Idilio
Publicado en Jan 28, 2009
Idilio
Una tarde otoñal de beldad dotada, cuando el sol extinguía su luz sin pena, su candor juvenil recostó en la arena, incitando a la mar a danzar sutil Demacraba el cielo ante tal belleza; el cabello al viento, la tez tostada, cual estrella del cielo arrebatada, esperando al amado, verlo llegar Y ante unos pasos de andar pausado, abriendo los ojos apenas, ¿Quién llega? ¿Quién osa irrumpir mi estancia serena, y el cantar callado y ausente del mar? Soy yo desde la distancia contemplando el horizonte, que avanzar no me deja, por tu tierna belleza ante mi se queja prisionero y atado a tu mirar. Mas de pronto sin voz el firmamento, recuperar pretende su luz perdida; en el ocaso esboza una despedida; y el amor se extiende a la eternidad.
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