de sangre lentamente, levante a la chica, que asustada me dio las gracias, le dije que se alejara y que no me reconociera y seguí mi camino por las vías, guarde mis armas, y puse mis manos en los bolsillos de mi campera militar y con la cabeza gacha camine por las vías, veo a lo lejos una pequeña fogata y unos cuatro tipos alrededor, fumando, uno de ellos me ve y se pone de pie, los otros también comienzan a hacer lo mismo, lentamente me acercaba con mis manos más cerca de mi pecho, me abro la campera saco las dos armas y los apunto, cuando se dan cuenta comienzan a correr, al que tenía enfrente le dispare dos balazos en el pecho uno con cada pistola, cae al piso, comencé a correr, le disparo en la pierna a uno de ellos que cae al piso y comienza a gritar, sigo corriendo a los otros dos, le disparo en el hombro a uno, no cae, le disparo nuevamente, y cae al piso del dolor, solamente me quedaba uno solo, sigo corriendo pero era demasiado rápido y todos los años de fumar finalmente hicieron efecto, regrese lentamente por las vías, los veía a los dos tirados gritando de dolor, recargue los cartuchos me acerque al primero, y le dispare en la cien, fui caminando hacia el otro, las sirenas ya se podían escuchar a lo lejos, le dispare en el pecho mientras se arrastraba tratando de huir, y seguí mi camino, regrese a mi departamento rápidamente, me di un baño y me prepare de comer, me recosté en la cama y me quede pensando, nunca me había sentido mejor en mi vida, creo que hoy hice un bien, por lo menos salve a esa chica y me deshice de esos cuatro adictos, que seguramente si otro pasaba por ahí terminaba con una puñalada, la revolución estaba empezando y yo era el juez y el verdugo, por primera vez tenía el poder para cambiar el mundo.
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Palabras Clave: noches calle trenes sensaciones soledad impotencia

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos


Derechos de Autor: Nec

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